23

1.1K 177 58
                                    

    —Es mi madre —murmuró Jimin, congelado en el lugar.

    Jungkook se levantó de la cama y fue a ponerse los zapatos, apurado. Jimin reaccionó y fue hasta su ropero para buscar algo que ponerse. 

    —¿No iban a estar fuera todo el fin de semana? —cuestionó Jungkook, atándose los cordones.

    —Eso me dijeron... —se defendió mientras se ponía un pantalón negro de jean. 

    Se escuchó que cerraron la puerta. Se escuchaban voces discutiendo, pero no se llegaba a entender del todo lo que decían. Lo siguiente fueron pasos firmes subiendo la escalera, seguidos de otros más ligeros. Jimin y Jungkook se pusieron de pie frente a la puerta, no había escapatoria. El rubio, algo asustado, le tomó la mano a Jungkook con fuerza.

    Se vio cómo giraban el pomo de la puerta, la cual se abrió dejando ver al padrastro de Jimin con el ceño fruncido —su madre estaba justo detrás—. Al ver a su hijastro tomado de la mano de Jungkook, su rostro enrojeció en rabia. Tomó una respiración profunda por la nariz y, de un movimiento rápido, le dio un puñetazo de unos cuantos kilos en la cara a Jungkook. Jimin soltó un grito, aterrorizado. Jungkook se tambaleó y llevó sus manos a su rostro cubriendo el golpe, atónito.  

    —¡Así los quería encontrar! —bufó el hombre, cegado en la furia y el odio. 

    Volteó a mirar a Jimin, él retrocedió unos pasos. El hombre fue más rápido y lo tomó por el cuello del buzo, manteniendo el rostro del chico lo suficientemente cerca como para que su saliva le salpicara en la cara. Todo sucedía muy rápido.

    —Te dije que no quería machos en mi casa —gruñó mientras lo sacudía. Lo cazó con una mano y con la otra le daba golpes en la cabeza con su muñeca— ¿Qué es lo que no te entra en la cabeza?

    El hombre estaba sacado, dominado por la violencia. La mujer, llorando y aterrorizada por lo que le podría pasar a su hijo, se abalanzó hacia el tipo por la espalda y empezó a tirar de sus brazos en un intento de detenerlo. Jimin se empezó a encorvar e intentar zafarse, forcejeando para evitar los golpes. Muchas cosas pasaban al mismo tiempo. Jungkook intervino devolviéndole el golpe al señor, que lo dejó descolocado por unos instantes: los suficientes para que Jungkook pudiera tomar la mano de Jimin y llevárselo corriendo escaleras abajo. Sin mirar atrás, eran conscientes de que estaban siendo perseguidos. Salieron por la puerta de la casa y, sin detenerse ni por un segundo, se alejaron por las calles del barrio. El hombre iba una cuadra atrás, armado con el palo de una escoba. Mientras corrían, Jungkook y Jimin se cruzaron con un ómnibus. Se pararon en medio de la calle para detenerlo, el chofer frenó de golpe. Ellos golpearon la puerta desesperadamente mientras el padrastro de Jimin se acercaba más y más. El chofer abrió las puertas, se subieron, se agarraron de los fierros para no caerse, el vehículo se alejó. Jimin y Jungkook se quedaron mirando al hombre a través de la ventana, volviéndose cada vez más pequeño a la lejanía, que los miraba igualmente con odio. 

    Jungkook respiró profundo, tenso. 
Miró a Jimin. Su rostro estaba serio, como en shock, hasta que se quebró. Pareció encogerse en el lugar, cerrando los ojos con fuerza para contener las lágrimas y tapando su boca con su mano para ahogar sus sollozos. Jungkook se soltó de una mano para pasarla por encima de los hombros de Jimin y así darle apoyo. Los pasajeros del ómnibus los miraban disimuladamente y secreteaban. El más alto se miró en el reflejo de la ventana, un hilo de sangre emergía del arco de su ceja. Por los edificios que había alrededor, notó que el recorrido del ómnibus era diferente al del que siempre se tomaba. No se habían fijado del número de línea, solo se habían subido. Jungkook apegó a Jimin más a su cuerpo, proporcionándole caricias consoladoras. Giró su torso hacia el chofer.

    —¿Pasa por la agencia? —preguntó Jungkook.

    El hombre lo miró por el espejo retrovisor, se notaba la preocupación en sus ojos. Dudó unos segundos antes de hablar.

    —En este horario no...

    Jungkook miró a Jimin, por el estado en el que estaba, no consideraba que lo mejor fuera caminar.

    —Yo los llevo —volvió a hablar el chofer después de unos segundos, decidido.

    —Gracias, ¿cuánto es el boleto?

    El chofer negó con la cabeza.

    —Los llevo gratis —ofreció.

    La sorpresa se apoderó del rostro de Jungkook.

    —Gracias, de verdad —dijo Jungkook, conmovido.

    El chofer sonrió con cierta ternura.

    —Considérenlo mi buena obra del día.


    Jungkook había despertado a su madre para sentarla en la mesa del comedor, junto con Jimin, y hablar de lo que había pasado. Avisar de que habría alguien más viviendo en la casa no era la mejor manera de contarle que tenía novio, pero la situación no daba muchas opciones. 
Ella, anonadada, se llevó una mano a la boca al escuchar lo que su hijo le contaba. Ofendida de que algo así ocurriera en aquellos días, aceptó que Jimin se quedara en la casa por un tiempo.

    —Mañana, mientras mi madre y mi padrastro estén en misa, voy a ir a buscar mis cosas —le dijo Jimin a Jungkook cuando estuvieron acostados en la cama, tapados con las mantas. 

    Jungkook le dio un beso en la frente. 

    —Te acompaño. 

    Estuvieron abrazados unos cuantos minutos, a oscuras, hasta que Jimin se quedó dormido. Jungkook, por otro lado, no podía pegar ojo. En su mente había demasiadas cosas, todas rondando alrededor de la persona que tenía al lado. Pensaba en las distintas situaciones, y en las distintas reacciones, que había tenido que vivir con él. Todo era muy confuso. Había unos cuantos nudos complicados en su mente que no podía desenlazar. 

    Respiró profundo, mirando al techo, como si así encontrara las respuestas que necesitaba. Llevó las puntas de sus dedos hacia el golpe que tenía en la ceja. Ya había parado de sangrar, pero le dolía. Chasqueó la lengua, frustrado.
Miró a Jimin. Dormía plácidamente en posición fetal, usando el brazo de Jungkook como almohada. Su respiración calma hacía que su torso se elevara para después desinflarse y bajar. 
Cerró los ojos, necesitaba dormir. 

    Le llegó una notificación al celular, que estaba debajo de la almohada. Abrió los ojos y lo prendió. Era Taehyung. Antes de decidir si abrir la notificación o no, se quedó mirando la pantalla por unos segundos. Era tarde, tal vez era importante. "¿Cómo estás?". Eso decía el mensaje.
Volvió a mirar a Jimin, tecleó con su mano izquierda. "Necesitado de comer oreja", envió.
Después de unos segundos, le llegó la respuesta: "yo también necesito hablar".
Jungkook le dio golpecitos al borde de su celular con su dedo índice, pensando en qué decir.
Taehyung estaba escribiendo. "Estoy en el puerto, ven".


___

¡AHHH! 30k, soy muy feliz.

gente, tienen una misión:
cuando llegue a 4k seguidores, voy a publicar una historia con TODOS los elementos que me pidan, como un fanfic mutante.
esto se me ocurrió porque el 5 de julio cumplo siete años en la plataforma y me parece que es momento para llegar a esa meta <3
así que si llegaste a este punto y te quedaste con ganas de saber más (o simplemente quieres la historia más morbosa que ha existido jamás o algo así), ¡sígueme!



Para Siempre [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora