Capítulo 19 🎻

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Raven

Krestel y yo buscamos nuestras ropas apresuradamente cuando la puerta del camarote suena con un golpe brutal. Nikov suelta gritos alterados que me pone los vellos de punta. Mierda, su peor pesadilla ha despertado.

Volver a utilizar el vestido no es una buena opción porque me tomará bastante tiempo colocarme el corsé así que opto por la camisa blanca de Krestel. Mi aliento se frena por los nervios acechándome y los escalofríos zarandean mi piel.

El destino de este barco depende de mí.

Y debo dar el concierto más importante de mi vida.

Descalza y vestida con nada más que una camiseta y ropa interior, encuentro el violín y lo saco de su estuche. Vibra en mis manos como si supiera que ha llegado el momento. Su magia es atrayente, hipnótica y mortal. Me hace sentir poderosa e imparable.

Miro a Krestel.

—Es hora.

Termina de abrocharse los pantalones y asiente. El rubor inunda mi cara mientras pienso en lo que estuvimos haciendo hace minutos. Qué cambio de ambiente tan drástico. Todo era caliente y ahora siento un profundo frío. La guerrera tomará el lugar de la reina enamorada.

—Tu único objetivo será tocar el violín —espeta Krestel —. Ignora todo lo que ocurre a tu alrededor y toca. Nada más que la nota importa. ¿De acuerdo?

Demuestro determinación a pesar de que por dentro soy un desastre nervioso.

—De acuerdo.

—Vamos —dice, agarrando mi mano y juntos salimos del refugio.

Afuera es un completo caos de gritos y puro terror entre los tripulantes. La tormenta de nieve dificulta que las antorchas del barco iluminen lo que está sucediendo, pero puedo verlo claramente.

El monstruo del mar.

El kraken.

Mi pecho se aprieta a medida que pasan los segundos, mis pies están congelados en su sitio mientras escucho a Krestel lanzar órdenes bruscas y Nikov hiperventilando. Los latidos de mi corazón se disparan, pulsando tan rápido y fuerte que es todo lo que puedo oír entre mis oídos. El miedo me araña la garganta, dificultando la respiración.

Nunca imaginé ver algo así.

Ni siquiera en mis peores pesadillas.

Un profundo remolino se forma alrededor de él mientras la gigantesca bestia ataca el barco con sus tentáculos. Es negro con el tamaño de una isla flotante, ojos rojos y una enorme boca con colmillos afilados que trata de succionar la tripulación entera. Estaríamos muertos si el escudo de protección que creó Krestel no fuera resistente. Dioses...

—¡¿Qué demonios les tomó tanto tiempo?! —exclama Nikov en tono desesperado —. ¡El hijo de puta quiere masacrarnos y ustedes están follando!

Krestel le da un fuerte puñetazo para que se concentre. Nikov hace una mueca mientras un hilo de sangre corre por sus labios. Auch. Está teniendo un ataque de pánico.

—Concéntrate —espeta Krestel con un gruñido molesto —. Si vas a chillar como un moribundo mejor regresa a tu camarote. Nos haremos cargo de él.

Nikov se limpia la boca con una sonrisa.

—Me lo merecía —acepta —. No suelo pensar cuando está cerca. No volví a ser el mismo desde que devoró vivo a alguien muy querido.

Entrecierro los ojos hacia él. Su trauma me recuerda al de mi tío Andrew con los muertos.

—Le daremos justicia a tu amigo.

Una Melodía MortalWhere stories live. Discover now