VII

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Acercamiento

Adara buscó algunos aromatizantes y aceites esenciales para bañarla, los derramó sobre el agua y tomando una barra de jabón la pasó por su piel, pero ante el tacto Violet tomó el jabón y lo sostuvo dándole una ligera señal de que ella lo haría.

—Esta bien, límpiate —Habló como sí se estuviera tratando de una salvaje

Violet parecía en ese momento una mujer desconfiada que ante cualquier toque podía rasgar y morder como lo hacían los lobos asustados.

Adara se fijó en su brazo izquierdo y noto que no tenía la marca, eso la hizo dudar, pero lo dejó pasar.

«Está mujer no puede ser la sangre maldita, la maldición solo ataca a los hombres, ¿por qué ella tendría algo que ver con la maldición? Será posible que su padre escondiera secretos o que la maldición ya no tuviera ningún efecto en los descendientes de Azrael»

Sólo observaba como la chica se limpiaba, y pensaba cómo seguiría y surgiría su estadía en la manada, estaba llena de dudas y curiosidad por la mujer.

Cuando terminó le pasó el jabón, y se encogió pegando sus rodillas a su pecho.

Adara derramó agua sobre su cabeza y empezó a lavar su cabello, sentía sus garras pasar por su cuero cabelludo, mientras sentía el Shampoo sobre su cabeza, observaba su reflejo a través del agua y su ceño pronto se dobló.

«Este tal vez sea uno de los peores días de mi vida, fui secuestrada, vi a mi padre suicidarse, pise la sangre de las personas que me ignoraron y hablaban mal de mí. Ahora estoy en un mundo
distinto al mío. Esto es una mierda». Pensó Violet mientras su cabeza era masajeada para luego sentir un gran chorro de agua bajar por su cara y finalmente enjuagar su cabello.

Adara fue tras una toalla y se la cargó al hombro, le extendió la mano a la chica y ella la ignoró, se levantó apoyándose de los bordes de la bañera y se bajó con cuidado.

Tomó la toalla y se envolvió en ella, Adara la tomó del brazo para llevarla a dentro donde le busco un pijama y se la entregó, también ropa interior.

Se los puso sobre la cama y esperó a que se cambiará. La observaba fijamente y eso le causó inseguridad.

—De... se la vu...el...ta —Pronunció

—¿Qué tienes que esconder, tenemos lo mismo? —Dijo sarcástica

Violet alzó una ceja, luego su expresión fue aburrida, no estaba de humor para soportar ese tipo de comentarios provenientes de la loba.

Negó con la cabeza y Adara para no llevarle la contraria se giró en dirección al armario

Sólo le dio cinco minutos, no tardaría más de eso, Adara estaba pensativa y no dejaba de analizar cada aspecto de la chica, tenía un ligero miedo y una particular forma de demostrarlo.

Respiro profundo al haber pasado los cinco minutos y se dio la vuelta observando a Violet que estaba sentada en la cama con el cabello mojado cubriendo la mitad de su rostro.

Se acercó a ella y sujetó los largos mechones que cubrían su vista y los acomodo detrás de su oreja, y se fijó en esa parte de ella.

«Humanos y lobos, dos razas distintas, pero que tienen cosas en común» analizaba y mientras sus ojos seguían puestos en su oreja

Violet levantó la mirada y la observó con el ceño tenso, Adara al fijarse en su mirada se retiró un poco de ella y pegando sus manos se paró firme.

Distinto a la manera tan familiar con la que la tocaba.

—Prepararé algo para tu garganta, no me tardo —Dijo dándose la vuelta y saliendo de la habitación

Se levantó con cuidado de la cama, y caminó de puntillas mientras se acercaba a la puerta de la habitación, sujetó la perilla dorada de la puerta y al momento de bajarla esta no continuaba su movimiento.

Se quedó trancada y supo que estaba cerrada con llave, se dirigió al marco de las ventanas tomando el seguro y nuevamente intentó abrirlas, sin conseguirlo, estaba encerrada.

Observo todos sus alrededores y busco otra forma de escapar, pero no era nada parecido a lo que hubiera visto antes, nunca en la vida se había asimilado estar en una habitación con aspecto vitoriano, viviendo con hombres sobrenaturales y en un mundo distinto al suyo.

No parecía que pudiera escapar de esa hermosa habitación.

Adara caminaba por los pasillos con un pocillo caliente, el humo salía de la bebida y desprendía su fragante aroma.

Caminaba con cuidado y estando nuevamente al frente de la habitación abrió la puerta buscando a la chica.

Estaba sentada sobre la cama con las piernas pegadas al pecho y sus brazos en las rodillas, trato de buscar su mirada pero ella solo giró la cabeza, aunque fue un acto de mal gusto, lo dejó pasar.

Se acercó y dejó el pocillo en la mesa.

Tomó a la chica de la mano y la acarició suavemente, dejó el movimiento unos segundos después, donde fue realmente ignorada.

Observó el pocillo y lo pasó al frente, su aroma resonó en sus fosas nasales y el olor que percibió la dejó un poco confundida.

Era dulce como la vainilla, pero verde como una planta, parecía un té, pero no se desprendían hojas o estaba la bolsita con la esencia, era caliente, pero la realidad es que al beber te deja un fresco en la garganta.

Violet estiro las piernas y tomó el pocillo de la oreja, volvía a presentir ese dulce aroma y observando Adara con desconfianza, no accedió a beber.

La loba suspiro y sus ojos se encontraron con los suyos.

—Bébelo, no es veneno o algo que te produzca la muerte —Explicó y no pareció convencer mucho
a la chica, observando con desprecio la bebida

—¿Qué... es? —Preguntó

—Una bebida única de la manada, ayuda a sanar los males del cuerpo y otro tipo de enfermedades—Explicó y eso pareció llenarla a un más de curiosidad

Sopló y llevándose la bebida a la boca probó su sabor con desconfianza.

Era completamente distinto a lo que imaginaba, era ácido como un limón y al pasar sentías el sabor del maracuyá, luego se desprendía un fresco de su garganta y pecho, mejorando la respiración.

Sorprendida por lo que bebía, observó a Adara con sorpresa y ella solo sonrió.

—¿te gusta? —Preguntó

No supo responder, era confuso decir que le gustaba cuando ni siquiera sabía que era lo que había pasado por su garganta, probó nuevamente para no confundirse con los sabores y saber que lo que estaba bebiendo era sano.

Bueno, si lo era, sus gustos y sentidos se activaron y bebió todo de un solo sorbo.

Sintió en su garganta una inmensa frescura, era como si hubiera comido hojas de menta o alguna chuchería que tuviera esta especia.

—¿Qué es esto? —Preguntó y está vez su voz sonó mejor

Se sorprendió aún más cuando el nudo en su garganta desapareció y le permitió hablar de mejor manera, llevándose la mano al cuello y tocarlo con cuidado.

—Parece que se te quito la tartamudez

—¡¿Qué bebida de demonio es esa?! —Inquirió sobresalta y con el ceño fruncido se dirigió a la loba

—¡¿Qué bebida de demonio es esa?! —Inquirió sobresalta y con el ceño fruncido se dirigió a la loba

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Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now