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    —Yo nunca, nunca, me enamoré —dijo Jungkook, haciendo que todos en la ronda tomaran un shot de vodka.

    —Vos también tienes que tomar —se quejó Taehyung.

    —No, yo nunca me enamoré —se defendió Jungkook.

    —Ah, dale —soltó Namjoon, incrédulo—, alguna vez tuviste que haberte enamorado de alguien.

    Jungkook lo pensó unos segundos, dándole vueltas a la bebida en su mano. 

    —No, de verdad que nunca me pasó —terminó por concluir.

    Jungkook era sincero. No había experimentado jamás la sensación de su corazón latiendo acelerado ni de sus manos transpirar ni de su respiración convirtiéndose en suspiros. Sí había sentido atracción por otras personas, atracción sexual, pero nunca terminó de caer por nadie. Salía con chicas, a veces con chicos, las veía un par de veces y se apartaba para siempre. Ese había sido su patrón de toda la vida, un donjuán. 

    No sentía que le hacía falta enamorarse. Estaba bien así; soltero hasta la tumba, toda la noche meta joda, meta cumbia. Tampoco era un "rompe corazones", siempre era claro con sus intenciones.
Las relaciones no tenían cabida en su vida de vínculos pasajeros, sentía que no estaba en su ADN. Lo había intentado antes y aunque era muy chico, tenía quince en aquel entonces, se dió cuenta de que no era para él. 

    Ahora, a sus veintes, gozaba de una vida de placeres sin ataduras. Le gustaba así. 

    —¿Qué hora es? —preguntó Namjoon buscando su celular, Taehyung encontró el suyo primero.

    —Las nueve, habría que ir yendo —Se acomodó la campera—. ¿Qué hacemos con lo que quedó del vodka?

    Jungkook agarró la botella y le hizo "fondo blanco" a lo poco que quedaba.

    —Resuelto —dijo cerrando los ojos mientras la fuerte bebida bajaba por su esófago. 

    —Entonces vámonos —propuso Namjoon.

    Todos se abrigaron y se aseguraron de que llevaban todo lo que necesitaban. Salieron de la casa y comenzaron a caminar por las frescas calles nocturnas del centro de la ciudad. Se dirigían a un club en cual darían un toque de varias bandas de rock de la zona. 
Era indudable que estaban cerca cuando la mayoría de personas que caminaban por los alrededores llevaban chaquetas de cuero y largas cabelleras sueltas. Eso no pasaba todos los días.

    La vereda frente al club estaba llena de gente. Algunas personas fumaban, otras tomaban cerveza, otras hablaban entre sí con las manos en los bolsillos. 
Jungkook, Taehyung y Namjoon se quedaron en grupo contra una pared a esperar a entrar al local. Jungkook jugaba rotando sus anillos alrededor de sus dedos mientras esperaba.

    Pasados unos minutos, una camioneta grafiteada paró frente a ellos. Primero se bajó un joven de musculosa, con los brazos tatuados y la barba en una trenza. Él abrió las puertas de atrás y se bajaron dos personas más con equipos de música, era una de las bandas. Un chico de cabellos rubios se bajó del asiento del copiloto y fue hasta la parte  de atrás a buscar su guitarra, el resto ayudó a bajar los tambores de la batería.  La gente les dió paso y se adentraron al club.

    —Parece que todavía falta un rato para que empiece —habló Namjoon, frunció los labios en desaprobación. 

    —Tal vez podemos ir entrando, digo para no quedarnos acá afuera chupando frío —propuso Taehyung.

    Jungkook asintió y tanteó sus bolsillos.

    —¿Creen que haya que entrar con tapabocas? Yo no traje el mío.

Para Siempre [Kookmin]Where stories live. Discover now