ᎷᎽ ᏌᏁᎥᏉᎬᏒᎦᎬ JJK (Gojo Satoru)

Navidad

PARTE 2

Nos separamos en dos grupos de tres.

Satoru, Megumi y yo. Nobara, Yuji y Todou.

TODOS BUSCANDO LA BENDITA PELOTA.

En serio, es lo único que falta.

—Eres rico, seguro le pagaste a todos los locales de Tokio para que no vendan pelotas y luego me la pediste, a propósito. —chillé, molesta, apartando y maltratando su mejilla.

Él se rió a carcajadas, y la desconfianza inundó mi rostro.

—Claro que no, Abi-chan. ¿Por quién me tomas? No soy un abusador.

—Ajá. —me crucé de brazos, alejándome de él y acercándome a Megumi. Él pasó un brazo por mis hombros, y continuamos caminando en esa posición.

Satoru se acercó, con una mirada recelosa.

—Oi... Abi-chan... —me llamó con tono infantil.

Presionaba suavemente con sus dedos uno de mis esponjosos rodetes, mientras yo miraba al lado contrario para evadirlo. Y fue ahí cuando lo noté, sorprendiéndome. Enseguida nos frené en seco y le ordené a Niebla que nos cubriera, como una cortina de humo. Los dos hombres a mi alrededor se pusieron alertas al instante.

—Son dos Maldiciones de primera clase, y una de Categoría Especial sin registrar —nos confirmó Satoru, viendo a través de la niebla por sobre sus lentes. Obvio, le dejaremos la especial a él—. No creo que nos hayan visto. Hay tres, pero tenemos tres más vigilándonos a nuestras espaldas, aunque están alejadas. En realidad, sí creo que nos hayan visto.

Suspiré.

—Tendremos que exorcizarlas. Los locales van a cerrar para cuando acabemos. —chasqueé la lengua con fastidio.

Cuando abrí los ojos, me encontré a un Satoru orgulloso a mi lado. Lo miré mal, y él sonrió con los ojos cerrados, haciéndose el tonto.

—Bien podrías hacerlo más rápido, ya que eres el más fuerte. —dije, pellizcando su brazo.

—¿Y dónde queda la diversión? —sacudió los hombros. Luego, bajó su capucha, listo para el combate.

—Estamos en el medio de la ciudad, nos verían cientos de personas, además de que los pondríamos en peligro. —trató de apoyarme, Megumi-chan.

—Haz que se las trague la tierra y aparezcan en otro lugar más apartado. Yo nos llevo. —enseguida nos tomó a Megumi y a mí, pegándonos a él.

—Bien.

Justo cuando estaba por hacerlo, gritos comenzaron a escucharse.

Oh, no. Ahora los humanos serán capaces de verlas.

—Ya no es necesario. Gojo-sensei, pon un velo. —finalizó Megumi, tomándome por la mano para dirigirme a las Maldiciones. Nos tocaba empezar la pelea.

—Los dejaré a todos inconscientes, dame un minuto.

Megumi me miró medio sorprendido, aunque casi no se notaba en su expresión fría de siempre, pero asintió.

Sacudí mi mano lentamente en el aire, concentrando mi energía y mi voluntad. De a poco comenzaba a nevar.

Por favor Universo, cualquier persona que sea tocada por la nieve, caerá en la inconsciencia. Los hechiceros no entran, gracias.

La gente miraba la nieve con asombro, sin saber que estaban perdiendo la consciencia por ella. Después de un breve lapso de tiempo, no había persona que se mantuviera despierta, así que detuve la nevada.