Capítulo 18

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— ¿aún tocas el piano? — preguntó Marco mirándome mientras acariciaba mi cabello.

— ¿Cómo que aún? — pregunté yo en defensa. ¿Cómo sabía que tocaba el piano?

— Bueno... eh...yo... — comenzó a decir con voz temblorosa — Vi que tienes un piano así que supongo que sabes tocar. Te pregunto si aún lo tocas.

Me levanté y quedé sentada en el sofá mientras miraba el piano que tenía frente a la ventana.

— No — respondí casi en un susurró y con la cabeza gacha. — Solía tocarlo cuando era más niña, pero era más por capricho.

— ¿capricho? — preguntó él.

— Cuando iba a empezar la secundaria, mis padres tomaron la decisión de cambiarme de escuela a donde estudiaba Tayler. — hice una pausa y me detuve a mirar el piano de nuevo. — También estudiaba el mejor amigo de Tayler. Se llamaba Anthony, pero todos le decíamos Tony y.... era encantador, era de esas personas con las que creas un vínculo de querer vivir con él toda una vida y bueno, yo era una chica de secundaria, él era bastante atractivo en mi opinión y...

— Y te empezó a gustar — terminó por mi sonriendo.

— Exacto. Así que no me bastaban las horas de clase. Le dije a mis padres que Tony tenía buenas calificaciones porque sabía tocar el piano y eso desarrollaba el cerebro. Mis padres lo creyeron y me inscribieron a la misma escuela que la de Tony donde aprendí.

Siempre que recordaba ese momento de vida, sonreía. Era uno de los recuerdos que más apreciaba tener.

— Wow — exclamó él sorprendido.

— Si lo sé, es chistoso porque si mejore un poco mis calificaciones en la escuela, pero no creo que haya sido por eso. Más bien fue por superación personal.

— Te querías demostrar lo inteligente que eres.

— Más bien quería demostrarles a mis padres que yo era igual de buena que Lexi y Charles. Ellos siempre se destacaban por sus calificaciones deslumbrantes y bueno... quería demostrar que también era buena.

— ¿Qué pasó con Tony?

— Nadie lo sabe — respondí con tristeza. Esa era la parte de la historia que más me aterraba. — Cuando Tony estaba en último grado de la secundaria, el día que comenzaban las vacaciones de verano, su familia se mudó del vecindario. Ni Tayler ni yo volvimos a saber nada de él.

— Imagino que fue difícil para ti. Se nota que eran bastante cercanos.

— La verdad no sabes cuanto lloré por eso. Cuando la historia ya parecía completa hubo un giro de 180 y nada volvió a ser igual la verdad.

Marco tomó mi mano y me sonrió. Ahora que lo pensaba tenía cierto parecido a Tony. Quizás era por eso que me parecía conocido, ambos tenían los ojos verdes, pero Tony tenía un cabello negro asombroso y su nariz no era tan recta como la de Marco.

— Bien. Ahora vas tu. Cuéntame algo de tu vida — apunté organizándose el cabello.

— Bueno pues, mi vida es lo más normal y cotidiano que vas a encontrar en el mundo.

— ¿Cómo puede ser verdad? Debes tener algún hecho interesante en tu vida.

— Bueno. Cuando cumplí 22 me enteré que tenía una hermana por parte de mi padre bastante mayor que yo y que sería tío de una pequeña y dulce niña. — apuntó Marco.

— Ay que tierno. Debes ser un tío maravilloso.

— Según ella soy su tío favorito porque siempre vemos hotel Transilvania que es su película favorita con palomitas dulces.

El solo hecho de imaginarme el roll de Marco como tío alcahueta me generaba ternura.

— ¿tú quién eres? ¿la mayor, la del medio o la menor? — preguntó Marco con interés.

— Soy la menor de 3 hermanos, nacidos en México, pero con ciudadanía estadounidense por mis padres. Quizás la menos querida en la familia....

— ¿por qué lo dices?

— Bueno, mi mamá es médica y mi hermana Lexi es médica. Mi papá es abogado y Charles es abogado. Así que podemos decir que fue una gran decepción para ellos que su pequeña dijera que quería estudiar gestión humana y no medicina o derecho.

— La verdad es que estoy en desacuerdo con esos padres que exigen ser a los hijos igual que ellos de manera profesional. Cada persona tiene su talento y así como es heredable, no lo es también. Con tal de que sean felices en lo que hacen, que sean lo que quieran.

Era muy cierto lo que decía. Yo era muy feliz en mi trabajo, era feliz siendo directora de recursos humanos. Aunque al inicio mis padres estaban en completo desacuerdo, logré sacar adelante mi carrera y ser profesional.

— Bueno, creo que te voy a dejar descansar por hoy — anunció Marco poniéndose de pie.

Yo también me puse de pie y lo acompañé hasta la puerta de entrada.

— Créeme que había planeado proponerte que fuéramos novios en un restaurante con una deliciosa comida tailandesa y vino.

— Bueno créeme que esta fue la mejor manera de decírmelo. — respondí abriendo la puerta.

— ¿te parece si mañana sábado vamos a almorzar?

— Sería un honor para mí señor Jensen.

Ambos reímos y él me dio un tierno beso en los labios. Mientras sus labios estaban sobre los míos sonreí.

— Nos vemos.

— Nos vemos.

11:11 [Terminada]Where stories live. Discover now