Capítulo XXXV - La contención del dragón

53 6 4
                                    

Después de separarse del humano escandaloso, el dragón sentía cierta inseguridad pero no sabía identificar bien el sentimiento, así que solo lo dejó pasar.

Los días transcurrieron en el reino alado, pero su angustia no hacía más que crecer, pues presentía algo que no podía describir, sin embargo, encontró una manera de disminuir su ansiedad, la cual era ir al mercado y a diversas tiendas a comprar un montón de regalos para su Briel.

Una tarde en la que se discutía si debía comprar lociones florales o de hierbas silvestres para que la salud del chico mejorara, una conocida voz lo interrumpió.

-General, lo estaba buscando, necesito hablar con usted...

-Maru, ¿crees que debería comprar una loción de flores o de hierbas silvestres? Ya ves que ese niño estaba decaído, no sé qué hacer, no me deja llevarlo al médico, y siempre que quiero que descanse me dice que está bien y que no me preocupe, ahhh~ sabes qué, mejor compro todas las lociones, dicen que tienen capacidades curativas muy buenas... igual llegas justo en el momento indicado, ¿encontraste a un doctor humano que pueda verlo y que pueda aguantar el maná del reino? Lo llevaré conmigo cuando regresemos, dile que le pagaré bien... solo faltan dos días para que pueda verlo de nuevo.

Con una sonrisa casi imperceptible a la vista, el pelirrojo solo tragó saliva al verlo y con una seria voz, respondió al moreno.

-Aún no encontramos a un humano capaz de soportar nuestro maná tal como lo soporta el enano, pero, general, por favor acompáñeme, la líder Alice me pidió que lo llevara a un lugar para comentarle una... una situación.

De manera aún más seria de lo usual, Ryu se dirigió al cornudo rojo.

-Después de lo que me tenga que decir esa mujer, por favor vuelve a buscar a un médico que pueda acompañarnos, ¿entiendes?

-Como ordene general, por favor sígame.

Una hora después, ambos se encontraban en las profundidades del bosque...

El peliblanco sin decir palabra alguna lo siguió, hasta que en un punto en donde no había señales de vida vegetal ni animal, Maru se detuvo al ver a la líder Alice sentada sobre una gigantesca roca.

Sin tomarle importancia a la peculiar situación, el moreno advirtió.

-No me hagan perder el tiempo, habla.

Mirándolo fijamente, la mujer se dirigió a él de la manera más tranquila posible, ya que era una situación en la que tenía que mantenerse fuerte y serena.

-Mi única condición para hablarte de este asunto, es que me permitas encerrarte en dos barreras y que hagas todo lo posible por mantener la cabeza fría, no quiero que pase lo de la última vez, ¿entiendes?

Con una mirada feroz y un aura que intimidaría a cualquiera, la bestia respondió.

-¿Por qué debo de permitirte encerrarme en las barreras? No seas exagerada y ya dime lo que me tengas que decir, o ya me voy, tengo cosas importantes que hacer.

-Hazlo.

-¿Qué pasa si me niego?

Disimuladamente tragó saliva y apretó sus puños, sabía que lo peor estaba por comenzar.

-No te diré el problema que hay con ese niño humano.

Sus ojos se tornaron más atemorizantes que nunca.
-¿Tanto quieres morir Alice?

-Si me matas nadie tiene autorizado a decirte el asunto, ni Maru, así que te quedarás sin saber nada, ¿ya comprendes?

Poco a poco su maná se volvía más pesado por lo que Alice y Maru estaban más nerviosos, sin separar la mirada de aquella mujer, segundos después, Ryu solo accedió a la petición.

El amante del dragónWhere stories live. Discover now