Maldito Horde Prime Capítulo VI

30 7 0
                                    

nota:la historia pertenece a Taylor Jenkins.

Nota:Esta es la tercera vez que subo la historia.ahhh, así que vamos de nuevo.














La noche del estreno de su película Big Trouble,Horde pasó a recogerme
con un elegante traje oscuro y con un estuche de Tiffany en la mano.

—¿Y esto? —le pregunté. Yo tenía puesto un Christian Dior con
estampado floral en negro y púrpura.

—Ábrelo —respondió Horde, sonriendo.

En el interior había un anillo gigantesco de platino y diamantes, trenzado a los lados y con una gema cuadrada en el medio.

Contuve una exclamación.

—¿Estás...?

Yo sabía que eso pasaría tarde o temprano, aunque fuera tan solo porque Horde se moría de deseos de acostarse conmigo. Yo venía resistiéndome a pesar de sus insinuaciones muy abiertas. Pero cada vez se me hacía más difícil.

Cuanto más nos besábamos en sitios oscuros, cuanto más nos encontrábamos a solas en una limusina, más me costaba apartarlo.

Nunca había sentido ese anhelo físico. Nunca había sentido esa ansia de que me tocaran... hasta que llegó Horde. Estaba a su lado y me invadía una desesperación de sentir sus manos sobre mi piel desnuda.

Y me encantaba la idea de hacer el amor con alguien. Había tenido
relaciones sexuales, pero nunca habían significado nada para mí. Con Horde, quería hacer el amor. Yo lo amaba. Y quería que hiciéramos las cosas bien.

Y aquí estaba: una propuesta de matrimonio.

Extendí la mano para tocar el anillo, como para cerciorarme de que estaba sucediendo de verdad. Horde cerró el estuche antes de que alcanzara a tocarlo.

—No estoy pidiéndote que te cases conmigo —dijo.

—¿Qué?

Me sentí una tonta. Me había permitido soñar demasiado. Allí estaba yo,Catrina Carrillo, pavoneándome como si mi nombre fuera Catrina Castillo y pudiera casarme con una estrella del cine.

—Al menos, todavía no.

Intenté disimular mi decepción.

—Como quieras, entonces —dije, y me aparté para recoger mi cartera de fiesta.

—No te pongas de mal humor —pidió Horde.

—¿Quién está de mal humor? —repliqué. Salimos de mi apartamento  y cerré la puerta.

—Voy a proponértelo esta noche —explicó con voz casi contrita—. En el
estreno. Delante de todo el mundo.

Me ablandé.

—Solo quería asegurarme... Quería saber... —Horde tomó mi mano y se
apoyó en una rodilla. No volvió a abrir el estuche. Solo me miró con
sinceridad—. ¿Vas a aceptar?

—Será mejor que nos vayamos —dije—. No puedes llegar tarde a tu
propia película.

—¿Vas a aceptar? Es lo único que necesito saber.

Lo miré a los ojos y respondí:

—Claro que sí, tonto. Estoy loca por ti.

Me abrazó y me besó. Me dolió un poco. Sus dientes chocaron contra mi labio inferior.

Iba a casarme. Esta vez, con alguien a quien quería. Con alguien que me
hacía sentir como simulaba sentirme en las películas.

¿Qué podía estar más lejos de aquel triste apartamentucho de Hell's
Kitchen?

The lucky oneWhere stories live. Discover now