Maldito Horde Prime Capítulo XI

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nota:la historia pertenece a Taylor Jenkins.

Nota:Esta es la tercera vez que subo la historia.ahhh, así que vamos de nuevo.



PhotoMoment

2 de noviembre de 1959

UNA CHICA DIVERTIDA

¡Adora Grayskull sí que está adquiriendo notoriedad en la ciudad! Y no solo porque está demostrando ser una excelente actriz. La chica de Georgia sabe hacer amistades.

La más llamativa de estas es la estrellita preferida de todos, Catrina Castillo.

A Adora y a Catrina se las ha visto por toda la ciudad, de compras, hablando, y hasta han encontrado tiempo para una o dos rondas de golf femenino en el Beverly Hills Golf Club.

Y para mejorar las cosas aún más, parece que las amigas van a tener muchas citas dobles en el futuro cercano. A Adora se la vio en el Trocadero nada menos que con Hordak Logan, que es muy amigo del marido de Catrina , Horde Prime.

Un acompañante apuesto, amistades glamorosas, y se habla de que puede ganar una estatuilla... ¡Qué buen momento para Adora Grayskull!



































































–No quiero hacer esto —dijo Adora.

Tenía puesto un vestido negro con un profundo escote en V. Era la clase de vestido con el que yo jamás podría salir de casa; si lo hiciera, me arrestarían por prostitución. Llevaba también un collar de diamantes que Horde había persuadido a Sunset de que le prestara.

Sunset no se dedicaba a ayudar a las actrices independientes, pero Adora quería los diamantes, y yo quería que tuviera todo lo que quisiera. Y Horde quería que yo tuviera todo lo que quisiera, al menos la mayor parte del tiempo.

Horde acababa de protagonizar su segundo wéstern, The Righteous, tras haber convencido con mucho esfuerzo a Ari de que le diera otra oportunidad.

Esta vez, sin embargo, las críticas eran muy diferentes. Horde se había «puesto los pantalones». Estaba convenciendo a todos, en su segundo intento, de que era formidable en las películas de acción.

El resultado de esto fue que Horde tenía la película número uno del país, y

Ari Sullivan le daba lo que le pidiera.

Así fue como esos diamantes fueron a parar al cuello de Adora, con el gran rubí del centro apoyado encima de sus pechos.

Yo me había vestido otra vez de verde esmeralda. Era un color que empezaba a ser característico en mí. Esta vez, tenía un vestido de piel de seda con hombros descubiertos, cintura ajustada, falda ancha y un bordado de cuentas en el escote. Tenía el pelo suelto y las puntas cepilladas hacia adentro.

Miré a Adora, que estaba observándose en el espejo de mi tocador, intentando acomodar su cabello cardado.

—Tienes que hacer esto —le dije.

—Pero no quiero. ¿Eso no cuenta?

Recogí mi cartera, que hacía juego con mi vestido.

—No mucho —respondí.

—Tú no eres mi jefa, ¿sabes? —protestó.

—¿Por qué somos amigas? —le pregunté.

—¿La verdad? Ni siquiera lo recuerdo.

The lucky oneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora