XIX

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Intentar

Duncan le siguió enseñando durante tres horas más hasta que perfeccionara su tiro, y ahora que lo había conseguido debía utilizar lo aprendido con animales en movimiento.

Tenía experiencia por lo que no sería tan complicado.

Se separaron uno del otro, Duncan le entregó un mapa con el cual guiarse, pero sin una experiencia intermedia y sin conocer aquel terreno le sería casi imposible ubicarse, trato de leerlo; sin embargo, no entendía.

«No logro comprender esto, ni siquiera me puedo ubicar, no creo que sea tan complicado de entender y de escapar»

Lo guardo dejando salir un ligero instinto que había desarrollado cuando no conocía el camino y eso era marcar árboles, con la punta de la flecha tallaba los árboles dirigiéndose a diferentes partes del bosque.

Estaba a punto de marcar otro árbol siguiendo la secuencia, cuando escuchó unas ramas crujir a su derecha, giró su cabeza a esa dirección haciendo silencio.

Observando entre los árboles marcados  un enorme animal con cuernos, unos cuernos familiares.

Se acercó lentamente a él sin alarmarse.

La bestia a la que estaba a punto de enfrentarse era un ciervo enorme, con cuernos gigantescos, que la levantarían y podrían matarla.

Era el espécimen más grande que había visto en su vida.

Se escondió detrás de los árboles frondosos con troncos gruesos que cubrían todo su cuerpo permitiéndole un buen escondite.

Sus ojos se posicionaron en el animal quedando maravillada, su corazón latía con fuerza, no quería hacerle daño, pero el deseo de cazar a ese terrible animal aumentaba.

Sus piernas temblaron ansiosas, y su instinto de caza estaba saliendo.

No se contuvo.

Respiro profundo y estirando la flecha apuntó al cuello del animal, suspiró tranquila y disparó.

La flecha fue lanzada en su punto, logró dañar al animal que corrió desesperado al sentir la flecha en su carne.

Se acercó a ella, guiado de su olor.

Violet corrió a la otra división que no había marcado perdiendo el rumbo, se escondió en unos arbustos para emboscarlo, tomó el arco con precisión esperando ver un punto débil y disparó.

La flecha terminó en su lomo.

Estaba lista para seguir atacandolo, hasta que detrás de ella un enorme lobo negro salto hacia el animal.

Clavo sus colmillos en su cuello, enterró sus garras en su lomo y se aferraba a él con fuerza hasta caer al suelo.

Mordía, masticaba y estiraba la piel del animal hasta dejarlo completamente inmóvil, cuando dejó de moverse supo que estaba muerto; pegó sus ojos en Violet que estaba levemente entretenida con lo que veía, trago en seco y por el color de sus ojos determinó que era Duncan.

—¿Alfa? —preguntó Violet

Tomó una flecha y no dejaba de apuntar al animal defendiéndose, su cabello oscuro, sus ojos del mismo color y sus labios rosados estaban provocando algo en él.

El lobo la miró acercándose, dejó el animal, sentándose tranquilo hasta que ella analizó todo.

La frialdad en su mirada, el miedo alejándose de ella y conteniendo su verdad, estaba lista para soltar la flecha.

Aun así, Duncan transformado en lobo, no hizo nada para detenerla, pero su plan no salió como esperaba 

Solo bastó de unos segundos donde Violet le hizo creer que no lo lastimaría bajando el arco para al final levantarlo nuevamente y soltar la flecha con fuerza.

Una maldición de sangre y dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora