Capitulo 42

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Mihrimah se observó nuevamente al espejo, recordando las palabras de Hatice, mismas que no habían dejado su mente durante todo el dia, tomando con ello una determinación, mientras negaba.

— Gul agha. — lo llamó. — Voy a visitar a nuestro sultan, Nuray y tu cuiden de Şahnaz y Mehmed.

— Como ordene mi sultana. — asintió el agha.

Mihrimah entonces se colocó un velo, saliendo de los aposentos después de eso.

— Quiero ver al sultan. — ordenó a los guardias.

— Su majestad ha pedido que nadie lo moleste sultana. — respondió el guardia.

— Muevanse ahora. — ordenó, entrando a los aposentos.

Su mirada recorrió todo el lugar, encontrándose al sultan en el balcon.

— Su majestad. — susurró con voz suave, colocando su mano sobre su hombro.

— Mihrimah. — el sultan la observó fijamente, sintiendo un rastro de esperanza en su corazón al verla.

— Se que dijo que no quería que nadie lo molestara, pero quería saber como estaba. — susurró en voz baja.

— Perdí a 5 de mis hijos Mihrimah, Allah me ha castigado de la peor forma por todos mis pecados. — por primera vez el sultán mostró debilidad ante alguien, mientras lágrimas escurrían de sus ojos. — He perdido el favor de Allah.

— Suleyman, no se como consolarlo, no se que palabras decirle. — la pelirroja colocó la mano sobre su mejilla. — Lamento todo lo que esta pasando, desearía que las cosas fueran diferentes.

El sultan en un intento desesperado de sentir nuevamente su calor y amor la abrazó, acercándola a su pecho, mientras ella le correspondía, pues aun dentro de su corazón quería hacerlo sentir bien de algún modo.

Ambos durmieron juntos esa noche, pues la tristeza que cubría el corazón de Suleyman lo estaba quemando y Mihrimah no tuvo el valor de dejarlo ahogarse en ella, no importa cuanto lo hubiese lastimado antes, su corazón aún lo amaba, sin importar las barreras que ella misma había construido para alejarlo.

Al amanecer las malas noticias siguiero llegando, pues las pequeñas Hafsa y Mahpeyker habían sido otras víctimas mortales de la enfermedad.

— Su majestad, la madre sultana desea verlo. — un agha entró, mientras Suleyman observaba a Mihrimah jugar con Mehmed y Şahnaz. 

— Que entre. — ordenó.

— Mi leon. — la sultana entró, deteniendose en seco al ver a la pelirroja en el lugar. — ¿Como es posible? ¿Como es que ella está aquí?

— Madre, Mihrimah ha venido a ver a nuestros hijos. — el sultán sonrió.

— No puede estar aquí Suleyman, la liberaste, ella ya no puede permanecer en el palacio. — la sultana rápidamente se recompuso.

— Madre, cuando mis príncipes se recuperen yo seré quien decida eso. — soltó de forma tajante.

— Hürrem está destrozada hijo, deberías visitarla. — la sultana entonces cambió su estrategia, no quería discutir con su hijo.

— No deseo ver a nadie en estos momentos madre. — el la miró.

— Pero hijo...

— Madre, es mi ultima palabra. — sentenció mirándola con advertencia.

— Está bien hijo. — ella asintió, saliendo de los aposentos después de eso.

— Debería visitarla, después de todo está embarazada de usted nuevamente. — Mihrimah susurró, recordándole al sultan la razon por la que ella había pedido su libertad.

Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin