Una maldición de sangre y dolor

III

Frustración

—¿Quieres una explicación ahora? —Preguntó.

—A mí oficina —Ordenó con voz gruesa y grave.

Violet obedeció, siguiendo a su padre a sus espaldas, la orden había sido escuchada por los sirvientes gracias al eco que se había formado; los pasos por los tacones también se habían escuchado y solo podía respirar esperando que la pelea con su padre no aumentará o provocará disputas entre ellos.

No se molestó en voltear para verla, tenía un orgullo el cual le ganaba a toda costa. La oficina cada vez se acercaba más, era como sí los pasillos se hubieran hecho cortos para entrar a su sufrimiento; trago en seco al escuchar la puerta abrirse y observar a su padre dándole una ligera indicación de que entrara.

Accedió, no le quedaba de otra, al entrar escuchó la puerta cerrándose, camino hasta tomar una silla de madera y sentarse cómodamente para escuchar la cantaleta de un viejo hombre; él se sentó en su silla y pegó sus manos observándola de forma fuerte para intimidarla, Violet solo pudo apretar su cartera.

—Violet, justificate.

Suspiró profundo.

—Me ofendió y me puso el cuerno, ¿quieres saber algo más? —Inquirió.

—¿Había necesidad de golpear a la chica? —Volvió a preguntar y sus palabras la dejaron desconcertada.

—Yo no la golpeé —Contestó segura.

Él suspiró y se masajeó la sien, tomó su celular para buscar el chat de la suegra de Violet, Victoria Villin, quien había mandado un largo mensaje.

Entregó el celular esperando ver la reacción de su hija.

Sus ojos apenas se abrían con los tres primeros renglones del chat.

—Quiero hacer una pequeña petición, bueno más que una petición es una orden que nuestros hijos deben aceptar. El matrimonio entre Violet y Steven se llevará a cabo, a usted y a mí nos conviene; se dé algo que usted tal vez se enterara en un futuro, pero no quiero afectar nuestra relación, si quiere podemos hacer que él matrimonio sea abierto, están casados, pero pueden tener relaciones extra maritales, solo deseo que usted no cambie su idea y que estemos de acuerdo con esto. Nuevamente, disculpe por las molestias causadas por mi hijo —Un chat largo, que molestó a Violet

Sus ojos se abrieron al leer todo, ¿acaso estaba bromeando? Steven lo trato de la peor manera posible y ahora están pidiendo que el matrimonio se realice, sólo por conveniencia y por dinero.

Esa es una de las más grandes estupideces que había escuchado durante toda su vida.

—Bueno, al menos ya sabes que debes hacer. Ahora ve a dormir, mañana te reunirás con Victoria para ver tu vestido de novia —Dijo y al mismo tiempo el escritorio fue golpeado

—¿Es una broma? ¿quieres qué me case con él aun después de meterme el cuerno? ¿Sabes que solo quiere nuestro dinero?

—Sí y aun así te vas a casar.

—Estar bromeando Derek Sallow, nos quieren quitar el dinero a los dos, si me divorcio de él tengo que darle la mitad de nuestros bienes, ¿estás de acuerdo? —explicó sobresaltada y a él no le importó mucho ese hecho.

Respiro profundo, ya sabía que Violet iba a contestar de esa manera, para él no era una mentira eso, pero lo que estaba haciendo solo era una pequeña unión gracias a que los Villin tenían algo que a él le interesaba, un poco más que su propia hija.

—Vete ahora, ya sabes que debes hacer y bajo qué régimen está siendo criada, no quiero escuchar más palabras tuyas por hoy —Habló Derek con ira y un ligero ronque en su voz.

Apretó sus dientes y frunció el ceño para luego irse, abrió la puerta y la cerró con fuerza, caminó con paso fuerte y rápido a su habitación donde antes de llegar hizo una pausa a mitad de camino, bajando su cabeza y apretando sus puños.

Su sangre hervía de ira y todo su cuerpo era un confort de emociones encontradas las cuales solo eran una rama de ira, lágrimas salieron de sus ojos seguido de un impulso aullante de rencor, ¿había algo que a su padre le importaba? No parece que no.

***

Derek en su oficina, se había quedado dormido después de un largo día de trabajo, y una pequeña disputa con su hija, su respiración era lenta y controlada, cuando después de cinco minutos, se levantó sobresaltado sudando y con la pupila dilatada.

Sus ojos estaban rojos, las gotas de sudor bajaban por su frente y un dolor en su brazo izquierdo lo invadió.

Su respiración ya no era controlada, estaba desordenada, y todo su cuerpo dolía, la luna esa noche estaba llena y lograba iluminar la habitación, giró su rostro y la sombra de su perfil se hacía notable.

Sus ojos estaban distraídos en el marco de la ventana y en la cortina; se levantó y cerró las cortinas haciendo que la habitación se oscureciera por completo, encendió la lámpara de su estudio y la luz amarilla que provenía de ella iluminó una parte del escritorio, buscó en sus cajones una pequeña libreta de forrado de cuero y la abrió.

Teniendo como título, "Los descendientes malditos" en aquella libreta se contaban las crónicas de todos los hombres de la familia Sallow que nacieron con una marca de un lobo la cual era la representante de una maldición.

Busco entre las hojas del libro un nombre en específico, Azrael, empezó a leer su capítulo el cual solo contaba con una hoja de escritos importantes, los cuales compartía con su hijo Damián.

Su hoja traía un par de palabras las cuales servían como un conjuro para calmar el dolor.

—ĄŚĪŅŤƏ ĐŪĻŒŔ VĂý Đœłøřý —Termino de decir aquel conjuro para poder quedar en paz con su brazo y el dolor fue disminuyendo, recayó en el sofá y respiro profundo, cerrando los ojos y dejando que su cuerpo se acomoda, entre abrió los ojos y se los frotó con las manos —¿Hasta dónde puede llegar con mis mentiras? Acaso, ¿estoy haciendo lo correcto para salvarla? O la estoy condenando.

La imagen de Violet vino a su mente como las palabras de un personaje, las cuales fueron:

—Su cabello blanco será, sus ojos rojos se volverán y su sangre se derramará —Esas palabras nunca las sacaría de su memoria.