Capítulo 6 🎻

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Krestel

Una inofensiva mujer espera en la sala. Su cabello está recogido y mantiene una postura relajada para demostrar que ha sido entrenada. Me gusta que no llore como las otras presas. Sabe que su destino ha sido escrito y no hay manera de cambiarlo. Puede que muera o sobreviva. Depende de mi fuerza de voluntad. Su vida no tiene importancia ni valor. Ya no desde que aceptó servirme.

Mi hambre aumenta al igual que la matanza. Tengo reservado una gran cantidad de voluntarios que me ofrecen su vida de buena gana, pero nunca es suficiente. Jamás estaré satisfecho. Cualquier tipo de sangre que he probado estos años es amarga, insípida. ¿Cuánto más soportaré? No puedo permitir que muchos noten mi estado. Pensarán que es una oportunidad de desafiarme o terminar con mi mandato.

Mi padre estuvo una vez en el mismo punto hasta que encontró a mi madre y se convirtió en un líder indestructible. Él solía decirme que regresó de la muerte. ¿Podrá ella...? Agarro del cuello a la chica y la miro fijamente. Ahora no tiene miedo, pero dentro de unos minutos suplicará y me pedirá que acabe con la miseria.

—¿Cuál es tu nombre?

—Liah —No titubea.

—¿Sabes lo qué significa estar aquí, Liah?

Sus ojos celestes no parpadean.

—Sí, majestad. Es un honor ayudar a la causa.

¿Causa? ¿Mi enfermedad es una causa? La violencia y la rabia explotan en mi pecho. No soportaré otra humillación. Un rey como yo no debería tener debilidades ni estos inconvenientes. Maldita sea. Por mucho que odie la idea la necesito lo antes posible o mi martirio nunca se acabará. No importa cuantos cadáveres deseche todos los días, nadie me dará lo que busco. Solo ella.

La adrenalina bombea cómo ácido cuando mis colmillos se hunden en el cuello de la chica con más violencia de lo necesario. Me siento fuera de control. Es una locura lo mucho que deseo devorar a otra mujer que ni siquiera he visto personalmente. Sus ojos azules fueron protagonista de todas mis fantasías y ese cabello rojo...

La víctima finalmente lucha, pelea y suplica que pare. Me golpea el pecho, me araña, pero es tarde. La vida drena su cuerpo cuando estoy saciado y la aviento en una esquina como si fuera una simple muñeca de trapo. Me limpio la comisura de los labios antes de gemir y sonreír.

¿Así que la solución me conduce a ella? Será el material perfecto para mis juegos más retorcidos. ¿Por qué resistirme a algo que puede ser sumamente divertido? La tendré a mi merced, la utilizaré a mi antojo y recuperaré la fuerza que he perdido. ¿Debilidad? Desde que era un niño nunca me apegué a nadie emocionalmente. Solo me importaban mis padres.

Ella no será ninguna amenaza.

—Majestad.

Miro sobre mi hombro hacia la puerta para notar la presencia de Morana. Sus ojos oscuros se ensanchan al ver el cuerpo sangriento en mi alfombra, pero pronto enmascara cualquier expresión y se aclara la garganta.

—Dime qué es algo muy importante —advierto, dirigiéndome al escritorio —. Tu presencia no me resulta en absoluto agradable a menos que la requiera.

Agacha la cabeza en su típica actuación de dama sumisa. Ha despertado la compasión de muchos, pero a mí no me conmueve. No hay nada inocente en Morana.

—Ha llegado un halcón al castillo y recibimos el mensaje de los guardias que envió al Bosque de los lamentos —informa —. La reina está a salvo y vendrá esta misma noche.

Una Melodía MortalWhere stories live. Discover now