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    Allí estaba su rostro, calmo e inexpresivo. Sus largas pestañas decoraban sus párpados relajados. Sus labios rosados y esponjosos estaban entreabiertos y un poco secos. Sus rubios cabellos, alborotados, caían por su frente. Era hermoso. Era una belleza etérea. 
Creyó que nunca más lo vería así, desnudo y a su lado. Lo miraba maravillado, pero en el fondo crecía un sentimiento de tristeza profunda. Bajo aquella preciosa fachada que lo enamoraba se escondía una realidad perversa.
Extendió su mano para tocar su mejilla con delicadeza, no lo hizo, se contuvo. Soltó un suspiro melancólico.
Con cuidado de no despertarlo, se levantó de la cama. 

    Se vistió en silencio, tomó su celular y caminó hacia la cocina a paso lento. Abrió la heladera, se sirvió un vaso de agua. Tomó un sorbo. Con el celular entre sus manos, apoyó los codos en la isla. Bajó la cabeza llevando el celular a su frente. Cerró los ojos. Se quedó así por unos segundos. Levantó la mirada hacia la pantalla. Abrió sus contactos. Bajó en la lista hasta que llegó al número de la policía. Presionó el contacto. Puso el dedo pulgar sobre el ícono de llamar, tembló. Se llevó la otra mano a la boca, tapando su tristeza. Sus cejas se levantaron como si estuviera por llorar. Golpeó la mesa con fuerza, con rabia. 

    Respiró profundo, volviendo a bajar la cabeza, apoyando ambas manos en la isla. Se quedó mirando al vacío por unos segundos, descifrando lo que debía hacer. Entonces su rostro cambió, recordó el video. Salió de los contactos y se metió a la galería de su celular, el video era lo primero que aparecía. Tenía miedo. Si solo aparecía Taehyung, todo había sido su culpa: si no hubiesen peleado, no hubiera tenido el accidente. Y si aparecía alguien más, si alguien había generado el accidente...

    Ya había aplazado la situación lo suficiente. Tenía que ver ese video. Decidido, presionó el triángulo que le daría comienzo a la grabación. La calidad del video no era muy buena, era una pantalla grabada desde un celular. Se veía la moto de Taehyung, sola.
Un adulto mayor apareció en la grabación. Jungkook apretó la mandíbula. El hombre simplemente siguió de largo. Jungkook se relajó. Segundos más tarde, se vio a un auto salir del estacionamiento. Jungkook seguía viendo el video con atención. Habían muchos minutos de absolutamente nada. Jungkook adelantó el video hasta que vio a una persona entrar en la filmación. Intentó distinguir su rostro, tenía puesto un buzo con capucha y la imagen estaba oscura: era imposible. La persona miró alrededor de forma sospechosa y se agachó a un lado de la motocicleta. De su bolsillo sacó una llave inglesa y empezó a hacer algo que era difícil de distinguir. Era evidente: alguien había aflojado los frenos. La rabia empezó a crecer en Jungkook. Retrasó el video para ver si podía reconocer el rostro de la persona: una vez más, era imposible. El video siguió avanzando, volvió a verse cómo la persona aflojaba los frenos de la moto. Jungkook enredó una mano en sus cabellos, frustrado. La persona se levantó y se dio media vuelta para irse de la escena del crimen. Jungkook reprimió un grito: el buzo, en la espalda, tenía el dibujo de una calavera. 

    De pronto, Jimin salió de la habitación vistiendo solamente una remera y ropa interior. Se refregó los ojos, somnoliento, miró a Jungkook y sonrió. Caminó hasta la isla y se apoyó en ella.

    —Buenos días —dijo alegre, con aquel tono tan inocente y puro en su voz. Falso.

    Jungkook no cambió su semblante serio, su expresión de rencor. Jimin lo notó y anuló su sonrisa. Lo sabía, sabía que había sido él. Jungkook se alejó hacia el ventanal de la sala de estar, bajo los filosos ojos de Jimin que lo miraban. 

    —¿Por qué? —preguntó Jungkook en un susurro, sin poder mirarlo.

    —¿Por qué qué? —habló como confundido.

