Capítulo 43 (JDS. parte 5)

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Narra Abril

Hana, el comediante, Megumi, Yuji y yo corríamos (aunque la otra mujer volaba a la par) escaleras abajo del hotel, tras ver en la lista del kogane que decía que habían ingresado más de 800 jugadores a la colonia.

—Kenjaku puede estar planeando que los Espíritus Malditos lleven a cabo una masacre unilateral de no hechiceros —deduce Ángel, hablando desde el pómulo de Hana.

—¿Por qué? —exclama Takaba.

—Para estar seguro —explica— si es que la Energía Maldita de los jugadores de selección del juego no es suficiente para llenar las colonias.

—Aun así, ¡¿por qué miles de personas ordinarias entrarían en la colonia?! —cuestiona Yuji, a mi lado. A mi derecha estaba corriendo Megumi.

—Tal vez es mi culpa —intenta Takaba—. Mi popularidad vuelve loca a la gente.

—Este no es el momento para hacerse el chistoso —le corta Megumi.

—Lo siento.

—Sea lo que sea, si tiene que ver con Kenjaku, no puede ser nada con buenas intenciones —retomo el tema.

Cuando estamos pasando por el comedor, escucho un silbido en el oído izquierdo. Miro de reojo, pero no llego a reaccionar que Yuji ya la había pateado. Lo que identifico como una granada... explota al instante en el aire, aunque le dio tiempo suficiente a la velocidad de Yuji para que se cubriese detrás del apoyabrazos de un pequeño sofá.

...Se la habían arrojado a Hana.

Finalmente, todos detuvimos la corrida y nos volteamos, firmes y alertas. Poniéndome al frente —es decir, al final de la formación que traíamos—, me encargué de mantenernos protegidos con una invisible barrera de viento.

—Puedes levantarte, Yuji —le confirmo, cruzándome de brazos sin desviar la mirada de los soldados.

Él asiente y se queda a mi lado, ligeramente detrás.

—¡¿Quiénes son estos tipos?! —pregunta Takaba.

—Son soldados —termino de aclarar lo obvio—. Y dudo que sólo nos busquen a nosotros. Creo que ya entiendo qué es lo que está pasando.

—¿A qué te refieres? —Takaba apenas termina de hablar que un soldado le dispara con su rifle. Se prepara para esquivar todo, pero mi viento se encarga antes.

—¡Son extranjeros! —destaca Megumi— no vinieron a protegernos.

Dicho eso, todos mis amigos —y Hana— se esconden detrás de paredes o columnas. Solo yo me quedo expuesta tras desarmar la barrera invisible.

—Tendremos que preguntárselos directamente —sentencia, formando algo con sus manos para liberar un shikigami—. No los lastimes demasiado, Abril —me advierte. Sabe que soy la única capaz, porque Yuji no haría tal cosa, ni nadie más.

—Mm, sí —hago boca patito sin saberlo, disconforme con su desconfianza.

Cuando los soldados disparan sus rifles, inmovilizo las balas en el aire con la Técnica del Espacio y, también, les arrebato las armas. Después de eso, sólo me quedo disociando, pues las miradas de horror ya me las esperaba, y, recargada de lado contra una columna, dejo que mis amigos se encarguen del resto.

Hasta que algo me devuelve a la realidad, al presente.

Un silbido. Venía como en diagonal, desde la derecha; hasta que extiendo mi Técnica y paralizo lo que eso sea.

Pero el silbido sigue presente, cada vez más ensordecedor.

Claro, es una persona completamente consciente, por eso el uso que estoy aplicando de mi técnica no es suficiente.

ᎷᎽ ᏌᏁᎥᏉᎬᏒᎦᎬ JJK (Gojo Satoru)Where stories live. Discover now