Cap. LI - Formas de entrar en calor; infusión de canela y un atrevido dragón

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Después de los acontecimientos y las grandes revelaciones por las que pasaron los dos, Briel y Ryu entraron a la cabaña ya que el chico comenzó a estornudar repetidas veces alertando así al moreno, sin embargo, tal y como lo había pensado antes de entrar nuevamente, Briel estaba más nervioso y tenso de lo usual, pues ese escudo tan pesado que cubría su corazón, se había fracturado y destruido en su totalidad gracias al arduo trabajo de ese testarudo dragón. Por lo que, incluso más que antes, era consciente de su presencia, los nervios lo habían hecho más sensible y como resultado, la calma que aparentaba proyectar se vio terriblemente afectada con solo estar a su lado.

-Te voy a preparar algo que pueda hacerte entrar en calor, espera un poco.

El humano estaba más que nervioso, sentía que su corazón latía como loco, sin embargo, repentinamente, la imagen de los niños lo hizo entrar en razón por unos minutos.

-Kin y Yue deben de estar preocupados porque aún no estoy en casa... ¿nos iremos pronto de este lugar?

Ryu quedó pensativo por unos instantes, y mientras preparaba una infusión de canela para ayudar a calentar el cuerpo del friolento chico, de forma calmada, respondió.

-Creo que lo mejor es que nos quedemos por esta noche aquí. El maná que implanté en este lugar provoca que siempre sea primavera sin importar el clima de la temporada, así que te será más agradable. Si nos vamos ahora, el aire frío te pegará directo al cuerpo porque nos tendremos que ir volando, no quiero que te enfermes, tu cuerpo está bajando de temperatura, es más probable que te enfermes si nos vamos ahora.

-Pero... los niños...

-Se pondrán más tristes si te ven enfermo.

Desanimado porque el moreno tenía razón, Briel accedió a su propuesta no sin antes darles aviso.

-Ah~ tienes razón, tendré que avisarle a Giri que tome su forma humana y cuide a los gemelos por la noche.

De su mochila, sacó una delgada aguja y pinchó uno de sus pulgares. Al ver una pequeña gota de sangre salir, extendió su brazo izquierdo y comenzó a extender la gota en su antebrazo mientras pronunciaba el nombre de la serpiente.

Terminando, sujetó de nueva cuenta la aguja, y comenzó a rozarla cuidadosamente sobre su piel, mientras tanto, el peliblanco estaba más nervioso que en duda por la curiosa acción que realizaba el chico.

-¿Por qué te pinchaste el dedo? Déjame verlo, te pondré algo para que no sangre.

Despreocupado mientras escribía sobre su piel, respondió. -Le estoy mandando un mensaje a Giri para que no se preocupe, cuide de los niños y le pase el mensaje a la abuela y a Orion. Esta es una de las maneras más sencillas de comunicarnos, ella siente lo que yo siento cuando aplico la técnica que me enseñó la abuela Alya; después de que el rastro de sangre se remueve del brazo, volvemos a cortar comunicación, es más rápido que los espejos o piedras transmisoras, ¿verdad?

-Ya veo, como es tu familiar, deben de tener sus maneras de comunicarse...

-Más o menos, Giri es más que solo un familiar, pero yap, el asunto quedó arreglado. No te preocupes por solo un mero pinchazo, no fue nada, iré a bañarme después de tomar lo que estás haciendo y me acostaré en una de las habitaciones, por la mañana hay que irnos bien temprano.

El dragón accedió, y en tan solo un par de horas... la situación había cambiado radicalmente.

Nervioso hasta la médula, con el corazón a punto de reventar y tratando con todas sus fuerzas intentar dormir, el azabache se encontraba en un completo aprieto, pues a lado suyo de la cama en la habitación principal de la cabaña, el calmado hombre yacía sin camisa muy cerca de su cuerpo.

El amante del dragónWhere stories live. Discover now