ᎷᎽ ᏌᏁᎥᏉᎬᏒᎦᎬ JJK (Gojo Satoru)

Capítulo 21

Narra Abril

—¡¡¡ARRIBAA!!!

Me desperté de un salto por el portazo. ¡El muy desgraciado usó un tono grave para asustarme más!

—¡¿Qué carajos te pasa?! —me levanté corriendo para echarlo, pero antes de poder llegar a él, me desvié al baño, no sin antes apuntarlo acusatoriamente con mi índice.

Lo escuché carcajearse, pero lo ignoré y cerré la puerta tras de mí. Hice todo lo que tenía que hacer, y salí. Ya se había puesto cómodo en mi cama, con los brazos tras su cabeza.

—¿Ya estás lista?

—¿Para qué? —me crucé de brazos a su lado. El ladeó la cabeza, mirándome a través de su venda.

—Tienes un objetivo que alcanzar, ¿o ya te diste por vencida?

—¡Por supuesto que no!

Él sonrió.

—¡Vamos! —se movió, listo para ponerse de pie.

—Me tengo que cambiar, tonto.

—Ah —se tiró de nuevo en la cama—. Hazlo entonces.

—¿No vas a salir?

—Ve al baño~

Refunfuñé, pero tomé mi uniforme con la pollera de repuesto y fui a cambiarme al baño. No tiene caso discutir con él.

Mientras me cambiaba, la duda surgió en mí.

—Gojo-sensei, ¿qué hora es? —pregunté en tono alto para asegurarme de que escuchara a través de la puerta.

—Las 6 de la mañana.

Mi camisa se quedó a medio camino.

¡¿6 de la mañana?!

—¡¿Por qué?! —chillé.

—El tiempo es oro, Abi-chan.

Me froté la frente, estresada.

Pero tiene razón.

Me queda poco más de un día, porque el tercero no cuenta del todo.

¡Yo puedo!

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Salí a la superficie, desesperada por aire.

—¡No puedo!, ¡No puedo! —me jalé los pelos con desesperación.

El pánico, la asfixia por la violenta caída, todo sigue igual de mal. Sigo fracasando.

No entiendo. ¿Qué es lo que hago mal?

Mi respiración agitada comenzaba a calmarse de a poco.

Me acerqué a la orilla y vi la hora en mi celular.

Mediodía.

Exhalé con fuerza, estresada, y me recosté sobre la hierba como hice ayer.

El aroma del ambiente fresco me relajaba, y me puse boca arriba, simplemente disfrutando del Universo y yo. El estar mojada, más mi mala condición física (por las mordidas), me hacían sentir el frío de la pequeña ventisca que había, pero se sentía bien, así que simplemente me propuse disfrutarlo. Todo se sentía pleno. Jugaba con la hierba entre mis dedos, y movía mis pies dentro del agua en un ritmo suave. Mi mirada se perdía en la inmensidad y lejanía del cielo celeste, poblado con solo algunas nubes.

Me sentí en paz y calma, sin poder evitar sonreír por ello.

La corriente de viento chocaba en mis oídos, provocando un rugido extraño y grave, pero agradable.