Capitulo 8

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Hürrem la miró asustada cuando cayó al suelo, pensando en que no la había golpeado tan fuerte, al menos no para haberla dañado de ese modo.

— Sultana, ¿que vamos a hacer ahora? — Esma la miró.

— Llama a la doctora, di que la encontraste así. — Hürrem trató de respirar y calmarse. — Ni se te ocurra mencionar mi nombre Esma.

— Como ordene sultana. — la mujer reverenció, yendo por la doctora.

Hürrem entonces la miró nuevamente antes de huir del lugar, no le convendría que la vieran junto a ella, pues si algo le pasaba, la iban a responsabilizar por eso.

Esma llegó hasta la enfermería rápidamente, acercándose a la doctora, quien la miró con confusión.

— ¿Que pasa mujer? — preguntó al verla angustiada.

— Encontré a una concubina en el suelo, no se que le pasa. — habló.

— ¿Donde está?

Esma la guió hasta los aposentos de Mihrimah, mientras la doctora la sacaba del lugar para examinar a la pelirroja.

Sonrió aliviada al saber que lo que la joven tenia no era grave, la mujer estaría bien y despertaría en cualquier momento.

Salió de los aposentos dejándola dormir por mas tiempo, debia recuperar fuerzas y sobretodo debia descansar, era indispensable para si recuperación.

Hatice observaba a su madre negando, no estaba de acuerdo con su plan para ayudar a Hürrem y tampoco creía que el sultan la perdonase cuando regresara de la campaña.

— Madre, ¿que le diremos a su majestad cuando vuelva? — preguntó, quería hacerla entrar en razón.

— Diremos que escapo o que cometió suicidio, ya pensaré en algo. — ella la miró.

— El la ama madre, no va a perdonarte esto. — la miró con seriedad.

— Se le pasará Hatice, ella solo es una concubina mas. — la sultana la miró con advertencia, no quería escuchar mas del tema.

— Como digas madre. — ella negó, estaba segura que no seria así.

Unos toques a la puerta interrumpieron su conversación, mientras Daye entraba con un gesto de preocupación en su rostro.

— Sultanas. — reverenció.

— ¿Que pasa Daye? — la sultana madre se levantó de su asiento.

— La señorita Mihrimah se ha desmayado sultana, la doctora la revisó. — Daye negó.

— ¿Que tiene? — preguntó borrando su sonrisa.

— Está embarazada sultana.

— No es posible. — la sultana madre negó. — No puede ser posible.

— La doctora lo ha confirmado sultana.

Hürrem entró en ese momento a los aposentos con una enorme sonrisa, traía en sus brazos a su pequeño príncipe.

— Madre. — besó la mano de la sultana, percatandose del ambiente pesado que habia en el lugar. — ¿Que sucede?

— Está embarazada Hürrem. — la sultana la miró.

— ¿Quien está embarazada? — preguntó confundida.

— Mihrimah. — Hatice respondió con una tenue sonrisa.

— No es posible, debe estar mintiendo, tal vez quiere evitar irse. — Hürrem la miró.

— La doctora ya la ha revisado Hürrem, Mihrimah está embarazada, Allah mediante dará a luz a un príncipe. — Hatice sonrió con inocencia.

Sumbul apareció poco tiempo después yendo hasta donde Daye se encontraba, al parecer los problemas no iban a acabarse.

— Sultana, Kasim paşa preguntó cuando estará lista la concubina para su hijo. — Daye informó.

— Esta noticia lo cambia todo Daye, dile al paşa que la joven se encuentra enferma. — ordenó. — Ya veré que puedo hacer después.

— Como ordene sultana. — la mujer reverencio.

— Espera, ve con Mihrimah, asegurate de que se encuentre bien, ahora su vida vale, tiene a un descendiente de la dinastía en su vientre. — ella miró a Hürrem con pena. — Repartan dulces y jugo en modo de celebración.

Daye asintió, saliendo de los aposentos, para dirigirse hasta donde Mihrimah se encontraba, la joven recién despertaba y parecia totalmente desorientada.

— ¿Como te sientes niña? — la mujer la miró.

— ¿Como llegué aquí señorita Daye? — preguntó la joven confundida.

— Te desmayaste en el pasillo, una concubina te encontró y te trajo aquí. — la kalfa la miró. — ¿Como es que no nos informaste de tu estado?

— ¿De mi estado? — Mihrimah la miró confundida, no recordaba estar enferma ni mucho menos, tal vez entonces por eso se había sentido tan mal la noche anterior.

— De tu embarazo niña. — la kalfa la miró con interés, observando como el rostro de la joven palidecia, sentándose sobre la cama nuevamente. — ¿No lo sabias? Oh por Allah, ¿como no sabias que estabas esperando un hijo del sultan?

— Yo... — Mihrimah entonces sintió el pánico embargarla, la desesperacion llenó sus ojos, tenia 17 años, no estaba lista para ser madre, su mente se llenó de ideas en ese segundo, ya no podría marcharse, tendría que quedarse en el palacio, no seria libre, sintió como su respiración se atoraba sobre si garganta, como su corazón se aceleraba y sus oidos emitían un fuerte sonido, haciendo que la cabeza estuviese a punto de estallarle.

— Mihrimah, calmate. — Daye se posicionó frente a ella, tomando su rostro.

La joven estaba teniendo un ataque de pánico, un embarazo no estaba en sus planes y mucho menos tener un bebe del sultan, ella no estaba lista para eso, no queria aceptarlo, se negaba rotundamente a hacerlo.

Se recordó a si misma que tenia que respirar, debía calmarse o su mente le jugaría en contra, lo ultimo que necesitaba era que todos pensaran que ella no era una mujer sana.

— ¿Te sientes mejor? — Daye la miró cuando la joven estuvo totalmente calmada.

— Si, solo, ¿está segura? — Mihrimah preguntó, aun teniendo la esperanza de que fuese un error todo.

— La doctora te revisó y lo confirmó. — sonrió. — Felicidades señorita, darás a luz a un hijo del sultan, con suerte será un príncipe.

Mihrimah cerró los ojos, realmente esperaba que no, esperaba que no fuese así, prefería dar a luz a una sultana, al menos así no tendría que vivir con el miedo latente de que su hijo fuese asesinado por el poder, al menos a si, su bebe estaría a salvo.


~~"Oh Allah, me arrodillo a ti suplicandote que me otorgues tu bendición y de a luz a una niña, no permitas que un niño mas venga a sufrir en este mundo."~~



¡Gracias por leer!❤


Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now