ᎷᎽ ᏌᏁᎥᏉᎬᏒᎦᎬ JJK (Gojo Satoru)

Capítulo 42 II (JDS. parte 4.5)

{14 de noviembre:

A las 15:14hs, Maki y Kamo pelean contra Naoya Maldición}

Narra Yuji

Abi-chan había terminado de sanar a Fushiguro hace rato, y ya se la veía muy cansada. Siempre es de dormir muy poco, no sé por qué.

—Abi-chan —la llamé. Ella me miró enseguida, despertando de su trance—. La cama es muy grande para él solo, duerme al lado.

Por su expresión, la vi dudar.

Desconfía del entorno. No tengo ninguna duda.

—¿Quieres otra habitación? —indagó Kurusu.

—No —le contestó. La observó con los ojos achinados en recelo y agregó— No quiero que acoses a Megumi-chan mientras duerme aprovechando mi distracción, ¿oíste?

Kurusu se sorprendió, y sus mejillas se tiñeron de rojo vergüenza.

Achiné los ojos, intentando entender.

¿Qué no estoy viendo?

Abi-chan le afiló los ojos como última advertencia, y se acomodó para dormir junto a Fushiguro.

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Horas después, en el atardecer

Narra Hana

Ella abrazaba su brazo y, entre sueños, hacía muecas de enfado o tristeza, como quien tiene una pesadilla. Megumi, dormido, pareció sentirlo, así que se acomodó de lado y la abrazó.

Los dos estaban acurrucados, Abril con la cabeza en el pecho de Megumi, y él estrechándola contra sí al pasar un brazo por detrás de sus hombros.

Apreté los puños sobre mis piernas, sentada en el pequeño sofá.

¿...En verdad sólo son amigos?

Itadori salió del baño, con su ropa lavada y vistiendo una bata.

—¿Qué usarás ahora? —le pregunté. Su ropa estaba mojada, apenas escurrida.

—Ah, no importa. Cuando despierte, Abi-chan la secará por mí en un segundo —respondió, observándolos dormir con una sonrisa.

Soy la única a la que parece molestarle.

...Parecen quererse mucho, como si fueran su única familia.

—Estoy vivo hasta ahora sólo gracias a ellos cuatro.

—¿Perdona? —Salí de mi trance.

—Ah, por lo que dijiste recién..., que somos como una familia —me contestó.

—Ah, ya veo... —lo pensé en voz alta. Pero...—. ¿Cuatro? ¿Estás viendo doble? —pregunté, sin entender nada.

—No. —Sonrió con tristeza—. En realidad... éramos cinco, contándome a mí.

—Deberíamos ir a buscar algo de comida, ¿no les parece? —Takaba se sumó de repente.

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Narra Abril

Nunca pensé que lograría tener una mañana como esta. Durante toda mi vida, incluso mi infancia..., este siempre fue mi mayor sueño.

El sol nos acariciaba con suavidad. Eran los primeros rayos que teñían el verde del paisaje de tonos más cálidos, pero no daban calor. Era una sensación de calidez y frescura a la vez; una combinación exquisita con el aire puro de las 09:00 de la mañana. Yo estaba sentada sobre la mesa vidriada del balcón, con los pies en el aire, disfrutando las vistas a la playa y el horizonte cristalino del arrecife australiano. Vestía nada más que la camisa celeste de Satoru para cubrir mi ropa interior, que, por la diferencia de talle, me servía de remerón. Mientras trataba de disfrutar mi jugo de frutilla sin ahogarme, él se dedicaba a admirar el paisaje en silencio, recargando sus antebrazos en el barandal, que era un pequeño ventanal con una plataforma de material macizo.