Capítulo 31 🎻

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Krestel

Camino por las frías y sucias celdas de la prisión mágica más peligrosa de Arkos. No hay guardias que custodien porque una vez que los delincuentes ingresan no pueden salir. A menos que autorice un pacto de libertad, algo que no ha sucedido nunca.

Quiero muerto a los responsables que dañaron a Raven. Primero sufrirán días de tortura, insomnio y hambre. Después serán ejecutados en la horca frente a una multitud para servir como ejemplo de lo que sucede con aquellos que no respeten a la reina. Nadie tocará nunca más de manera inadecuada a mi mujer. No mientras esté vivo.

Me paro frente a una celda con escasa luz y miro al niño andrajoso. Hay un amargo odio en sus ojos que estoy acostumbrado a ver en las escorias que he jodido. Siempre es seguido por lamentos y promesas de que no volverán a cometer errores. Patético. Es una ventaja que yo sepa reconocer a los mentirosos impulsivos. No creo en las segundas oportunidades.

Del otro lado oigo a tres mujeres sollozar, pero no les presto atención. Ya me encargaré de ellas después.

—Kiro, ¿no es así?

Nada.

—Supongo que ahora no tienes el valor de atacarme ni lanzarme a la boca de los lobos —Mi voz suena con calma a pesar de la rabia que hierve a fuego lento en mi interior—. Ella quiso convencerme de que eres inocente. Me dijo que fuiste manipulado por los gaxas para tenderle la trampa. ¿Cuál es tu excusa?

Levanta el mentón en un acto de valentía que no he visto en hombres más viejos ni guerreros. No le asusta mirarme ni darme esa típica hostilidad que muchos intentan disimular. Se muestra tal y como es. Valiente.

—¿Me perdonarás la vida si escuchas mi excusa?

Mi sonrisa es sombría mientras me burlo. Niño listo.

—No.

Abraza sus piernas y se encoge en el sucio rincón. Observo sus pies lastimados cubiertos de cicatrices y manchados de sangre. Puedo reconocer a una víctima cuando lo veo y Kiro es uno. Los abusos se reflejan en su cuerpo y no me refiero solo al maltrato físico. También sexual y psicológico. No me sorprendería saber que era violado por los gaxas. Pretendían hacer lo mismo con Raven y en el pasado trabajaron con Baltor.

—Tu líder fue enviado al bosque de los lamentos. ¿Sabes lo que significa?

Las lágrimas descienden por sus mejillas.

—¿Me enviarás ahí?

—Quizás —respondo—. ¿Por qué debería perdonarle la vida a alguien que atacó a mi reina?

Sus ojos salvajes me miran.

—¿Alguna vez fuiste sometido a la influencia de los gaxas?—inquiere a cambio —. Paralizan tu cerebro y te convierten en un muñeco de trapo que utilizan para la diversión. Me sentí así desde que tenía cinco años. Fui vendido por mis propios padres porque no querían otra maldita carga en sus vidas ya que no podían con ellos mismos. Vivían en la miseria y pobreza absoluta. ¿Quién es el responsable? ¡Tú por darnos la espalda!

Un rastro de emoción se inyecta en mi vena.

—Los gaxas no son bienvenidos en mi reino.

Se limpia las lágrimas con una risa irónica.

—¿Sabes por qué no me importa si me matas? Tendré algo que me negaron desde que nací.

Será libre y tendrá un descanso de los monstruos que lo sometieron. Este niño perdió mucho al igual que yo. Está solo en el mundo. Sin hogar, sin familia, sin nada. Somos parecidos en ciertos aspectos, pero la diferencia es que él no tiene una razón para sobrevivir. Se ha rendido.

Una Melodía MortalWhere stories live. Discover now