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    Jungkook mascaba chicle mientras caminaba con parsimonia por las nocturnas calles de las afueras del centro de la ciudad. En sus auriculares cableados sonaba una cumbia sabrosa, en su mano —dentro del bolsillo— sostenía una pequeña petaca de grappamiel. Pasó por un muro grafiteado que adoraba. Ilustraba el cuerpo de una chica cayendo de espaldas desde la ventana de un edificio, con sus rubios cabellos desordenados y con manchas rojas en los lugares exactos. Siempre se le escapaba un suspiro al verlo, preguntándose cuál habría sido la inspiración del artista para crearlo. "Ariathne", decía la firma en una esquina. No sabía quién era, no había visto otros grafitis bajo ese nombre. Como todas las veces cuando pasaba por allí, simplemente siguió de largo.

    La parte que conocía del camino se había terminado, pues el resto lo había hecho solo una vez... adentro de una camioneta, apretado como sardina, entre personas e instrumentos musicales. Sacó su celular de su otro bolsillo y desbloqueó la pantalla. Abrió la conversación que había tenido con Jimin en la que él le había pasado la ubicación geográfica de la casa de Yoongi. Entró al mapa, se orientó en el espacio y siguió su camino. 

    Supo que estaba cerca cuando empezó a escuchar notas disonantes en el aire. Eran varios instrumentos sonando a la vez de forma descoordinada. Reconoció la metálica puerta del garaje del líder de Galaxia. Frente a ella, la golpeó tres veces con sus nudillos y se quitó los auriculares que quedaron colgando del cuello de su campera. Los instrumentos se detuvieron y la puerta se elevó, dejando ver a un sonriente y emocionado Jimin. Traía puesto el buzo que Jungkook le había regalado, con el dibujo de un cráneo humano en la espalda. Él no pudo evitar sonreír ante aquello. 

    —¿Ya empezaron? —preguntó Jungkook, asomándose por un costado del cuerpo de Jimin para ver a la banda sentada en ronda con sus instrumentos. 

    —Recién estamos afinando y eso —dijo haciéndose a un lado para que Jungkook pasara. 

    Jungkook entró al garaje y Jimin bajó la puerta de metal. Todos volvieron a lo que estaban haciendo, como si no estuviera allí. Él no quiso interrumpir con saludos, parecían muy concentrados.
Buscó un lugar para sentarse. Tomó un alto balde de pintura que había contra la pared y lo acercó al grupo para usarlo de asiento.

    —Deberíamos arrancar con "Desorbitado", ¿no? —propuso Hoseok haciendo a una de sus baquetas girar en el aire para después atraparla.

    Yoongi asintió, carraspeó. Jungkook, que estaba al lado suyo, lo notó y le tendió su petaca de grappamiel. 

    —Para aclarar la garganta —ofreció sonriente.

    Yoongi, con el semblante serio, le lanzó una mirada a Jimin, que estaba justo frente a él. Fueron unos cortos segundos de silencio puro en los que todos estaban atentos a lo que Yoongi respondería, en suspenso. El líder volvió a carraspear y asintió.

    —Gracias —dijo tomando la petaca. La abrió y bebió un gran trago.

    Por alguna razón, que Jungkook desconocía, había cierta tensión en el ambiente. 

    —Desde arriba —indicó Yoongi, acomodando su micrófono.

    Hoseok empezó a marcar el ritmo con la batería. Seokjin se le unió en el bajo. Yoongi y Jimin unieron sus guitarras eléctricas al mismo tiempo.

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Me reventé la pera anoche o ayer
Me tomé una pasti y yo sin saber
El mundo daba vueltas, no vuelvo a beber
De Busan llegué a parar a Belvedere 

Para Siempre [Kookmin]Where stories live. Discover now