XLI

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Lobos

Se dirigieron a la habitación de Darko donde fue lanzada a la cama apoyándose en su muñeca lastimada, apenas emitiendo un gemido de dolor, el alfa no parecía estar contento.

—¿Qué necesidad hay de que me gruñas? Apenas llevamos una semana de conocidos y siempre me evades, gruñes o me regañas —protesto parándose en frente

—Tú me fastidias, siempre encuentras la forma de hacerlo —respondió Darko

No le gustó lo que le dijo y cruzando los brazos soltó una carcajada con sarcasmo.

—¿Ahora soy fastidiosa?, no has pensado que no eres un buen proveedor, digo, se supone que soy tu mate, pero ese título no es nada para nosotros considerando la situación, también salvé a tu hermana antes de que muriera y ni un gracias he recibido. ¿Quieres saber qué más? También estoy cansada y lo he estado desde hace meses, ¡y nunca me he quejado! —se expresó ante él con una mirada fuerte como su tono de hablar

La mirada de Darko lo decía todo, estaba enojado, no parecía estar muy contento con sus palabras.

Aquel lazo que los unía fue más brillante, la fuerza que los unía aún en sus diferencias no les permitió lo notorio de su unión.

Bajo su ignorancia, la diosa luna se alimentaba, la unión sólo fue un juego para ambos.

El lobo interior de Darko despertó gruñendo, no quería enfrentarlo en ese momento por lo que suprimió su instinto.

—Te perdone la vida, debes estar agradecida. Considera a Crista un agradecimiento por permitirte respirar. Ahora, no me importa lo pasaste en la manada de Duncan, pero debes entender que entre él y yo hay una gran diferencia —explicó acercándose a ella

—¿De verdad? Que extraño que lo digas, nunca lo he visto —cruzó los brazos —a mis ojos eres ese maldito alfa en otra mana… —fue tomada de las mejilla por el alfa para que no terminará esa palabra

No quería escucharla.

Sus palabras lo ofendieron, la comparación con su enemigo era asquerosa; de solo escucharlo de los labios de su mate lo enojaba, pero ¿por qué?

Esta vez su lobo interior despertó, volviendo todo en oscuridad bajo su subconsciente.

—¿Estás celoso? Eso me parece infantil ¿no lo crees? Dices que no sientes nada por ella, pero sabes que el lazo es más fuerte, solo fue una semana Darko, una semana donde te alejaste de ella solo para que la unión se debilitará, no has pensado que la diosa hace más fuerte su unión cada vez que te alejas de ella —su lobo  hablaba desde la sombras, detrás de aquella humana logró ver su ojo abriéndose lentamente

Un hermoso ojo anaranjado como el suyo

—¡Cállate, cállate, cállate! —Darko no supo diferenciar entre la realidad y la fantasía

Aquellas palabras eran dirigidas a Violet con odio, ella pateó su estómago con fuerza; de sus labios logró escuchar un quejido de dolor con su mano se cubrió el esposo observando a la humana con odio.

Intentó tomarla a la fuerza, ella estaba lista para reaccionar; sin embargo, las acciones propuestas fueron dientes antes de poderla tocar la corriente eléctrica envolvió ambos cuerpos bajo su voluntad.

Su brazo izquierdo tomó un color oscuro que cubría gran parte de su cuerpo, la habitación se volvió oscura con una ligera luz que brotaba de lo que parecía el techo.

Darko cayó de rodillas al suelo con sus manos cubriendo su rostro y un animal enorme en su espada que observaba a Violet con intriga.

Su corazón latió con preocupación sabía que él vínculo que tenían era poderoso, imposible de romper gracias a lo que se había formado, como sabía que todo lo que estaba pasado venía de la mente de Darko.

Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now