Capítulo VI - El inicio de una promesa eterna

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Algo que probablemente haya salvado a Briel en un sinfín de momentos en los que había tocaba fondo, y en donde se ahogaba en la pesadumbre del día a día, la tristeza y el dolor... eran los recuerdos. Aunque no haya tenido una vida feliz desde que fue arrebatado de su mundo, los recuerdos eran su esperanza y su fuerza, el recordar esos pequeños momentos felices en su vida, lo impulsaban a seguir viviendo ya qué tal vez, algún día podría recrear esos recuerdos que le permitieron sobrevivir.

Para Briel, cuando era tan solo un pequeño niño en un mundo que no comprendía, los recuerdos de su familia y amigos lo hicieron sobrevivir y pelear por su derecho a vivir, aunque sea en una realidad diferente a la de su origen.

Ahora, al estar atado siendo torturado por aquellos monstruos que drenaban poco a poco su fuerza espiritual y consumían su sangre, los recuerdos de esos seres amables del reino de las bestias le hacían querer no rendirse; entre aquellos recuerdos, los de Ryu eran especiales, pues le hacían querer ser más valiente para poder encontrarlo de nuevo y pelear ahora por su derecho a ser feliz, tal vez en ese instante, Briel se dió cuenta que sentía algo raro por el dragón, algo que nunca había sentido, algo que le quemaba por dentro y lo hacía agitarse.

Desde el inicio de su castigo habían transcurrido dos días enteros. Sus deseos de vivir y los efectos de la droga que lo atontaban, le hicieron soportar los colmillos de las bestias incrustados en su piel como navajas calientes, además de la desesperación de no poder moverse ni emitir palabras coherentes. El fétido olor se hizo aún más penetrante, pero gracias a Mikael, los sentidos del chico se habían debilitado, además, el que no pudiera ver por su rostro todo hinchando jugó un papel fundamental, pues Briel no podía notar qué tan grave estaba, y el repetir "estoy bien, va a terminar pronto" entre la oscuridad, se convirtió en su sagrado mantra para mantenerse despierto.

Las lágrimas se tornaban rojizas al combinarse con la propia sangre del rostro del chico, sin embargo, sabía que no debía rendirse o todo terminaría.

A la par, mientras Briel luchaba por mantenerse con vida, cerca de la gran mansión, las tres bestias de alto rango se preparaban para entrar a la escena sin llamar tanto la atención. Como sabía que Ryu podía armar una escena, Alice colocó un campo protector alrededor de la mansión y sus terrenos, por lo que nadie averiguaría lo que estaba pasando adentro.

Con una serenidad digna de elogiar, la mujer de cabellos celestes indicó.

-Maru, ya sabes lo que tienes que hacer.

-Claro líder Alice, no se preocupe.

-¡Dejen las palabras para después! El tiempo es valioso, no sabemos en qué condiciones esté Briel.

-No levantes la voz, por eso estamos aquí.

Al ver la desesperación del dragón, Alice dió inicio con el plan. Entraron sin problemas al área del hechicero y tocaron la puerta de la mansión.

En la habitación principal...

-Señor, lo busca una mujer escoltada, parece que es una importante comerciante del reino de las bestias, me comenta que quiere verlo para poder hacer negocios con usted.

El hechicero no estaba interesado al inicio, probablemente si Mikael no hubiera hecho énfasis en que eran parte del misterioso reino de las bestias, hubiera ignorado la petición.

-Diles que en un momento bajo, hazlos pasar a la sala principal y ofréceles el mejor vino que tengamos. Esta es una gran oportunidad para quitarles algo valioso a esas asquerosas bestias impuras.

-Como ordene.

Mikael siguió indicaciones, y llevó a los "comerciantes" a la sala principal de la mansión. Los tres se mantenían limitados a seguir su papel, pues Alice les recalcó que no quería que llamaran la atención de los sirvientes.

El amante del dragónWhere stories live. Discover now