Capítulo XIII - Primera cita

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Ante la adversidad, el tener el soporte de otro construye la fortaleza y la valentía para seguir avanzando hacía el mañana.

Entre risas y pláticas de lo que había sucedido, las bestias y el humano se encontraban yendo hacía su hogar, no obstante, Ryu sentía que era el momento adecuado para cumplir con lo que le había prometido hace mucho tiempo al chico pelinegro de ojos grisáceos.

El dragón se colocó a un lado del cornudo rojo Maru, y le indicó en voz baja.

-Llegaré por mi cuenta al reino junto al niño, dile a Alice que no se preocupe. Si pasa cualquier cosa, házmelo saber por la piedra transmisora.

Maru no se opuso, pues sabía lo que estaba tramando el hombre y respondió.

-No se preocupe, cuide al enano escandoloso para que no cause problemas.

Ryu sonrió y sin aviso alguno, sujetó a Briel por la espalda y lo aventó con gran fuerza por los aires.

-¡RYUUUUUUUU! ¿QUÉ HACES IDIOTA!

El humano cerró los ojos al sentir su cuerpo por el aire, hasta que, en cuestión de segundos, sintió que algo lo sostenía.

-Abre los ojos.

Antes de siquiera poder regañar a Ryu, Briel se dió cuenta que atravesaba ágilmente las nubes, al bajar la mirada, quedó impresionado.

-Wow~ No creí verte en tu forma original tan pronto, ¡estás genial! ¿cuánto mides? ¡Guaaaa! Tu longitud es mayor a la de una ballena azul, ¿tal vez mides 30 metros?

El dragón no entendía muy bien lo que el chico emocionado le decía.

-Ballena...

El humano enseguida recordó que habían ciertas discrepancias entre ese mundo y el suyo.

-Ammmm, bueno, en mi mundo existían unas bellas criaturas que eran los cantantes de los mares, dependía de la especie, pero algunas de ellas medían hasta 24 metros. Esos cantantes eran las ballenas, al verte, no pude evitar pensar en ellas. Aunque ya te había visto en tu forma original cuando estábamos en la cueva atrapados, nunca me puse a pensar lo grande que eras. ¡Hasta tus escamas son elegantes y bonitas!

Ryu estaba muy interesado en lo que le contaba el chico.

-Briel, ¿te acuerdas de lo que me dijiste en la cueva?

El azabache se quedó reflexionando tratando de recordar sus palabras de ese entonces.

-¿Qué te iba a liberar de la barrera? Ay Ryu, perdóname por no cumplir con mi promesa, ese viejo rabo verde me tenía muy vigilado, así que no pude ir a verte, aunque intenté escaparme varias veces, el hechicero me sobrecargó de trabajo.

Al humano se le escuchaba triste, por lo que enseguida el dragón lo ayudó a recordar.

-Oye, no hablo de eso, cuando estábamos en la cueva, mientras me contabas de esas grandes historias de tu mundo, me dijiste que querías volar para ver los paisajes que te conté. Recuerdo que al volvernos a encontrar, me pedías como un niño consentido que te llevará a volar, pero nunca pude cumplir tu deseo, y después de un tiempo, dejaste de insistir, y bueno, comenzaron todos esos problemas en los que no entendíamos qué estaba pasando con nosotros. Así que... ¡primero vamos a comer!, ¿qué se te antoja?

El chico comenzó a sentirse avergonzado; de su mente solo una palabra se vino enseguida...

-Cita...

El moreno alcanzó a escuchar.

-¿Ah?

Briel guardó silencio al instante y sacudiendo la cabeza respondió al dragón.

-¡Olvida eso! ¡Vamos a comer! ¡Quiero que pruebes algo delicioso! Puedo prepararlo yo mismo, traigo lo necesario para hacerlo, solo necesitamos ir a la cueva Barafu, creo que llegamos rápido si seguimos así, está cerca de aquí.

El amante del dragónWhere stories live. Discover now