Capítulo XLV- El dragón y una intensa confesión

56 5 0
                                    

Aunque el chico ya había alcanzado sus 28 años de edad en los cuales sufrió una catarsis que lo hizo cambiar su opinión acerca de la vida y la muerte, lo malo y lo bueno, el deseo y la realidad, no quita el hecho de que seguía siendo un poco inmaduro ante ciertos aspectos fuera de su control, lo cual era completamente normal, ya que simplemente se trataba de un humano queriendo vivir.

Al darse cuenta de la acción tan impulsiva que había cometido, Briel interrumpió el beso antes de que el estupefacto dragón reaccionara. Segundos después, se alejó del peliblanco y se sentó frente a él dándole la espalda pues quería calmar sus revueltas emociones y pensamientos, o sentiría que explotaría.

Sujetando con ambas manos su caliente rostro, con una voz algo desanimada, comenzó a soltar lo que su corazón dudaba.

-Ahhh, pero ¿qué hice? Ya no soy un adolescente para actuar de esta manera tan tonta, además... tienes a esa bestia como tu prometida... ¿entonces me he convertido en el amante? ¡AY! ¡¿pero qué me pasa?! ¿qué clase de ejemplo soy para mis niños?

Ryu estaba en una especie de trance, pues aún no podía superar el pequeño beso que le dio Briel, su corazón palpitaba como loco, su gran cuerpo se excitó de golpe, y para acabarla, estaba perdido en el breve recuerdo de lo que había sucedido, hasta que la palabra "prometida" lo sacó a la fuerza de su trance color de rosa.

Sin dudarlo, se sentó viendo directamente la espalda del chico sin abrir el domo que había hecho con sus alas. El moreno solo suspiro, y a la par, derramando total firmeza y tranquilidad, en tono serio, respondió a las palabras del pelinegro.

-Briel... antes de comenzar, necesito que me respondas con sinceridad, ¿escucharas lo que diga? Cuando termine de hablar escuchare lo que tengas que decir al respecto, ¿qué te parece?

Con un creciente miedo a lo que pudiera escuchar, el humano no dijo palabra alguna, solo volteó a verlo y aceptó.

Al ver la reacción positiva, manteniendo su recta postura, el dragón comenzó a hablar sin más.

-Antes de explicarte lo que sucedió, necesito que comprendas que no tengo una prometida y que jamás serás la segunda opción.

Briel solo apretó sus manos y bajó la mirada, sin embargo, el moreno continuó.

-No te mentiré, Elba fue mi prometida, pero aclaramos las cosas cuando ella bajó de la montaña; le dije que ahora tenía a alguien que había robado mi corazón y que no apartaría de mi lado, y ella me respondió de la misma manera, pues había encontrado a un hada de río que convirtió en su esposa en su estadía en la montaña. Los dos habíamos encontrado a quien amar, por lo que no había nada más qué decir. Somos seres que han vivido mucho tiempo, así que sabemos que hay que cuidar, amar y respetar a todo aquello que llena de color nuestras largas vidas. Elba es una vieja amiga, nos conocimos tres siglos atrás, y si te soy sincero, estaba aburrido y ella también, así que antes de que ascendiera a la montaña sagrada a practicar sus danzas, ella me propuso eso, y yo acepté porque creía que todo permanecería igual y tal vez en algún punto me gustaría estar con ella, pero... bueno, no sé por qué pensé en esa tontería, es evidente que todo cambia e incluso seres como nosotros no estamos exentos al cambio. -Ryu permanecía mirándolo directamente, y al verlo con ese gesto fruncido, soltó una pequeña risa y continuó. -Cuando menos lo esperé, caí cautivo en esa cueva por errores de mi pasado, pero repentinamente, un escandaloso llegó de golpe y cambió mi vida entera, en un inicio me hice de la vista gorda cuando te ví por primera vez fuera de la cueva, sabía que esas cadenas que te ataban no eran porque eras "ligero" como me dijiste entusiasmado esa vez, sabía que eras un esclavo por cómo te veías y tu curiosa energía, pero lo dejé pasar porque pensé que eras un humano aburrido igual a todos los que había conocido en mi vida; pensaba que te cansarías de fingir tanta torpeza y amabilidad, y que me robarías de alguna manera un poco de mi sangre para venderla y hacerte rico, pero, claro... me equivoqué rotundamente, resultaste todo lo contrarío a lo que pensé; ese humano tan tontito era amable, intenso, listo, audaz, fuerte, risueño, de mecha corta, cálido y con un algo que me atraía sin piedad; con el paso del tiempo me dí cuenta que lo que realmente habías tomado de mí fue mi estabilidad, mi vida y mi corazón porque todo se tornó a tí, incluso mis pensamientos, siempre pensaba cuando no te tenía cerca, "ah, estoy aburrido, ¿qué estarás haciendo? ". No solo los humanos son egoístas, yo lo fuí cuando estabas a mi lado, y te hice dudar sin considerar cómo te sentías, te hice daño, mucho daño al confundirte, y a causa de mi egoísmo, mis malas decisiones y mi forma de pensar tan estúpida, te dejé solo... yo.... no tienes idea...

El amante del dragónWhere stories live. Discover now