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    Jungkook y Jimin se empezaron a vestir lo más rápido que pudieron, a contra reloj, bajo la curiosa mirada del chico que fumaba desnudo en la mesa del comedor.

    —¿Ya se van? —preguntó coqueto antes de darle otra calada a su cigarrillo.

    Jungkook se levantó del colchón para arreglarse los pantalones.

    —Lo lamento... —Iba a decir su nombre pero no lo sabía.

    —Jimin —completó el chico, haciendo que Jungkook y Jimin se pararan en seco por unos segundos procesando lo que acababan de escuchar.

    —Lo lamento, Jimin —se disculpó Jungkook calzando sus zapatos—, ocurrió una emergencia.

    El rubio terminó de vestirse e hizo una llamada por su celular.

    —Hola, sí... dos —se acercó a la ventana y miró por detrás de la persiana—. Estamos frente a la escuela veintisiete, lo necesitamos urgente... Perfecto, gracias —cortó la llamada y volteó a mirar a Jungkook, que ya estaba vestido—. El taxi pasa en unos minutos, vamos a esperarlo a la calle.

    Jungkook se subió el cierre de la campera hasta el cuello y guardó su celular en el bolsillo. Suspiró y asintió.

    —Vamos.

    Salieron por la puerta de metal que daba para las escaleras del exterior. La fría brisa nocturna chocaba contra sus rostros. 

    —Nos vemos —dijo el sensual chico con el que se habían acostado mientras cerraba la puerta.

    Jimin y Jungkook se tomaron de las manos y bajaron los cinco pisos de escalera a la carrera. Salieron del predio del edificio y cruzaron la calle para llegar al frente de la escuela. No había nadie en la calle, solo algún que otro cuidacoches fumando o tomando vino vistiendo su característico chaleco fluorescente. Se sentaron en el banco de cemento del muro a esperar, tuvieron que tener cuidado de no sentarse donde las palomas habían tirado sus desechos blancos. 

    Jungkook estaba nervioso, su pierna temblaba. Al notarlo, Jimin posó una mano sobre su muslo con la intención de calmarlo. Jungkook tomó su fría mano entrelazando sus dedos.

    El taxi se demoró un poco más de lo que esperaban, pero aún así había llegado relativamente rápido. La pareja se subió al vehículo en los asientos de atrás. El calor del auto y el perfume ambientador los abrazó al instante.

    —Al hospital —dijo Jungkook cerrando la puerta—, lo más rápido que pueda.

    El chofer asintió y pisó el acelerador. 
Jungkook se puso a buscar el dinero en efectivo con el que le pagaría para ahorrar tiempo.

    —¿Qué fue lo que te dijo Namjoon, exactamente? —preguntó Jimin.

    —Taehyung tiene una intoxicación etílica, no está inconsciente pero tampoco está en sus facultades —Torció la boca, sentía culpa. Miró abajo y empezó a jugar con el billete que tenía en la mano—. Tal vez no tuvimos que dejarlo solo si sabíamos que estaba mal.

    —No estaba solo, estaba con Namjoon —le recordó Jimin.

    Jungkook negó con la cabeza, para nada convencido.

    Cuando llegaron al hospital, le pagaron al chofer y se bajaron del taxi. A paso apresurado, se metieron en el edificio. En cuanto pasaron por la puerta, un guardia los interceptó para darle un tapabocas a cada uno. Se lo pusieron y fueron directo al mostrador. 

    —Hola, buenas noches —habló Jungkook apoyando sus antebrazos en la mesada—, buscamos al paciente Taehyung Kim, ingresó por una intoxicación etílica.

Para Siempre [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora