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    La noche la había pasado muy mal, dando vueltas de un lado para el otro, frustrado al no poder dormirse. Lo poco que pudo dormir, fue muy ligero y no llegó a ser un sueño reparador. Vio amanecer y eso hizo que todo fuera más complicado. Vio a Jimin despertarse. Se encontró con su mirada somnolienta seguida de una sonrisa. Jungkook sentía paz otra vez. El rubio lo reconfortaba, le generaba sentimientos de plenitud con tan solo una mirada. 

    Se dieron un corto beso de "buenos días", el cual recargó en Jungkook la fuerza que necesitaba. Se quedaron ahí, mirándose. Miraba a Jimin, con ese semblante tan puro y atrayente, y le venían recuerdos de la noche. Entonces un sentimiento parecido a la rabia crecía en él. Jimin lo notó.

    —¿Todo bien? —preguntó el mayor posando una mano sobre la mejilla de Jungkook.

    Jungkook colocó su mano encima de la de Jimin y soltó una pequeña sonrisa dolorosa. Respiró profundo, no sabía si decir lo que había pasado horas atrás.

    —Todo bien, bonito —terminó por decir en un tono bajo.

    Jimin se lo quedó mirando por unos segundos, sin cambiar la expresión de su rostro. Pestañeó lentamente y se giró en la cama para sentarse. Estiró sus brazos hacia el techo y bostezó. Todo bajo la atenta y culpable mirada de Jungkook. Él también se sentó. Suspiró y empezó a buscar con los ojos, en el desorden de su cuarto, la ropa que se pondría. Cuando lo tuvo decidido, se levantó. Se vistió con la misma ropa que el día anterior.

    —¿Me prestas una remera? —habló Jimin— Está soleado, no creo que me vaya a poner el buzo.

    —Claro —dijo Jungkook. 

    En su ropero no tenía remeras que estuvieran del todo limpias, pero había unas que había usado solo un día. Le lanzó una de ellas, la cual Jimin atrapó. Jungkook se dio vuelta, encontrándose con Jimin oliendo sutilmente la remera. Sus miradas se encontraron, Jimin sonrió.

    —Huele a ti —se explicó mientras se la ponía.

    Jungkook soltó una risita y negó con la cabeza.


    El auto del padrastro de Jimin no estaba: había ido a la iglesia junto con su madre. Entraron por el portón. Un vecino que vivía en frente salió a sentarse afuera. Jimin fue directo a buscar la llave de la puerta debajo de la alfombra. No estaba. Se detuvo en seco, algo asustado. Mantuvo la calma, se dispuso a buscar detrás de las macetas. No había nada. Buscó en el marco superior de la puerta. En vano. Volteó a mirar a Jungkook, que lo miraba extrañado. Clavó la vista al suelo.

    —Me dejaron sin llave —habló Jimin, incrédulo.

    —¿Qué?

    —Creo que me están echando de la casa, Jungkook.

    —No puede ser —se negó el pelinegro.

    —No voy a poder entrar a menos que estén ellos.

    El cerebro de Jungkook empezó a buscar todas las opciones. Darle una patada a la puerta no era viable. Entonces miró arriba: la ventana del cuarto de Jimin estaba entreabierta. Abrió grande los ojos al encontrar la respuesta. Le dio golpecitos en la espalda a Jimin, llamando su atención. Cuando la obtuvo, señaló hacia la ventana.

    Algo se volvió a iluminar en el rostro de Jimin.

    —Hay una llave adentro, una copia, debería estar colgada detrás de la puerta —recordó.

    Solo había una forma de resolver aquel problema. Iba a redimirse.

    —Voy a trepar —dijo Jungkook.

    —¿Qué? ¿Estás loco? —lo detuvo Jimin agarrándolo del brazo.

    —De chico me gustaba treparme a cosas, puedo manejarlo.

    —¿Y si te caes o algo?

    —Tú necesitas tus cosas, ¿no? —Soltó su brazo de la mano de Jimin con cuidado.

    Observó los alrededores del patio, buscando una ruta por la cual podría escalar. Se acercó al muro, no era muy alto. Puso sus manos en la parte más alta e hizo una flexión para empujarse hacia arriba, cuando estuvo a la altura indicada, levantó una pierna para ayudarse a terminar de subir. Se puso de pie, haciendo equilibrio. Fijó su vista en el techo del porche. Estiró una pierna para apoyarla allí, se ayudó con la pared para mantenerse estable y tomó un impulso para quedar parado sobre el techo. 

    —¡Voy a llamar a la policía! —exclamó el vecino que había salido afuera.

    —¡El que debería llamar a la policía soy yo! —respondió Jimin.

    Jungkook seguía concentrado. Caminó por el techo hasta llegar a la ventana. Empujó una de las hojas para terminar de abrirla y entró a la habitación. Todo estaba igual a como lo habían dejado, incluso la luz negra estaba encendida. La apagó. No se detuvo mucho más allí, bajó por las escaleras hacia la sala de estar. Allí, detrás de la puerta, tal y como Jimin había dicho, estaban colgadas las llaves de la casa. Sonriente, las tomó y se dispuso a abrir la puerta. Al hacerlo, Jimin se abalanzó hacia él para darle un abrazo en forma de agradecimiento. Sin más, subieron a la habitación del chico.

    En una mochila, guardaron varias mudas de ropa. Guardaron también el cargador del celular de Jimin y otras pertenencias como el cepillo de dientes y el desodorante. Se llevaron también la riñonera, la guitarra, el amplificador y el pentagrama. Los zapatos los llevarían colgados al hombro desde los cordones. Pudieron haberse llevado más cosas, pero esta vez solo se llevarían lo necesario. Estaban por irse por la puerta cuando Jimin se detuvo.

    —Espera, hay algo que tengo que hacer —dijo mientras iba al baño. Volvió con un cepillo de dientes, escupió en él, se lo tendió a Jungkook—. Escupe.

    Jungkook le hizo caso, divertido.

    —Esto es la guerra —dijo Jimin mientras volvía a dejar el cepillo de dientes donde estaba.

    —Pero él nunca se va a enterar de que escupimos en su cepillo —razonó Jungkook cuando Jimin volvió.

    —Esa es la mejor parte —aclaró dándole suaves golpecitos en la espalda. 


    Acomodaron las cosas en el cuarto de Jungkook, adaptando su habitación para que dos personas vivieran allí. Lo que les tomó más tiempo fue ordenar las cosas de Jungkook. Cuando terminaron, el cuarto parecía otro. Estaban acostados en la cama, escuchando música, abrazados. Jimin tenía una pierna por encima de Jungkook, como les gustaba estar, y Jungkook jugaba con los cabellos de Jimin. Estaban en paz. Hacía unos cuantos minutos que estaban así, sin decir nada. Jimin refregó su frente en el pecho de Jungkook, a quien se le escapó una risita ante ello. Jungkook cerró los ojos y respiró profundo por la nariz, en calma. Jimin hacía círculos con su dedo índice en el pecho de Jungkook. Abrió los ojos, levantó la vista para mirar al menor. Volvió a bajar la mirada.

    —Jungkook... —lo llamó en voz baja.

    —¿Sí? —dijo un poco somnoliento.

    —Te amo.


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jungkookspiderman es lo mejor del capítulo

capítulo cortito, pero llegó rápido y creo que eso les gusta.
hay más de donde vino esto, se vienen cosas que van a preferir


Para Siempre [Kookmin]Where stories live. Discover now