Capítulo LVII - La persistencia de un pequeño copo de nieve

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Con el cambio de estación, los colores de los árboles fundiéndose con el paisaje, y la temperatura abrazando el cuerpo natural, el tiempo pasó tan fugaz como la lluvia en verano.

Fuera de lo que había pensado en un inicio, la vida de Briel se había tornado en una emocionante aventura diaria, y no era de extrañar, pues dentro de lo que hacía llamar "su normalidad", tres fuertes dragones y una gruñona serpiente, lo hacían disfrutar de incluso esos pequeños momentos bajo su cotidianeidad.

Un día en el que la brisa primaveral corría tranquila a través de los frondosos árboles del bosque... una peculiar escena se hacía presente en el hogar del dragón...

Preocupados uno frente al otro, Ryu y Giri se miraban fijamente. En tono serio, sin resistirse, la serpiente rompió el profundo silencio entre los dos.

-Bestia, ya te dije, no me hace caso... está metido como loco en esas pociones raras que está realizando en colaboración con los escamosos, solo descansa para pasar el rato con los cachorros, y sin que me dé cuenta, vuelve al trabajo... ¡lleva así casi un mes!

-Lo sé, hasta tiene la mirada perdida, tampoco me hace caso, y no quiere que lo ayude en nada, pero, serpiente... hace no mucho sentí algo extraño, ¿has notado ese sutil cambio de energía que tiene?

-Ow, tienes razón... ¿sabes algo? Creo que esto ya lo he sentido antes...

Al recordar algunas sensaciones borrosas de su pasado, el gesto de preocupación de la serpiente se acentuó.

-¿Giri?

Bajando la voz, la alarmada serpiente continuo.

-Recuerdo que... en ese entonces... aah~ ni siquiera puedo confirmarlo, ¡no estoy segura! Esos cambios tan drásticos que de repente tiene debido a los efectos secundarios de sus pociones y brebajes... me... confunden...

Con un nudo en el estómago, y el corazón comenzando a latir con fuerza, Ryu se levantó rápidamente del lugar, pero antes de partir, miro seriamente a Giri, quien se encontraba observándolo en silencio.

-¡No nos quedaremos con la duda! Lo llevaré con esa mujer quiera o no, no cometeré los mismos errores de mi pasado, por favor cuida de Kin y Yue, están con Eden y Maru. No te preocupes, estará bien.

Tomando su forma humana, la serpiente accedió, y en cuestión de segundos, el intranquilo dragón desapareció de su vista.

Mientras tanto... inundado entre cajas de madera, y cientos de extrañas plantas medicinales, el concentrado pelinegro trataba de registrar lo que mandaría de regreso con los escamosos para evitar pérdidas en el almacén.

Absorto en el extenso registro, no se percató de la escandalosa entrada del dragón.

En voz baja, el humano se puso en cuclillas y comenzó a examinar algunas cajas...

-Esos gruñones peces... ahora quieren pociones en base a lisimaquia... ¿saben que tardo mucho en tratarla para una poción?, ¡ay, no me importa! No les daré todo el lote si no me dan más tiempo... igual, ¿les podré pedir algas regenerativas?... ¿pero qué estoy diciendo? ¡claro que sí! ¡mi trabajo lo vale!

En las profundidades del desastroso lugar, una voz se hacía cada vez más cercana, hasta que de repente, algo lo sujetó de la espalda...

Al abrir sus ojos, el humano se sorprendió; con una extraña sonrisa, el peliblanco lo cargó con gentileza entre sus brazos.

-¿Ryu?, ¿esposito?, ¿qué tienes?

Sin poder mirarlo a los ojos directamente, rápidamente, en un ágil movimiento, el dragón salió del lugar perdiéndose en ese enorme cielo azul que los acompañaba.

El amante del dragónWhere stories live. Discover now