    —No te hagas el tonto, Jimin —dijo, severo, con el corazón partido—. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué intentaste matarlo? 

    Sintió una mano en su hombro. Cerró los ojos con fuerza. Dio media vuelta, separándose del agarre. Miró a Jimin a los ojos. Él lo miraba como suplicante.

    —Por favor, amor, no te alteres. Fue un accidente, una casualidad, una fatalidad. Taehyung va a estar bien, ya verás —Acarició su mejilla con el dorso de su mano, dejando la otra detrás de su espalda—. Ahora enfócate en nosotros, enfócate en mí. Estamos juntos de nuevo, eso es lo que importa.

    Se paró en puntas de pie y dejó un casto beso en los labios de Jungkook. Esbozó una sonrisa calmada. Una lágrima se derramó del ojo de Jungkook.

     —Estás loco —susurró con la voz quebrada, retirando la mano de Jimin de su rostro—. ¿Cómo pudiste? ¿No me amabas? 

    —Sí, Jungkook, te amo. Haría lo que fuera por ti. Te amo con toda mi vida, sé que tú también me amas.

    —No, no te amo. Te detesto —exclamó entre lágrimas—. Te detesto y nunca te voy a amar.

    El rostro de Jimin cambió a uno más terrorífico.

    —No puedes rechazarme —dijo avanzando lentamente, Jungkook retrocedía en consecuencia—. Te lo advertí: lo mío es para siempre.

    —Voy a llamar a la policía y "para siempre" vas a estar tras las rejas —sentenció Jungkook, firme.

    De un movimiento rápido y sin dudar, Jimin sacó la cuchilla que ocultaba detrás de su espalda y le asestó varias puñaladas en el vientre a Jungkook con frialdad. "Si no es conmigo, no es con nadie", murmuró mientras lo hacía. Jungkook se dobló por el dolor y lo miró con el ceño fruncido. Con un último aliento de fuerza, agarró a Jimin por los hombros y lo arrastró hacia la ventana, estrellando su espalda contra el cristal que se rompió en mil pedazos. Lo soltó y lo empujó al vacío, dejándolo caer desde una altura de unos treinta metros. El cuerpo de Jimin impactó con estrépito sobre el camión que estaba estacionado al frente del edificio. Jungkook escupió sangre por la boca y se llevó la mano a una de sus heridas, era grave. Tambaleándose, salió del apartamento y se apoyó en la pared del pasillo para no desplomarse, dejando un rastro de sangre a su paso. Entró en el ascensor y pulsó el botón de la planta baja. Se recostó contra la pared del elevador y tosió. Al abrirse las puertas, se cruzó con la chica que vivía en su mismo piso, que acababa de volver de pasear a su perro. Ella soltó un grito despavorido al verlo. Jungkook la ignoró y siguió caminando hacia la salida del edificio. Afuera había una multitud conmocionada alrededor del camión. Jungkook se abrió paso entre la gente. Vio el vehículo, sobre el que yacía Jimin, y al procesar lo que estaba frente a él todo se volvió blanco y cayó inerte al suelo, en medio de la ronda.

    La sangre de Jimin se deslizaba espesa por uno de los lados del camión, ocultándose la palabra "joven" del anuncio, leyéndose únicamente PARA SIEMPRE.


FIN


no puedo creerlo. QUÉ SATISFACCIÓN
he querido escribir ese último párrafo desde que empecé la historia, no se hacen una idea de la ansiedad que acabo de soltar.

bueno, díganme lo que piensan, lo que sienten... 

pasó un año desde que empecé la historia, no lo puedo creer, voy a llorar.

gracias, gracias, gracias por acompañarme, por aguantarme, por leer la historia hasta el final, por creer en mí, por todo, de verdad, muchas gracias.

si llegaron hasta aquí, les voy a pedir un pequeño follow (no todas mis historias terminan terriblemente, se los juro)

por otro lado: ¡tenemos grupo de whatsapp! únanse, así interactuamos <3 (si no pueden escanear el código QR, mándenme su número al privado con el código de país)

¡Nos leemos!

¡Nos leemos!

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Para Siempre [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora