capítulo 15

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SÁBADO 16 DE JUNIO 2018

ANDY

Estaba haciendo un día perfectamente soleado típico del verano.

Tenía mucho trabajo acumulado así que decidí trabajar hasta medio día y había quedado con Tayler de encontrarnos él, Verónica, Antonella y yo en el parque central, cerca de la fuente.

Pensé que podía preparar unos sándwiches de pollo para todos ya que Vero me dijo que ellos llevarían nachos con queso, papá fritas, bebidas y algunas frutas. Es un combinado un poco extraño, pero que más se le hace.

Faltaba un cuarto para las 12 cuando Tayler apareció en mi oficina — Andy, ¿te molesto?

— Ya te dije que tu para mí nunca eres molestia. Pasa tranquilo. — afirmé dejando los papeles de lado.

Tayler suspiro profundamente, se sentó en la silla, cruzó una pierna por encima de la otra y entrelazó sus dedos dejándolos sobre su rodilla. Parecía nervioso o tenso.

— Yo adoro a Antonella, es la única sobrina y la quiero muchísimo. Aunque siempre he compartido con ella cuando voy a visitarlas y Lucía está pendiente de ella. Pero ahora que estoy a cargo de ella tengo cierto tipo de ¿miedo? ¿Terror? A que le pase algo.

Verónica y Tayler habían estado intentando ser padres hace algunos años. Hubo un día en el que a Vero le salió positiva su test de embarazo. Estaban muy felices, pero a los 3 meses, el pequeño ser humano no resistió y Vero perdió al bebé.

Entendía el miedo que tenía Tayler en este momento. El seguía cargando con la culpa del aborto natural de Vero, a pesar de que todos le habíamos dicho que no tenía la culpa.

Tomé aire y me senté a su lado. Sujeté su mano y lo miré con cariño. —  Tay, Entiendo que estés asustado. Has tenido una vida dura, pero tómalo con calma.

Tayler me miró y sonrió. Sonrisa que yo también le devolví y le di una pequeña palmada en la rodilla.

— Gracias Andy.

— No hay de que.

Tayler salió de mi oficina y terminé mi trabajo por el día de hoy.

Caminé a casa, compré una ensalada en una tienda que quedaba cerca para poder almorzar.

Al llegar a casa, almorcé y comencé a prepararme para el picnic de hoy.

Tenía guardada una canasta tipo picnic literalmente. Ahí empaque los sándwiches para todos y un mantel de cuadros rojos y blancos.

Salí de mi departamento a las 3:30 de la tarde y cuando llegué a la calle me impresionó lo que me encontré.

El cielo estaba nublado, con esas nubes que ves y sabes que lloverá en cualquier momento.

Creía que en realidad era una broma. Todos en la calle estaban usando bermudas y gafas de sol, pero el clima tenía otro aspecto.

— Debe ser un chiste —  dije para mí misma en un susurro.

Caminé hasta el parque central que estaba cerca. Junto a la fuente que quedaba en el centro, se encontraba Vero y Tayler tomados de la mano a la dulce Antonella.

Estaba mucho más alta que la última vez que la vi y sus ojos eran idénticos a los de su padre.

— Hola — saludé con amabilidad mientras me acercaba.

— Andy, hola — saludó Verónica acercándose a mí y abrazándome.

Tayler hizo lo mismo y luego se puso en cuclillas para quedar de la misma estatura de Anto.

— Cariño, ella es Andy, la amiga que te había dicho — le indicó mientras me observaba.

— Hola Antonella, soy Andy — la saludé poniéndome en cuclillas también.

Anto se presentaba tímida. La conocí solo cuando nació que fui a visitar a Lucía al hospital.

— Hola  — dijo con timidez en una voz casi inaudible.

— ¿porque no vamos a colocar la manta y comenzamos nuestro super día de picnic? — propuso Vero.

Nos fuimos a una zona verde especial para picnic en el parque. El cielo aún seguía encapotado, pero había mucha gente circulando por ahí.

Después de un tiempo. Anto estaba feliz corriendo por toda la zona verde con una cometa en su mano intentando elevarla. Había otros niños haciendo lo mismo.

Tayler estaba corriendo detrás de ella con una gran sonrisa en sus labios.

— Se ve tan feliz — dijo Vero mirando a Tayler con dulzura.

Ya habían dejado de correr y estaban observando la cometa en los aires mientras iban soltando poco a poco el hilo que la sujetaba.

— Así es — afirmé.

Ambas estábamos sobre el mantel de cuadros. Yo estaba terminando mi sándwich de pollo y Vero llevando una uva a la boca.

— Espero que algún día sea igual de feliz, pero con su propio hijo. — expresó Vero con algo de tristeza.

— Yo sé que algún día podrán ser padres y serán muy felices — afirmé con seguridad.

Era el mayor deseo para ellos. Se lo merecían más que nada, eran una hermosa pareja.

Vero sonrió y justo en ese instante cayó una gota de agua en mi cabello, luego dos y tres.

Para sorpresa de todos los que estábamos en el parque, comenzó a llover muy fuerte.

Vero y yo tomamos el mantel y nos cubrimos con él.

Tayler y Antonella corrieron a nuestro encuentro y se resguardaron también debajo del mantel.

— ¿y ahora que hacemos? — preguntó casi que a manera de grito Tayler. La lluvia comenzaba a hacerse cada vez más fuerte.

— Vamos a mi apartamento. Esta cerca — propuse.

En ese momento Tayler tomó a Antonella en sus brazos y comenzamos a caminar rápido entre las calles.

Me salí del mantel para que Tayler y Vero tuviera más espacio y no se mojaran.

Llegamos a mi apartamento. A pesar de que nos habíamos intentado cubrir con el mantel, terminamos pisando algunos charcos, nuestros pies estaban fríos y yo estaba totalmente mojada.

— ¿cómo rayos es que llueve el primer día de verano? — protestó Tayler sacudiendo el agua del mantel.

— Es extraño que pase — afirmó Verónica secándose con una toalla que le presté para que se secara un poco las pocas gotas de lluvia que le cayeron en el brazo.

Le quité los zapatos a Anto y con el secador de pelo comencé a calentarle los pies.

Era muy extraño. Para estar lloviendo, estaba haciendo calor.

— Preparemos limonadas y pedimos pizza mientras pasa la lluvia. Podemos jugar jenga o monopoly — sugerí encogiéndome de hombros.

— ¡OH! la pizza de pepperoni es mi favorita — gritó Antonella de alegría. — Aunque bueno, casi nunca ordenamos de esa porque a mamá no le gusta.

— Entonces será pizza de pepperoni — anuncié con una sonrisa mientras tomaba el teléfono para llamar a la pizzería.

Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en la boca de Anto dejando distinguir todos sus dientes y un brillo en los ojos geniales.

— Y como siempre Andrea Dawson salvando a Tayler Warren — apuntó Tayler encogiéndose de hombros y sentándose en el sofá.

— Andrea por favor ve y cámbiate de ropa. Atraparás un resfriado si te quedas así de mojada — me aconsejó Vero poniéndome su mano en mi hombro.

— Nah, no te preocupes. Estaré bien. Solo me seco un poco con la toalla y ya está — respondí con confianza dirigiéndome a la cocina para preparar la limonada.

Ya estaba terminando de llover y yo aún seguía con mi ropa empapada, pensando que no me daría nada.

11:11 [Terminada]Where stories live. Discover now