-¿Qué es el Universo?
-No es una cosa, son... cómo explicarlo... -me rasqué la nuca-... es como si fueran personas, pero no tienen un cuerpo físico, ellos son el origen de mi poder y la razón por la que llegué acá.
-¡¿Son Espíritus?! -Yuji me miró c...
—¡¡ABI-CHAN!! Si no despiertas ahora me iré solo. —escuché la voz de Gojo-sensei.
—¡Desperté! —me senté en la cama rápidamente, pero sin abrir los ojos. Igual que un zombi, perfecto.
Cinco minutos más, por favor Universito.
—Ya era hora... —hizo una pausa—... Al menos abre los ojos si dirás que estás despierta...
Parpadeé varias veces, ya que entraba mucha luz.
No, wait. es luz artificial. Afuera está oscuro por lo que puedo ver. Es que mis ojos se dirigieron solos a lo más oscuro que encontraron: la vista a través del ventanal.
—¿Es de noche? —pregunté para confirmar lo obvio, refregando mis ojos.
—Sí, no hagas eso —dijo rápido, quitando mis manos de mi cara—. Te harás mal.
—¡No me veas! —me solté rápidamente y corrí al baño—. Carajo no hay puerta.
La bañera/ducha y el lavabo no están separados por la puerta, a diferencia del resto del baño.
—¿Español otra vez? Ahora se te escapa muy seguido, Abi-chan. —lo vi sonreír.
Me acerqué y lo empujé por la espalda hacia fuera del cuarto. Claramente él se dejó arrastrar sin poner resistencia, de lo contrario no podría haberlo movido en absoluto.
No quiero que me vea ni bien me despierto, qué vergüenza.
—¿Eso es un problema?
—Para nada. Me gusta, en realidad.
Otra vez mi cara se convirtió en tomate.
Y cerré la puerta de un golpe. Enseguida le di la espalda, y suspiré profundamente un segundo después, pero silenciosa, para que no escuche.
—Te dejé algo que tal vez quieras usar esta noche. —escuché sus pasos alejarse luego de decir eso.
Busqué y miré al respaldo del sillón al costado de mi habitación, notando que había un conjunto para salir para mí.
¿Eh?
...
¡¿Cómo sabe mi talla?!
Corrí al atuendo para verificarlo, pero sí. Es mi talla. Al costado, había unas zapatillas Converse blancas, del tipo botita.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
_ _ _
_
Caminaba dando saltitos, porque estaba feliz.
Satoru iba a mi lado con las manos en los bolsillos de su pantalón oscuro de vestir, luciendo una camisa blanca arremangada por sus codos. El aire suave y cálido de la noche me refrescaba, además de que vestir la prenda que él me regaló me subía la autoestima por alguna razón. La pequeña brisa de viento tiraba hacia atrás las mechas de mi flequillo y el largo de mi pelo, que estaba atado en una media cola baja.