Capítulo 37 🎻

30.1K 3.7K 2.2K
                                    

Krestel

La idea de perderla se ha convertido en mi peor pesadilla. Mi mundo sin ella sería destructivo, doloroso, un maldito infierno. Mi desesperación es tanta que juré en nombre de lo más sagrado: la memoria de mis padres. No faltaré a mi palabra. El orgullo no me arrebatará lo único bueno que he tenido en mucho tiempo.

Raven me hizo desear cosas que antes no quería: una familia, los momentos de paz y calma a mis demonios. Ella es la cura de mi enfermedad. Es peligroso la dependencia emocional que he desarrollado hacia esa mujer. Vergonzoso incluso, pero toda mi vida he vivido en la oscuridad y el vacío.

Raven me ha enseñado a amar la luz.

Cada versión de mí entra en conflicto. Siento que traiciono todo lo que he conocido durante siglos. Aceptar ese lado que rechazo pone en duda la lealtad a mí mismo, pero pienso que todo es insignificante si ella no está a mi lado. Cuando vino por primera vez a Arkos renunció a su antigua vida y ahora me pertenece.

Soy dueño de sus sonrisas, sus labios, sus besos, su cuerpo, todo. Puede que no sea digno de alguien tan puro como ella, pero me arrancaría el corazón negro del pecho y se lo daría. Por Raven soy muy capaz porque se lo merece.

Porque está hecha para ser mía.

Porque la amo.

Y que me condenen en el infierno si un día la pierdo.

—Tus manos están en la zona equivocada—protesta Raven, aunque está sonriendo—. Cálmate, Markovic.

Deposito su cuerpo sobre la espalda de Bruma y acaricio el valle entre sus piernas. Observo su reacción, deleitándome por la forma en que muerde sus labios rojos. El cabello está atado, sus ojos azules intensos y las mejillas ruborizadas. Me encanta como ese corsé hace que sus tetas se vean mucho más grandes. Estoy absolutamente obsesionado.

—¿De verdad? No me di cuenta—finjo indiferencia y me acerco a Shadow que está impaciente por un paseo.

La risita de Raven me persigue mientras subo en mi propio caballo y le ordeno que empiece el galope. Saludo a Karl con una inclinación de cabeza antes de empezar la exploración. Quiero que mi chica se relaje un poco. La conversación que tuvimos con Ava la ha puesto más nerviosa.

—Nunca pareces darte cuenta.

Le dedico una sonrisa perezosa.

—Te encantan que mis manos vayan a ciertas zonas equivocadas.

El rubor en sus mejillas destaca sus pecas. Esa mezcla entre chica inocente y malvada siempre va a ser mi más grande debilidad.

—Si digo lo que pienso terminaríamos en la misma posición que la noche anterior.

—Bueno, quizás podemos hacerlo contra un árbol.

—¡Basta! —me reprende—. Me haces pensar en cosas muy sucias.

—Esa es la idea, ¿no? Mejor que el cambio de forma.

Raven deja de sonreír y quiero golpearme. Mierda, plan arruinado.

—El cambio de forma es el suceso más importante para cualquier licántropo—murmura, sosteniendo las riendas de Bruma—. Me hablaron sobre ello desde que era una niña y tenía consciencia. Escuché las experiencias de mis tíos y vi cómo mi prima Allison se convirtió en un lobo negro. Me aterró, pero también despertó mi emoción. Seré más fuerte cuando esa parte de mí sea libre.

—¿Y ahora? ¿Te sientes de la misma forma?

Mantiene los ojos fijos en el camino ante nosotros.

—Estoy aterrada—confiesa—. Tengo la sensación de que perderé bastante cuando cambie de forma.

Una Melodía MortalWhere stories live. Discover now