26 Sila: Interrogada por la Gestapo

20 5 5
                                    

Esta mujer sí que te hace sentir como si estuvieras en un juicio y de ninguna forma responderé a su pregunta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esta mujer sí que te hace sentir como si estuvieras en un juicio y de ninguna forma responderé a su pregunta. Qué metiche.

–Gehena –continúa ella–, comprendo que todo esto es muy nuevo para ti, pero lo que dije el primer día es cierto. Nuestro objetivo es contribuir al bienestar mundial. Estamos en una época de limitada estabilidad. Tenemos epidemias, vandalismo, enfrentamientos callejeros y todo eso está muy bien, pero los países aún prefieren resolver sus diferencias por medio de la diplomacia y firman acuerdos en lugar de recurrir a la espada... Aún hay mucho en lo que podríamos asistirlos. Ahora, un ánima es capaz de ver más allá del tiempo y eso sería de muchísima ayuda para prepararnos, ya sea para recibir a alguien importante o para una batalla. Las puertas del infierno parecen estarse cerrando, pero mientras permanezcan abiertas nuestras fichas son las más poderosas en el tablero.

Me froto los hombros con inquietud. ¿Alguien más notó lo retorcido de ese discurso? ¿Cómo que los países prefieren resolver las cosas con diplomacia en lugar de la espada? ¿Es eso malo? Ya decía yo que La Soberana genocida no debía estar bien del coco. Este despacho se ha puesto frío de repente.

–Bueno –carraspeo–, sí mencionó que se acercaba el fin del mundo pronto.

–¿Te dio una fecha?

Meneo la cabeza.

–¿Alguna otra cosa?

–N-no.

–Lo que sea que te dijo es de importancia, así sea algo personal que involucre a tu perro.

–No tengo un perro.

–Está bien. –Mira el reloj en su muñeca, una cosa ostentosa decorada con diamantes. Me pregunto si serán diamantes de verdad. La Soberana patrañera me recuerda a una de esas actrices de edad de Hollywood, fina y elegante a lo Diane Keaton, aunque mejor peinada y más maligna–. Dentro de diez minutos inicia la instrucción de nigromancia. Te servirá mucho el entrenamiento para recordar cómo lidiar con un ánima y sacar provecho a sus visitas. Por favor llega temprano. No tolero los retardos.

Me bajo la máscara sintiendo alivio. Ahora sé por qué exige que dejemos de usarlas ante su presencia. Con las máscaras puestas no puede estudiar nuestras reacciones, y vaya, sabe que me guardo más. Me siento extraña ahora que tengo una escolta. Como si fuera a pasar por alto que le ha pedido a los otros tres seguirme y hacer amistad conmigo. El muchacho sofisticado me alcanza en el pasillo para hacer su tarea: pretender que tenemos cosas en común, que le simpatizo. Su nombre es Sheol y suaviza tanto su voz que casi siento que estoy con una compañera, una muy alta. Asiento a un par de cosas que me dice, pero ni le presto atención. Thaumiel camina un tramo con Caronte y después se desvía. Lástima, me hubiera gustado preguntarle cómo se siente respecto a La Soberana. La mirada pesada de Caronte se mantiene sobre mí y me distraigo tanto en la forma en la que sus ojos cambian del carbón al hielo que casi choco con una columna.

GEHENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora