Capítulo 42 🎻

21.2K 2.6K 1.4K
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


🖤❤️

Krestel

Nunca me he imaginado en este escenario. Es lo más parecido a una pesadilla. Desde que tengo uso de razón he mantenido el pensamiento de que no seré padre, y, de algún modo, el destino se las arregló para hacerme tragar mis propias palabras. Cuando nombré a Karrie como una de mis herederas asumí la responsabilidad. Ella no es solo una niña. Ella es mi hija.

No quiero que malinterprete muchas de mis acciones. Quiero que sepa qué cosas están bien y mal. Lo que Raven y yo hacíamos era consensuado. Algo que ella algún día experimentará. No tiene que ser forzoso, ni obligatorio. Solo depende de sus deseos y cualquiera tiene que respetarlo.

—Eso luce genial, cariño —comenta Raven.

Karrie se encuentra de espaldas, trazando pinceladas en un caballete. La pintura refleja muy bien el paisaje de Arkos, los colores, el castillo y Skar volando en el cielo. Me reservo cualquier crítica porque acepto que ha mejorado y no estamos aquí para eso.

—Nikov me regaló una colección de acuarelas—sonríe Karrie y nos mira.

Sus mejillas sonrojadas están manchadas de pintura y aparta el cabello trenzado de sus hombros.

—Deberías entrenar con Kiro. ¿Qué sucedió?

—Un murciélago trajo un mensaje de su parte —explica en voz baja—. No quiere perder su tiempo con una niña débil.

Debí suponer que esa sería su reacción. Fue un error sugerir que él y Karrie sean amigos. Kiro ha visto mucho en su corta vida y está lejos de ser inocente. Ya no tiene las mismas aspiraciones que una niña de ocho años. Él solo vive por un propósito y es la violencia.

—Nikov será un excelente maestro —digo, sentándome en uno de los empalagosos sillones rosas—. Le caes muy bien.

Los ojos de Karrie brillan genuinamente.

—Él no me da miedo.

Raven arquea una ceja.

—¿Kiro sí? —pregunta.

Silencio.

No lo juzgo porque yo he notado su comportamiento cada vez que estoy cerca. Él no habla con los otros soldados y pasa la mayor parte del tiempo en sus aposentos y en la biblioteca. Me informaron que le llama la atención los libros, pero no sabe leer. Ordené que Morana fuera su maestra.

—No te preocupes por él, no te hará daño.

—Lo sé —musita Karrie, tomándome desprevenido—. Él está asustado, todos lo estuvimos alguna vez.

La observo fascinado porque no podría estar más orgulloso. Esta pequeña hada tiene un corazón tan puro a pesar de que la vida también ha sido muy injusto con ella. Aún existen almas buenas en Arkos. Karrie es una prueba.

Una Melodía MortalWhere stories live. Discover now