21 Sila: La cosa del otro lado

25 7 4
                                    

Analizo mis posibilidades y avanzo super lento

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Analizo mis posibilidades y avanzo super lento. Si el laberinto es circular y doblé a la derecha, lo ideal sería pegarme a la izquierda siempre y seguir ese camino hasta llegar al centro (creo). Me muerdo el labio y pego el hombro al muro frío. Malik pasa junto a mí y me dice adiós desde que gira en otra bifurcación más adelante. No veo a nadie más y el pensamiento más estúpido me viene a la mente. Solo Malik optó por mi elección porque la creyó correcta y el resto siguió a Caronte. Aaash, cómo me cagan los borregos. Tras andar cerca de una hora escucho voces. Se me eriza el vello de los brazos cuando las oigo susurrar mi nombre: Sila. Estoy segura de que son mis compañeros al otro lado del muro. Todos escucharon a La Soberana llamarme así en la presentación. Los imagino bien juntos, como una manada de macacos, cuchicheando sobre estupideces. Después, escucho cuacs, sí, cuacs. Demoro cerca de veinte minutos en llegar a un camino de tierra cenicienta que desemboca en un área abierta donde casi resbalo. Hay una fuente en medio de un suelo de pasto seco y palmeras también secas. Varios patos están nadando ahí. ¿Este es el centro? ¿Llegué tan rápido? ¿Será bebible el agua? Mi estómago ruge como si no hubiera comido en varios días. Me siento en el borde de la fuente y alzo el rostro. Creo que aún es de día, pero caray, está oscuro como la media noche aquí. De no ser por las antorchas andaría a ciegas. Bueno... Abro los brazos con expectación. Si esto es el centro, ¿dónde está ese secreto perverso? Giro en mi lugar y nada. Tengo diecinueve años y mi único secreto es que he roto el toque de queda para escaparme a casa de Amanda a fumar y a veces no eran cigarros de tabaco. El confinamiento y los demonios chupasangre han dificultado que me porte mal. Es cierto que a veces veo gente que otros no pueden ver, aunque me niego a aceptar que son gente muerta. Disculpa, abuela. Tú sí que estabas bien muerta.

El ruido de unas pisadas hacen que me pegue al tronco de una de las palmeras. Si tan solo pudiera fundirme con ella. Detrás de mí aparece una máscara blanca. Su voz carraspea y brrr, endemoniados distorsionadores de voz. Qué puto sonido rasposo más terrorífico de mierda. La máscara blanca se presenta como Naraka.

–¿Sabes si se puede beber el agua? –me pregunta.

Me alzo la máscara para responder. No me gusta mi voz con ella–. No veo por qué no.

Pero no la prueba y una alarma de desconfianza se me enciende. Tengo sed y hambre.

–Esta es la segunda vez que paso por aquí –me informa.

–¿En serio? –La verdad ni vi por donde vino.

–¿Crees que ya haya salido alguien?

–No creo. Apenas entramos.

–¿Apenas? –La voz distorsionada de Naraka titubea–. Si entramos hace como tres días.

¿Lo dice en serio?–. Estás bromeando ¿verdad? Ni siquiera he ido al baño.

Su risa se oye diabólica y yo estoy que me zurro del miedo.

–¡Por supuesto que bromeo! –dice alzándose la máscara. Gracias, porque comenzaba a dudar si era una persona o no lo que había debajo. Es la chica de nariz pequeña y barbilla redonda que tomó apuntes durante la presentación. Uy, tan solo que me confundí otra vez. ¿Dónde están las demás chicas? Carraspea en un tono bastante grave antes de escupir.

GEHENAWhere stories live. Discover now