XLII

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Razón

Lo poco de luz que se reconocía en el Norte golpeó el rostro de Darko, el ruido molesto que hacían algunas aves en su balcón más el frío lo obligaron a abrir los ojos.

Sintió un aroma dulce, bajo su mirada fijándose en la humana que dormía en su regazo mientras uno de sus brazos rodeaba su pequeño cuerpo con familiaridad.

Se sorprendió al sentirse cómodo con su presencia, ella se miraba tranquila a su lado.

Quiso pararse con brusquedad para quitarla; sin embargo, no lo hizo, Darko se quedó quitó detallando cada una de las facciones de Violet.

Recordaba vagamente lo que pasó la noche anterior, escuchaba su voz angustiada mientras trataba de quitarle las manos de la cara.

Su apariencia era horrible cuando sus venas se brotaban y se teñian de negro, pero ella no lo vio como un monstruo se esforzó para que se calmara y le canto una canción de cuna que le había gustado.

«Debes estar cansada después de lo de anoche, juro que esto no volverá a pasar» pensó Darko acomodando su cuerpo para no levantarla

Se fijó en su muñeca con el vendaje hecho un desastre, debía sanar, pero no quería interrumpir su sueño.

Lo haría después de despertar.

Él se preparaba para empezar con su trabajo, Violet abrió los ojos con dificultad su cansancio junto con el dolor de su cuerpo se pusieron en su contra para levantarse.

Fueron diez minutos de batalla extensa donde la comodidad la atrapaba, se movía en toda la cama buscando la posición perfecta para volver a dormir, hasta que se vio interrumpida por Darko

—Sí ya terminaste de moverte en la cama. Levántate —dijo de mala manera.

Como habituaba a hablarle

Se quejó en silencio levantándose, su cabello era un desastre, su muñeca dolía y aún estaba cansada.

—No quiero que comentes nada de lo sucedido, te quedaras callada si quieres recibir un buen trato de mi parte, también… —Darko daba explicaciones pero Violet suprimió las palabras del maldito alfa

Estaba concentrada en otras cosas como aquel peso en su interior.

El lobo negro de la noche anterior le recordaba bastante a Duncan, era tal el parentesco entre ambos lobos que fue inquietante como el lobo gris, su nombre era Azrael sus sospechas se bajaron en el primer maldito.

Para que ellos dos se odiaran debía ser por algo.

Sabía muy poco de los indicios de Azrael, pero estaba segura que ese fue el segundo encuentro entre ambos.

Daeko seguía hablando y Violet solo fingía que lo escuchaba

—¿Entendiste?

Levantó la cabeza asintiendo, sin tanto interés.

Después de dar su respuesta busco entre los cajones de su armario un poco de vendaje, tomó su muñeca masajeandola en la zona afectada, a penas lograba escuchar el traqueo determinando que esta lastimada.

Sus manos jugaban con la suya en un masaje que era bueno, se concentró en el movimiento que ejercía para tratar de sanar su muñeca, Darko tomó el vendaje enrollándolo alrededor de su muñeca con fuerza.

De sus labios salió un quejido bajo, llamando un poco la atención del lobo que alzó su mirada para luego renegar con la cabeza.

—Trata de quedarte quieta o no usar esa mano, está realmente lastima y si empeora tendremos que acudir a los doctores de la manada y créeme, ellos no te sanarán —explicó

Una maldición de sangre y dolor Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang