Capítulo XVII - Los sangre fría conocen a un sol

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Los celos y la confianza parecieran dos estados totalmente diferentes, sin embargo, son caras opuestas de una misma moneda...

Ninguno debe exceder su límite, o los resultados serían caóticos.

Después de los curiosos acontecimientos ocurridos aquella noche en la que el humano no pudo lograr su objetivo con éxito, el dragón comenzó a percatarse de ciertas cosas inusuales; el chico parecía más cansado de lo normal por las noches, cuando salían juntos en sus citas habituales de tortolitos, Briel trataba de ocultar su malestar físico, y un día mientras jugaba con él, se dió cuenta que su bonita piel aperlada tenía unos intensos moretones, lo que claramente fue la gota que derramó el vaso...

Aunque el dragón constantemente le preguntaba qué es lo que le había pasado, el chico solo se limitaba a responder; "me caí", "no te preocupes, no me duele", "enserio no tienes porqué preocuparte", "estoy practicando una especie de meditación, no pasa nada", "lagartija mutante, tranquilízate", "estoy bien".

La sonrisa tonta que el escandaloso hacía al final de cada excusa era lo que más irritaba a Ryu, pues sabía que algo no andaba bien, tenía la corazonada de que el humano estaba haciendo cosas innecesarias otra vez.

Al ver lo preocupado que estaba el guardián, la líder Alice mandó a llamarlo junto con el pelinegro. Una vez en su oficina, la mujer comenzó a hablar.

-Briel y cabezota, necesito que hagan algo por mí.

-¿Qué pasó Alice?, ¿en qué podemos ayudar? – Briel se encontraba calmado.

-Me olvidé de solucionar un pequeño inconveniente en el reino de los sangre fría, así que requiero que vayan ustedes dos a solucionarlo. Partan mañana a medio día, de seguro si van volando no tardaran tanto en llegar.

La cara del moreno se mostraba confundida. -¿Por qué tan repentina?, ¿es muy serio?

Alice enseguida recordó que el asunto haría enojar mucho al dragón, pero decidió que él mismo debería de solucionarlo.

-Sí, así que ya avisé a Mamba que los enviaría, igual ya revisé sus itinerarios, y las tareas que debían de hacer se las encomendé a Maru y a Ava que con gusto les van a ayudar.

-Pero Alice... - Preocupado porque tendría que posponer su entrenamiento, el chico tragó sus palabras al ver la malévola sonrisa de su líder.

Sin decir más, el azabache tomó al dragón del brazo, y accedió a la repentina petición.

Antes de retirarse, la mujer lanzó una advertencia. -No te tomes enserio lo que te diga esa serpiente ponzoñosa, Briel.

Un poco pensativo, el chico hizo una reverencia junto a la criatura, y ambos salieron del lugar. Después de unas horas, el humano se escapó del dragón para dirigirse al hogar de la sabia Eden y explicarle lo que ocurría, conociendo el trasfondo de aquel repentino llamado, la cornuda sujetó al humano por el hombro, y con una voz tranquila le aconsejó.

-Paciencia Briel, paciencia...

Las palabras de la mujer confundieron al chico, sin embargo, trató de bloquear malos pensamientos, pues al fin tendría más de tiempo a solas con él.

El humano estaba emocionado sin saber lo que le esperaría.

Tras una larga noche en la que ambos prepararon su viaje entusiasmados, la hora de partida llegó. Esta vez el viaje sería diferente, pues Briel a comparación de la ocasión en que viajaron al reino de las criaturas aladas, podría volar en el lomo de Ryu en su gigantesca forma original.

El dragón y el humano decidieron irse desde la mañana, ya que se desviarían a un reino humano cercano para poder desayunar en un lugar que Briel había escuchado entre los rumores de los comerciantes, tal parecía que la comida era deliciosa. Entre risas, anécdotas y coqueteos disimulados por parte de la criatura, pasaron la noche sin problemas en un campo lleno de hierbas que simulaban la menta; es importante tener en cuenta que el humano no pasó frío ni incomodidad, pues durmió como tronco sobre la barriga cálida de la gigantesca bestia; el moreno decidió dormir boca arriba en su forma original, cosa que solo hacía cuando se sentía realmente cómodo y seguro en su entorno.

El amante del dragónWhere stories live. Discover now