XVI

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Dolor

Duncan sobo su cabeza con suavidad.

—Tengo que irme, pero fue bueno hablar contigo —comentó amable

Asintió con la cabeza y viéndolo salir de la habitación pudo respirar tranquila, sabía que no era bueno que se acercara, no era conveniente acercarse a él por el momento o incluso nunca.

Duncan le daba una mala espina, malas vibras desde que lo conoció; Adara entró al poco tiempo, su ceño estaba fruncido, no dejaba de ver a los lados para luego acercarse a ella y sobar sus hombros.

—Te ves tensa y pensativa, ¿qué sucedió? ¿hablaste bien con el alfa? ¿dijo algo que no debía? —la preocupación en su rostro era evidente y a través de sus ojos podía ver el rostro de su nana

Provocando que sus ojos se aguaran, lo que veía en ella solo era más que amabilidad, calor y amor… no sabía qué era ese sentimiento, pero el ver a su nana en ella solo hizo que su corazón se quebrantará.

Bajo la cabeza, no podía verla a los ojos.

Adara tomó su barbilla y levantó su cabeza.

Un aire de tristeza se prolonga en su rostro, lo estaba evitando, quería evitar que ese sentimiento se notará en su mirada, pero el brillo en sus ojos era más que notorio.

Dentro del corazón de Adara sabía que ella estaba triste, Violet la apartó de ella, la rodeó con frialdad y fue a la cama donde se acostó, tomó una almohada abrazándola con fuerza.

Cerró sus ojos tratando de olvidar… aquel amor.

Al abrirlos su mente estaba en otro lugar, no era la habitación, era otro escenario con pisos de madera, paredes hechas de segmento con una pintura anticuada y un techo hecho de madera, un ambiente humilde.

Salió abriendo la puerta y el viento sopló su cara, su vestimenta era diferente, tenía un vestido azul claro, liviano junto con un listón en el vientre.

Lo que más le sorprendió fue ver su estomago abultado, sus manos temblaron y llevándose las manos con fuerza al vientre analizo cuidadosamente la situación.

—¡Que mierda! —se alarmó al sentir algo moviéndose dentro de él

Escucho pasos detrás suyo, su hombro fue tocado con fuerza, un aliento cálido se asemejo a su oído y respirando lentamente con los ojos abiertos, su ceño doblo, con la piel de gallina giro su rostro levemente.

—Cariño ¿estás bien? Te escuche gritar hace poco —aquel hombre tenía los ojos rojos, sus orejas puntiagudas y las garras eran más que evidentes, masajeo su vientre con suavidad y como si estuviera siendo amarrada no podía moverse —.¿Éste pequeño lobo está maltratando a su madre? —besó su vientre y nuevamente lo acaricio —me encargaré de que no sientas dolor —susurró

Golpeo el vientre de Violet  enterrando  sus garras en él, sentía un dolor abrumador y sofocante, la sangre salió de su estómago, el dolor aumento como si le estuvieran haciendo una cesaría.

Desgarraba su vientre cruelmente, los ojos rojos brillaron y su cara se desvaneció por una sombra, tumbada en el suelo y con el vientre hecho pedazos escucho los lloriqueos de un niño.

Trató de tomar fuerza, pero le era imposible, entre más perdía sangre, un charco debajo de su cuerpo reflejaba la oscuridad de aquel lugar y al ser atravesada con una daga en su corazón terminó cerrando los ojos, muriendo en su sueño.

Al despertar su corazón latió fuerte, la habitación estaba oscura, desolada y con el brillo bajo de la luna sus ojos se distorsionaron en la habitación.

Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now