XXIX

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Pesadilla

Se sintió observada y al levantar su mirada el alfa se había ido.

«Que idiota» Lo maldijo volviendo a su estado amable

***

En la noche, una gran tormenta espantaba a la manada de una manera brutal, los truenos, relámpagos destellos de luz que se extendían en todo el cielo.

Violet estaba durmiendo tranquila dejándose llevar por el frío, la comodidad y el sonido de la lluvia.

Un rayo y un destello iluminaron su habitación.

Una sombra se posó en su cama y al momento desapareció, en su sueños estaba junto con su padre en París disfrutando del viento cálido en la Torre Eiffel. 

En una noche donde las estrellas se observaban, Violet miraba la ciudad desde lo alto contemplando todo cual esplendor

Su cabello se movía libremente con el viento.

—Violet  —su padre a sus espaldas tenía en sus manos una caja con forrado rojo

—Padre —contestó girando su rostro

—Tengo un regalo para ti —se acercó a ella entregando en sus manos el obsequió, tocó dos veces la tapa de caja para que la abriera y al hacerlo sus ojos brillaron —es un collar hecho con rubíes, el rojo reprenda muchas cosas entre esas la sangre y la pasión —fue tal su aproximación y lo cerca que estaba del borde que tomándola de los hombros la empujo con fuerza

Perdió el equilibrio resbalando y cayendo de la torre a gran velocidad, observaba el cielo como se desvanecía. Al caer el suelo se volvió agua, hundiéndose bajo un gran mar que la acoge.

Sentía una fuerza abrumadora empujarla en lo profundo, el aire se agotaba, su sistema necesitaba oxígeno pero le era imposible abrir la boca, cerró sus ojos abriendo con fuerza desprendiendo de sus labios algunas burbujas al respirar.

Deseaba nadar hacia la superficie perola presión la estaba llevando a la muerte.

La desesperación la toma por completo.

Hasta que tocó piso, cayó con fuerza en la oscuridad mientras una luz desde el cielo la iluminaba, gotas de agua caían como lluvia, su cabello blanco cubrió su rostro sus débiles brazos se apoyaban sobre el suelo.

De su boca no dejaba de salir agua vomitada, su vestimenta era diferente.

Utilizaba una bata blanca rasgada en la parte del abdomen, y el pecho.

—No otra vez —dijo entre lamentos mientras la lluvia seguía

En un momento el agua se transformó en sangre, sangre que cubrió todo su cuerpo.

La piel se le puso de gallina, sus ojos se abrieron, su cuerpo tembló y en sus muñecas cadenas se formaban con la sangre.

Escuchó un lamento, un llanto, su cabeza empezó a dar vueltas y los alrededores empezaron a moverse hasta detenerse en un punto fijó.

Sus ojos entrecerrados temieron a la mujer que estaba parada enfrente, a su lado dos lobos la cuidaban.

Los dos eran blancos, y en sus colmillos y patas tenían sangre, aquellos animales se acercaron a ella tan rápido como la mujer, corría de una manera atroz casi levitando.

Violet se cubrió la vista con las manos temblando al ver como uno de los lobos abría la boca para atacar, pero se detuvo, escuchaba sus garras rascar el suelo.

Abrió sus ojos fijándose en las vestiduras de la mujer.

Eran idénticas a las suyas, la única diferencia es que ella estaba herida de gravedad, su rostro lo cubría un velo que en sus pintas tenía sangre, sus manos tienen cadenas oxidadas como en sus pies.

Una maldición de sangre y dolor On viuen les histories. Descobreix ara