Maldito Horde Prime Capítulo VIII

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nota:la historia pertenece a Taylor Jenkins.

Nota:Esta es la tercera vez que subo la historia.ahhh, así que vamos de nuevo.

—Estarán tú como Jo, Flutterina Reilly como Meg, Lonnie Nathan como Amy, y Adora Grayskull hará el papel de Beth.

—¿Adora Grayskull? ¿De los Estudios Olympian?

Bow asintió.

—¿Por qué ese ceño fruncido? Creí que estarías encantada.

—Sí —respondí, volviéndome más hacia él—. Lo estoy. Absolutamente.

—¿No te gusta Adora Grayskull?

Le sonreí.

—Esa perra adolescente va a actuar mucho mejor que yo.

Bow echó la cabeza hacia atrás y rio.

Adora Grayskull había sido noticia unos meses antes. A los diecinueve años, había hecho el papel de una viuda y madre joven en una película de guerra. Todos estaban seguros de que la nominarían el año próximo.

Exactamente la clase de persona que querría el estudio para el papel de Beth. Y exactamente la clase de persona que Flutterina y yo detestaríamos.

—Tienes veintiún años, estás casada con la mayor estrella de cine del momento y acaban de nominarte para un Oscar, Catrina .

Bow tenía razón, pero yo también. Adora iba a ser un problema.

—Está bien. Estoy lista. Voy a ofrecer la mejor actuación de mi vida, y cuando la gente vea la película, dirá: «¿Beth? ¿Qué Beth? Ah, ¿la hermana del medio, la que se muere? ¿Qué pasa con ella?».

—No me cabe la menor duda —dijo Bow, y me apoyó el brazo en el hombro—. Eres fabulosa, Catrina . Todo el mundo lo sabe.

Sonreí.

—¿En serio lo crees?

Eso es algo que todos deberían saber sobre las estrellas. Nos gusta que nos digan que nos adoran, y que lo repitan. Años más tarde, la gente siempre se me acercaba y me decía: «Seguro que no querrá oírme parlotear sobre lo fantástica que es», y yo siempre digo, como en broma: «Bueno, una vez más no molesta». Pero lo cierto es que los elogios son como una adicción. Cuantos más recibes, más necesitas.

—Sí —respondió—. En serio lo creo.

Me puse de pie para darle un abrazo, pero al hacerlo, la luz dio en mi pómulo, la parte inflamada justo bajo mi ojo.

Observé cómo la mirada de Bow recorría mi cara.

Vio el leve hematoma que estaba disimulando, vio el morado y el azul bajo la superficie de mi piel, a pesar del maquillaje.

—Catra ... —dijo. Acercó el pulgar a mi rostro, como si necesitara palparlo para saber que era real.

—Bow, no.

—Voy a matarlo.

—No, no lo harás.

—Somos los mejores amigos, Catrina . Tú y yo.

—Lo sé —dije—. Lo sé.

—Tú dijiste que los mejores amigos se cuentan todo.

—Y cuando lo dije, tú sabías que era mentira.

Le mantuve la mirada.

—Déjame ayudarte —pidió—. ¿Qué puedo hacer?

—Puedes asegurarte de que las tomas diarias me hagan ver mejor que a

The lucky oneWhere stories live. Discover now