capítulo 25

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ANDY.

Se sentía realmente bien volver a convivir con personas que hicieron parte de tu infancia.

Volver a ver a la madre de Tay y a sus hermanas traía tantos recuerdos y momentos de mi infancia tanto buenos como no tan buenos.

—  Entonces Andy. Cuéntanos como conociste a este apuesto hombre —  dijo Lucía quien estaba sentada a mi lado.

—  Verás, Rosa María había llegado a la edad de jubilación así que teníamos que buscar un nuevo gerente de finanzas. Como estaba donde mis padres en un asunto de familia, Tayler se encargó de buscarlo y bueno, terminó siendo Marco. —  respondí entusiasmada.

— Wow, primera vez que escucho que mi hermano se hace cargo de contratar a alguien —  argumentó Gabriela a mi otro lado.

—  Si, fue algo que a mí también me impresionó por parte de Tay que se pusiera en labor de buscar a alguien para ese cargo.

—  Lo bueno fue que mi hermano atinó perfecto a los gustos de Andy —  comentó Lucía dándome una palmadita en mi rodilla.

Gabriela y yo no pudimos evitar reírnos ante el comentario de Lucía, quien también comenzó a reír.

—  Lo más curioso es que desde el primer momento que entró a la sala de juntas fue una conexión increíble.

En ese momento llegó a la sala la madre de Tayler y Marco.

—  Ya está lista la cena —  anuncio Verónica con una sonrisa.

Estaba también la madre Verónica, quién estaba prestando atención también a la conversación entre las hermanas Warren y yo.

Todos pasamos a la mesa. Marco se sentó a mi lado y me tomó la mano con dulzura para besarme el dorso de ella.

Tayler se sentó en un extremo y a su lado derecho Vero, que le sigue su madre y en la otra punta estaba Julia quien a su lado derecho tenía a sus hijas, a Marco y a mí.

Cada puesto tenía una copa con champaña con un vaso de agua y en medio había un gran plato de jamón en salsa con un cuchillo y un utensilio para trincharlo mientras se cortaba.
A el jamón lo acompañaba un tazón con ensalada, otro con puré de papa y una bandeja con galletas de jengibre.

Tayler se puso de pie y levantó su copa — Quiero agradecer a todos por su presencia. De verdad que, para mí, cada uno de ustedes es realmente importante y relevante en mi vida y sé que para Verónica también. Solo me queda agradecer su presencia este año y su cariño y solo desearles lo mejor en sus vidas para este nuevo año.

Todos aplaudimos y levantamos nuestras copas.

—  Salud —  exclamó Tayler entusiasta.

—  Salud — dijimos todos al unísono.

—  Vero, ¿no vas a brindar? —  preguntó Lucía después de tomar un sorbo de su champaña.

—  He estado con nauseas últimamente. Prefiero no hacerlo —  respondió ella sonriendo y bebiendo de su vaso de agua.

Hacia tiempo que no veía a verónica también, estaba demasiado sumergida en mi trabajo, ya no estaba tan delgada como la recordaba y se veía mas alegre que de costumbre

Comenzamos a cenar y hablábamos animadamente.

Gabriela nos contó sobre su viaje a Argentina y la madre de Verónica nos contó anécdotas de cuando era pequeña.

Terminamos de cenar y Vero se fue con Julia a la cocina a organizarla mientras todos volvíamos a la sala a seguir hablando.

Ya eran como las nueve de la noche, cuando Tayler salió de su habitación con una caja enorme llena de regalos.

— Llegó papá Noel —  anunció Lucía con alegría.

Lucía era la más alegre y entusiasta de la familia Warren. Gabriela siempre había muy centrada y reservada para ella, y bueno, ya conocemos a Tayler.

—  Tu nunca cambias lulu—   replicó Tayler.

—  Jamás hermanito. Genio y figura, hasta la sepultura —  respondió ella sonriente.

Tayler negó con la cabeza mientras se reía de su hermana.

— Bueno, aquí la entrega de regalos es de la siguiente manera: tomamos el regalo y decimo algo característico de la persona. —  explicó Tayler con una bolsa de navidad en su mano. —  Por ejemplo, este es para una persona que me dio la esposa más hermosa del universo.

— La señora Martha —  gritó Lucía eufórica.

—  Efectivamente —  respondió Tayler también con emoción.

La madre de Vero se puso de pie y recibió la bolsita mientras abrazaba a Tayler.
Luego se giró hasta donde su hija y también la abrazó.

Abrió la bolsita y sacó un bello collar en color plata con un dije que tenía un pequeño diamante en medio.

—  Hija es hermoso. Gracias —  exclamó ella feliz.
—  Fue con mucho amor madre. —  respondió su hija satisfecha.

Todos comenzamos a repartir los regalos. Fue hermoso ver la cara de felicidad de Lucía al ver que Marco y yo le habíamos comprado un beani a Antonella para que se lo llevara de nuestra parte.

—  De verdad mil gracias Andy por acordarte de mi pequeña y comprarle un obsequio - agradeció ella con algunas lágrimas de felicidad en su rostro.

—  Le recuerdo con mucho cariño y quise comprarle algo —  respondí yo sonriente

A la señora Julia le compramos una colonia junto con unos aretes plateados. Para Gabriela, compramos unos lentes de sol que pudiera usar cuando fuera de vacaciones.
Pasábamos por una tienda en el centro comercial cuando Marco vio un lindo bolso pequeño color negro muy lindo y decidimos comprarlo para Lucía.

A Verónica le obsequiamos una bufanda y a Tayler un chaleco de lana de los que le gustaba usar desde pequeño.

Como no conocíamos a la madre de Vero ni sus gustos, decidimos comprarle una botella de LAMBRUSKO con la cual quedaron encantados.

Lucía me obsequio un bolso gris precioso, Gabriela me regalo un perfume delicioso, Tayler y Verónica me regalaron una agenda hermosa con un lapicero marcado con mi nombre, sabían que me encantaba apuntar todos los detalles.
La madre de Vero sorpresivamente nos obsequiaron un hermoso juego de cama.
—  Espero les guste a ambos para su cama — dijo la madre de Vero.

Tal vez no sabía que no vivíamos juntos, pero de igual forma le agradecimos el presente.

Lo que más me impresionó y con el regalo que más me emocioné fue con el de la madre de Tayler.

—  Feliz navidad querida. Sabes que te aprecio muchísimo — dijo ella mientras me entregaba la caja que tenía en sus manos.

Desaté el moño Y cuando destape la cajita los ojos se me llenaron de lágrimas.

Un portarretrato con un marco de madera precioso con una foto de Tayler, Tony y yo saliendo de la preparatoria el último día antes de las vacaciones de verano.

—  Julia... — fue lo único que pude decir.

Me tapé la boca con una mano y saqué el portarretrato con la otra.

Note que Marco observó la foto y parecía ¿nostalgia? En sus ojos.

—  Fue tomada en el primer día de verano de 1995.

—  La última vez que vi a Tony — dije entre lágrimas. Nos veíamos tan jóvenes. Teníamos apenas 12 o 13 años.

Abracé muy fuerte a Julia y volví a guardar la foto en la cajita.

Llevaba años sin ver ni saber de Tony. Pero el sentimiento seguía siendo igual de fuerte cuando lo vi en la foto.

11:11 [Terminada]Where stories live. Discover now