5 Sila: La personificación de la muerte

39 12 13
                                    

Mi mamá se lleva las manos al pecho–

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mi mamá se lleva las manos al pecho–. ¡Nos espantaste!

Luce cansada como si no hubiera dormido durante la noche. Al parecer saben que rompí el toque de queda y estuve fuera. Papá me frota la cabeza y se marcha.

Esto es tan bizarro. Hay un intruso en mi habitación y deberían estar volviéndose locos por protegerme de él.

¡Qué no lo ven!

Mamá se me acerca para besarme en la frente y abrazarme–. ¿Qué haces en el suelo? ¿Por qué no te vistes y bajas? –Fuerza una sonrisa y pasa junto al intruso ¡para abrir las persianas! Como tonta espero que se haga ceniza con la luz, pero nada. ¡Debería haberse hecho ceniza con la luz!

Tendrá cara de ángel, pero así son algunos demonios que han salido en las noticias.

Los círculos de colores proyectados por un móvil de cristales que Amanda me regaló bailan en su rostro. Mi corazón se acelera. ¡Dónde está su puta sombra!

Mamá besa mi frente y se gira para retirarse, pero agarro su manga del suéter.

–Amanda está bien ¿verdad?

Su rostro se contorsiona y niega con la cabeza intentando sonreír. Abre la boca sin emitir un sonido. Le brotan lágrimas–. No –resuella antes de cubrirse el rostro–. No, mi amor. Amanda no está bien.

Corro al armario, abro el cajón de abajo donde acumulo cosas que nunca he querido botar y agarro mi celular viejo, con chip y cargador. Me pongo una blusa y sudadera negras sin pensar (es el color que abunda en mi guardarropa). Arrojo la bata al cesto y, sin inmutarme de que un extraño me mire en ropa interior, me desvisto y me meto unos pants negros. Ignoro las advertencias de la máscara cuarteada y a mi madre. Ambas voces se vuelven ruido blanco. Salgo al pasillo y me precipito escaleras abajo. Aprieto con fuerza el botón de encendido del smartphone. Necesito contactar a Amanda. ¡Demonios! ¡Esta cosa no arranca! Me lo guardo y ni siquiera me detengo cuando mi hermano Daniel vocifera una sorpresa al verme. Pronto empezará algún reclamo típico de preadolescente y no estoy de humor; llevo fuego y mares de inquietud adentro. Necesito cerciorarme de que Amanda está viva. ¡No hubo ningún derrumbe! Amanda está viva, ¡está viva! Estoy por ponerme física con Daniel que se para justo en medio para no dejarme pasar y alzo el brazo para moverlo. De repente, mi cuerpo se hace tan ligero que una ventisca podría tirarme y lo atravieso. Mi mano se torna aire y ¡lo traspasa! Él encoge los hombros como si el invierno hubiera entrado a la casa y se pone rígido. ¿Qué me está pasando? ¡Atravesé a mi hermano pequeño!

Mi hermano traga saliva y libera un grito de pánico. Mis dedos extendidos se tornan arena y ahora soy yo la que grita. Como una borrasca se deshace mi cuerpo y, como si me recreara del polvo en una tormenta del desierto, aparezco en donde fue la fiesta. Mis manos están intactas, mi cara. ¿Qué demonios pasó? Me golpeo el pecho y soy sólida de nuevo.

Deseé con todas mis fuerzas comprobar que el lugar había colapsado y estoy aquí parada sobre una montaña de escombro. ¡Y esto no es un sueño! Un dron policiaco emite el sonido de una sirena desde arriba. El lugar está rodeado con una cinta amarilla para impedir el paso a los civiles. Hay un equipo de rescate excavando con palas y grúas en una zona hundida donde un par de caninos trepan a los pedazos de concreto y olfatean entre las uniones. Indican a ladridos los lugares donde pudieran haber personas sepultadas.

¡Todo es verdad!

Contengo con ambas manos un sollozo.

Amanda...

Me mastico los labios y giro, observando lo que fue un arco, trozos grises y porosos amontonados en un camino hundido. Por favor, por favor que esté viva, por favor que la encuentren. Por favor ¡que todos estén vivos!

De pronto, un alboroto atronador de gritos me alcanza como si entrara a un túnel giratorio de torturas. Me cubro los oídos. Entre los fragmentos de ladrillo bailotean tirones de sombra como cortinas sopladas por un remolino. Del aironazo lúgubre surge la personificación de la muerte y las personas que apoyaban en la recuperación de los cuerpos huyen gritando que otra puerta se ha abierto. La silueta negra empuña el mango de una guadaña que hace girar sobre su cabeza. Es la cosa más horrible que he visto. Tiene un cráneo negro por cabeza que parece de madera podrida y resinosa. Un gran cuervo está posado sobre su hombro. El ave abre el pico en un repetitivo sonido mortuorio. Mis dientes castañetean, mas soy incapaz de moverme para huir. El monstruo está por darse cuenta de que estoy aquí... Gira la cabeza y ¡me ve! Sus ojos son negros como el carbón, y no puedo despegarme de ellos. ¡Es un demonio! El filo de su arma se alza con una escritura demoniaca en destellos dorados. A mis pies se quiebran algunos trozos de concreto que se alzan en una pequeña montaña y me hacen tropezar hacia atrás. El aire, la tierra, los sonidos son un caos. Algo escarba desde el monte frente a mí. Surge como una protuberancia peluda. ¡Es el occipital sumido de un cadáver! Se le cae un ojo venoso que se mece junto a su nariz. ¡No puedo moverme ni gritar por el miedo!

La capucha negra de La Parca atesta su guadaña con velocidad. Me encojo y me cubro con ambas manos. No puedo evitar espiar al autor de mi futura muerte. Cuando el filo se detiene a medio camino, el muerto apachurrado que buscaba salir de entre los escombros se transforma en algo acuoso y ¡la succiona la guadaña! Mis hombros son rociados por sus restos de vapor helado. Los vellos de la nuca se me erizan cuando la voz de La Parca demanda furiosa en una entonación horripilante–. ¡Largo de aquí!

¡Hola! Espero haber despertado su curiosidad hacia esta historia

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¡Hola! Espero haber despertado su curiosidad hacia esta historia. Pobre de Sila, se le cayó el mundo. Veremos cómo se toma lo que vendrá. ¡Agárrense que se pondrá denso!

GEHENAWhere stories live. Discover now