33 Sila: No fue así como pasó exactamente

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Al salir de la biblioteca, Amanda me recibe con las orejas alzadas

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Al salir de la biblioteca, Amanda me recibe con las orejas alzadas. No sé que me poseyó para hablarle de esa forma a Caronte. Me cae mal el tipo, pero no debí perder el control y hasta me tiemblan las manos.

«¿Estás bien? ¿Pasó algo?» pregunta Amanda. Por encima de nosotros vuela el cuervo de Caronte.

–¿Sabes si aquí dan clases de tiro con arco?

«No es un cuervo», me informa. «Es un familiar.»

–¿O sea que puede hacer qué o qué?

«Todos somos diferentes. Pero está conectada a Caronte.»

–Con eso me basta para saber que quiero meterle una flecha.

«Shhh, él podría escucharte.»

–¿Caronte? ¡En serio! –Cierro los puños–. ¿Me está espiando con ese pájaro?

«Es altamente probable. Tú también podrás usarme así.»

Naraka sale de la biblioteca y cuando ve a Amanda, se abstrae con ella. Se acerca a pesar del peligro que representa un animal así.

–Gehena, quiero ser como tú. Te pasas el manual por el culo y te dan un familiar. ¡Te admiro!

–Naraka, ¿qué pasó en el cementerio?

La loba chilla, se guarda la cola entre las patas, entrecierra los ojos y agacha la cabeza con las orejas abajo. En lenguaje lobuno dice: eres mi superior, valgo poco.

–Tienes amnesia, claro. A todos nos da después de una posesión. Yo tuve amnesia por más de dos semanas en mi primera posesión y cuando recordé todo, vomité otra vez. A veces los recuerdos no vuelven. Por eso nuestros regresos son tan irregulares.

Dios, no sé cómo tomar eso.

–La cosa estuvo así: La Soberana Yalta nos reunió alrededor de la fogata para que le agradeciéramos por esta oportunidad y toda la parafernalia que siempre hace. Ya sabes, con los brazos alzados y las caras mirando al firmamento. Introdujo la idea de que esa noche era en celebración a la fuerza de voluntad...

Me llevo las manos a la nuca–. Por Dios, ¿la interrumpí?

–No, no. Para nada. De hecho, creo que ni estuviste. Lo bueno comenzó cuando ella se fue, porque te acercaste a Caronte y le dijiste: «oye entonces tú eres la caca más grande aquí. ¿Por qué no me lo demuestras?»

–¡La caca! ¡Lo llamé «la caca»!

Amanda gruñe. «No fue así como pasó exactamente, no le hagas caso.»

–Técnicamente no sé si fuiste tú o fue ella –explica Naraka señalando a Amanda–. Debimos darnos cuenta desde que no traías la máscara, pero asumimos la posibilidad de que te habías cortado. De vez en cuando uno necesita un respiro. Cuando estás poseído es como tener personalidades múltiples y...

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