9 Sila: Eres la creepy freaky entre los creepy freaky

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Empaqué mis cosas, hice un depósito a mi teléfono con la tarjeta de papá y heme aquí

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Empaqué mis cosas, hice un depósito a mi teléfono con la tarjeta de papá y heme aquí. Según el tipo de la máscara blanca, Thaumiel, mis seres queridos me olvidarán, pero estoy por conocer a las personas más importantes de toda mi existencia, personas con quienes he compartido varias vidas. ¿Cómo le digo que no creo en la reencarnación? Ciertamente he tenido sueños que me sitúan en otras épocas, pero también soy culpable de pasar demasiado tiempo en los foros y en los juegos de realidad virtual. Mamá dice que leo demasiado. Mi cerebro debió tomar la información de algún lado e inventar todo: Amanda, un ánima con un mensaje del dios egipcio de la muerte; la Parca con la guadaña... Nada de eso pudo ser real. Lo que vi, o creí ver, fue el efecto latente de la noche ilegal de desenfreno. Habían muchas sustancias y alcohol circulando en esa fiesta.

Resoplo dejando caer mis hombros. Ya deja de engañarte, Sila. Bien sabes que lo de Amanda fue real. Tuviste que cambiarte la ropa mojada y todos están muertos menos tú.

–Menos yo –susurro.

Llevo horas sentada frente al pórtico de una gran mansión de estilo griego observando a la muchedumbre de máscaras. ¿Será que esto es alguna especie de secta? Si mi madre se enterara... Debería estar preparándome para huir. He contado a más de veinte personas. Thaumiel saluda a varios de ellos, aunque no hace presentaciones, y qué bueno. No estoy de humor para decir: «Mucho gusto, soy la chica que murió aplastada en Halloween». No pienso salir de mi escondite. Desde aquí no me veo, y ninguno da importancia a mi presencia. Algunos se descubren el rostro por un instante alzando las máscaras que son muy similares entre ellas. La mayoría usa máscaras blancas; algunas tienen grietas o manchas rojas. Todos son jóvenes, aunque mayores que yo, de unos veinticinco años quizá, y veo pocas chicas. Cuando llegó una máscara negra con forma de cráneo temblé y me pellizqué tan duro que conseguí una gota de sangre. Creí que era La Parca, pero, gracias al cielo, es otro tipo. Sumo la cara entre mis rodillas. No. Definitivamente esto no es el efecto latente de drogas ilegales. ¿Para qué me engaño? Después de que hablé con Amanda me transporté, toda empapada y, sabrá el diablo cómo, de vuelta a mi casa y luego al lugar del derrumbe donde seguía esa bestia absorbiendo cadáveres con su guadaña. Por suerte no me vio. Así como llegué, parpadeé y aparecí en mi casa. Todos estaban en el cuarto de tele viendo la misa para Amanda, la no creyente.

Dios, soy una cosa inestable.

Thaumiel dice que es normal retornar varias veces al lugar de tu muerte. También dice que hacerlo instantáneamente es mentalizarse y que no debería ser capaz de lograrlo hasta que me registre. Osea, eres la creepy freaky entre los creepy freaky. ¿Qué pasará si me da hipo y aparezco en un cementerio?

Tétrico.

Según Thaumiel, aquí me ayudarán a recobrar la normalidad; con el tiempo me acordaré de quién fui y entenderé lo que me pasa.

A mi mamá le dará un infarto si desaparezco frente a ella y mi papá es capaz de meterme un tiro o de llamar a un sacerdote. Me creerán poseída y me tendrían conectada a misa todos los días para que el padre me ciberexorcice. Qué hueva me da de pensarlo. Entonces les diré que nunca me gustaron las misas y que siempre tenía un juego de fondo, y todo se pondrá color de hormiga. Diablos, ¿y si eso de que me olvidarán es verdad?

–¿Qué fue lo que te dijo?

–¡Verga! –Se me eriza la piel y brinco en mi lugar al escuchar la pregunta susurrada a mi oído en un tono siniestro. La Parca se encuentra sentada muy cerca de mí con las largas piernas encogidas imitando mi postura. El ave de mal agüero está en su hombro. No lo sentí acercarse. De inmediato me recorro para delimitar mi espacio personal, no vaya a ser que el pajarillo me pique un ojo. El cuervo estira las alas levemente para darse equilibrio cuando su portador endereza la espalda. Dios... Es tan... horroroso. Por favor que no se alce la máscara. Capaz y tiene dos hileras de dientes.

¿En qué te metiste, Sila?

–¿Tanto miedo te doy?

Contestaría que sí, pero eso sería mostrarme vulnerable. Así de cerca puedo ver que no hay distinción entre sus pupilas y sus iris color carbón. Qué antinatural. Si no es una bestia demoniaca, ¿qué cosa es? Ahora noto la piel blanca de los párpados caídos, las pestañas y las cejas negras. Un detalle hermoso delimitado por el marco terrorífico de su máscara podrida. No puede ser una persona, Sila. No te dejes engañar por los juegos del «padre de la mentira».

–¿Te importa? –pregunto y la voz me ha salido como un susurro.

–Lo que te dijo el ánima, sí; que me tengas miedo, no.

Oh.

Inhalo más aire para que los pulmones no me traicionen y den más potencia a mi voz. Tengo mis dudas sobre si es una persona u otra cosa; uno no sabe hoy en día, pero cuando dije que no estaba de humor es que no estoy de humor. Si van a matarme, moriré con dignidad.

–Lo q-que m-me dijo fue privado.

–Bien, aquí aprenderás que ya nada es privado –expresa antes de ponerse en pie–. Ya te acostumbrarás. –Da la vuelta para acercarse al grupo, dirigiéndome una última mirada y muchos se hacen a un lado mostrando temor o respeto.

Que se vaya a la verga. Sea quién sea. No me importa. Me siento orgullosa de mí misma. Acepto que estoy temblando, pero no le di la respuesta que esperaba y me siento dura. Se acaba de derrumbar mi mundo, así que ni La Parca debería meterse conmigo. Después se acerca Thaumiel a arruinarme el sentimiento de grandeza.

–Te daré un consejo, aunque no me lo hayas pedido –dice desde una posición en cuclillas. Se ha alzado la máscara y un burbujeo en mi estómago me recuerda que fantaseé con besar esa boca. Sila, Sila, Sila; cómo puedes irte a ese momento ahora, estúpida–. No hagas enemistad con Caronte.

–Yo no estaba...

Entonces la puerta metálica al recinto se abre y creo que la estoy cagando pues el grupo le abre paso a La Parca. Osea que es importante. 

 

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GEHENATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang