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    Jungkook elevó sus cejas en un gesto entre triste y confundido. Miró a Taehyung, no recordaba que alguna vez sus rostros hubieran estado tan cerca. Miraba sus ojos del color del café, su nariz prominente, sus mejillas delgadas, sus labios finos... su rostro tenía una expresión difícil de descifrar. Se estaba preocupando más de lo que ya estaba.

    Entonces sonó el celular de Jungkook desde el bolsillo de su campera. Jungkook se apartó de Taehyung y fue hasta el otro extremo de la habitación a buscarlo. Lo sacó del bolsillo y lo desbloqueó. Se sonrió al notar que era un mensaje de Jimin avisándole que ya se iba a dormir. Una cálida sensación recorrió su cuerpo: Jimin lo hacía feliz.

    Con el celular en la mano, regresó a sentarse en el colchón. Le respondió con una selfie y un mensaje de "buenos días", que fue respondido con un sticker de muchos corazones. Respiró profundo y bloqueó su celular. 
Cuando miró hacia Taehyung, él estaba cabizbajo apretando las mantas con las puntas de sus dedos.

    —Tú y yo estábamos... —su voz sonaba entrecortada— hablando.

    —Sí, perdón —se disculpó Jungkook, dejando su celular a un lado—, Jimin me mandó un mensaje —Taehyung soltó un suspiro—. Si no es por Jisoo, ¿por qué estás así?

    De pronto, se escuchó el sonido como de cerámica rompiéndose y un quejido. Provenía de afuera. Ambos voltearon sus miradas hacia la ventana. Se asomaron extrañados. En el deck de madera había una maceta que se había roto al volcarse. Un perro pasó corriendo por la vereda. Unieron cabos y volvieron a sus lugares. 

    Sin decir nada, Taehyung se levantó de la cama y fue en busca del cigarrillo que Namjoon le había dado. Puso el filtro entre sus labios y, de abajo de los envoltorios de golosinas en su mesa de luz, sacó un encendedor. Hizo carpa con su mano, frunciendo el ceño, para encender el tabaco. Dio una mínima calada y después presionó con los dientes la esfera que le daba un sabor mentolado. Soltó el humo con calma hacia afuera de la habitación.

    —¿Nunca sentiste como si todo el tiempo estuvieras mal parado? —preguntó con la vista fija en la vereda y el cigarro entre sus dedos índice y mayor. 

    —Y dale con esas preguntas dramáticas...

    —Hablo en serio.

    Taehyung dio una profunda calada. Soltó el humo en un soplido. Se miró la venda que tenía en donde le habían puesto la intravenosa.

    —Es esa sensación de que todo es incorrecto —volvió a hablar, aún sin mirar a Jungkook—. Mis deseos, mis sentimientos, mis ilusiones... no son las que deberían. Es como si me estuviera equivocando al existir. Todo se siente fuera de lugar y entonces, como dije antes, solo finjo. No estoy seguro de nada y hago todo mal. Pretendo estar cómodo en donde no pertenezco. Incluso aquí, en esta habitación, contigo: mi amigo de toda la vida, a solas... se siente incorrecto.

    —Pero... ¿por qué? —cuestionó el menor abrazando su almohada con sus brazos y piernas cruzadas.

    Taehyung retuvo el humo en su garganta y lo soltó. Miró a Jungkook, se lo quedó mirando en silencio. Dio otra calada. Negó con la cabeza en respuesta. Golpeó el cigarro con la punta de su dedo para que cayeran las cenizas. Empezando a molestarse, Jungkook chasqueó la lengua.

    —Si no me dices, no vamos a llegar a nada —volvió a hablar.

    Taehyung suspiró soltando el humo. Había una pizca de miedo en sus ojos. Clavó su vista en el suelo, lejos de Jungkook. Sus manos se tensaron. Carraspeó su garganta, se sentó más derecho. Volvió a tirar cenizas. 

    —Últimamente he tenido ciertos... —eligió sus palabras al fin, nervioso— pensamientos. 

    —¿Pensamientos?

    Sus miradas se encontraron. El aroma a tabaco los envolvía. Había una sensación extraña en el ambiente, como si un acusado estuviera a punto de declararse culpable. Jungkook leyó en sus ojos que lo que le diría sería de vida o muerte, sintió a su pecho paralizarse. Estaban cerca, pero era como si una muralla hubiera sido construida justo en medio. Se veían las caras, pero era como si fueran completos desconocidos.
Las pupilas de Taehyung se movían rápido, sus cejas se elevaron. Iba a llorar. Sorbió su nariz, sus mejillas estaban rojas. Sus finos labios estaban tensos. Respiró por la boca, se separaron. Los acomodó para emitir sus siguientes palabras. Se escucharon voces y la puerta de una habitación abriéndose.

    El chico se apuró a apagar el cigarrillo contra el marco de la ventana. Ambos se taparon con sus respectivas mantas y se quedaron quietos. Se escuchó cómo se abría la puerta del baño, para después cerrarse y que alguien girara la llave de la ducha. Ellos permanecían en silencio, se quedaron así por un rato. 

    Jungkook no estaba conforme, no quería dejar la conversación a medias porque sabía que nunca volverían a tocar aquel tema.

    —Tae... —lo llamó en un susurro.

    Él se dio vuelta en posición fetal, dándole la espalda.

    —Mis padres se levantaron, duérmete antes de que se den cuenta de que estamos despiertos.

    Jungkook chasqueó la lengua y, un poco enfadado, se dio vuelta para dormir.

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capítulo cortito, pero es todo lo que tengo para contar hasta ahora
(es decir, hay otros sucesos que tengo pensados para la historia pero no se conectan con lo que escribí en este capítulo... bueno, sí, pero yo me entiendo)
No es el primer capítulo corto de la historia y lo sentía necesario para que sus mentes pudieran estar en paz con que jungkook aún no la caga (que fue algo que recibí mucho en comentarios)

espero que les haya gustado el capítulo
¡Nos leemos!












Para Siempre [Kookmin]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