capítulo 29

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Ni siquiera me tome el tiempo de respirar.

Simplemente quité a Marco de mi camino y abrí mi puerta furiosa.

Ni siquiera me contuve la ira al caminar hacia la oficina de Adrien.

Tenía tanta rabia por lo que había dicho que ni siquiera me tomé la molestia de tocar la puerta.

Simplemente entré y lo tomé por el cuello de la camisa.

— ¿Qué demonios crees que estás jugando?

— Cálmate Andy.

— No, nada de cálmate ni de nada. Si me conocieras bien sabrías que lo que más odio en el universo es que me digan mentiras o les digan a otras personas mentiras sobre mi — exclamé furiosa, sentía como la sangre me hervía por las venas — Con qué derecho llegas tu a mi empresa a crear este ambiente de conflicto.

— Aquí el dueño de la empresa soy yo — interrumpió Tayler de inmediato.

Marco y el estaban en la puerta observando.
Aun tenía Adrien por el cuello de la camisa.

— ¿Qué te pasa cariño? — preguntó Adrien en tono sarcástico y con superioridad.

— Cierras tu boca sino quieres que esto sea peor. — amenacé.

— ¿Qué carajos ocurre acá? — intervino Tayler queriendo explicaciones.

— Mentiras es lo que ocurre amigo — respondí con la mirada fija en Adrien, ya no me intimidada como cuando estábamos en la preparatoria.

— Cariño... — comenzó a decir Marco tocándome el hombro.

Tayler aún seguía en la puerta esperando una explicación.

— ¡NADA DE CARIÑO MARCO! — Grité furiosa.

Si. Estaba furiosa con Adrien al decir esas cosas a Marco. Cosas que no pasaron y que no son así. Pero estaba también furiosa con Marco. ¿Acaso no le había dado ya la suficiente confianza? ¿En verdad se creería todas las mentiras de Adrien?

— Haber Andy. El trato era que tu relación con Marco no tendría interferencias en lo laboral...

— Y créeme Tayler que no las va a tener. Aquí el problema es la mentira.

— ¿qué mentira?

No quería seguir este circo. Toda la oficina de publicidad se había quedado paralizada al ver que era yo la que gritaba y explotaba.

Solté a Adrien y cuando pasé al lado de Tayler, lo único que pude decir fue:

— Habla con Marco. Pero no quiero más a este farsante aquí y se acabó.

Tayler no estaba entendiendo absolutamente nada. Se le notaba en su mirada de confusión.

Adrien estaba tranquilo, relajado y sereno. Aunque en el fondo supiera que iba a ser despedido de la pasantía, no había cambiado ni una pizca a como era en la escuela: arrogante, prepotente y petulante. Que cree que por el simple apellido Coleman ya tendría todo lo que quisiera y como quisiera.

Cuando llegué a la puerta y me encontré con los ojos verdes de Marco. Lo único que pude sentir fue decepción.
Decepción de que desconfiara de mí de esa manera. Decepción que pensara que podía hacer algo así. Después de que ignoré tantas cosas extrañas de su vida, le he creído. Le he creído cada una de sus palabras. Pensé que recibiría lo mismo.

¿Y Él? Él sabía que había cometido un error al reaccionar de esa manera y gritarme de esa forma. Sabía que se había equivocado en juzgarme sin conocer mi versión.

— Andy, yo...— intentó decir él cuando pase por su lado.

— Ni te molestes ahora — interrumpí lo que ya sabía que venía. Disculpas, arrepentimiento y perdón.

No quería escuchar nada de eso. Solo.... necesitaba seguir trabajando.

Y así lo hice. Terminé mis informes, miré hojas de vida y organizar cronogramas para el día siguiente.

Fui a casa y Marco aún no había llegado. Para colmo de males, ahora vivíamos juntos. Por lo cual preparé un te caliente y me senté en el sofá de la sala.

Unos 10 minutos después llego Marco. Lucia cansado y triste.

Dejó las llaves en el recibidor y se quitó su abrigo.

Se sentó a mi lado y paso su brazo por encima de mis hombros.

No lo miré. Seguía enfadada, aunque él te ya había hecho un poco de su efecto y me había tranquilizado un poco.

— Ya Tayler está al corriente de todo lo que paso con Adrien y lo despidió. — exclamó él tratando de darme ánimos.

Seguí sin decir nada y con la mirada puesta en la ciudad que poco a poco iba encendiendo sus luces.

— Andy en verdad lo siento.

— Ya, ¿lo sientes?

— Si lo siento. Se que no fue nada amable la manera en la que te hablé y me siento mal por eso.

— Bueno. No eres el único que se siente mal.

— Lo sé. Lo sé y no sabes cuanto me gustaría devolver el tiempo y cambiar las cosas.

Todo quedo en silencio. La confianza era todo y nada en una relación.

— ¿crees que jugar contigo es creerte todo lo que dices? Porque sí. He llegado al punto de pensar que eres Anthony. Pero decidí creer que sólo son ideas mías. — afirmé mirándolo a los ojos. — He llegado a pensar que mentiste sobre tu hoja de vida impecable y sacada en tiempo récord, pero decidí creer que lo es.
Así que sí. He dudado muchas veces de ti, pero siempre Marco, SIEMPRE decido creerte y decido confiar en ti. Así que pensé que tan siquiera sería algo mutuo entre los dos. — argumenté con mil emociones juntas y que podían percibirse en la pronunciación de cada palabra: enojo, desilusión y tristeza.

Volví a enfocar mi mirada a la ciudad que ya parecía un hermoso paisaje lleno de luces.

— Tienes razón — sentenció él — Has confiado en mí siempre. Aunque no sea muy claro a veces siempre has confiado en mí y hoy te fallé. Te fallé dejándome llevar por mis emociones y en verdad lo siento. No quiero perderte Andy. Lo eres todo, absolutamente todo para mí.

Marco dio un largo suspiro y se acercó más a mí.

— Confío en ti cariño. Sé que nunca harías algo así. El solo hecho de pensar que alguien más te ponía igual de nerviosa a como lo hago yo. El hecho de pensar que alguien más te hace sentir lo que sientes conmigo me generó terror y enojo. Pero créeme que si confío en ti plenamente. Perdóname cariño. Haré lo que sea necesario.

Me gire para mirarlo. Tenía una mirada de arrepentimiento.

— Perdóname Andy. Te lo juro por mi vida que no volveré a desconfiar de ti jamás.

— Eres un niño celoso Marco Jensen — dije suspirando y acaricié su mejilla.

— Créeme que haré todo lo que sea necesario para que te quedes conmigo — aseguró él tomando mi mano y dándole un tierno beso.

— Acercarse a mí con tranquilidad y amabilidad y preguntar las cosas sería un buen comienzo.

— Y otro buen comienzo es lo que tengo en mente.

Sin pensarlo dos veces, Marco me tumbó sobre el sofá y me dio un beso en los labios.

11:11 [Terminada]Where stories live. Discover now