XXXVII

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Distintos

—¡Eso es imposible! Me estás jodiendo. No debe haber una unión tú y yo somos diferentes. 

—¿Crees que no lo sé? Tú eres mi enemigo —Habló con sarcasmo ante ella y la daga se enterró más

—Es estúpido, me estas jodiendo y es evidente que me estas mintiendo. Tú enemigo es Duncan ¿que tengo que ver yo en todo esto? —Violet tenía el ceño fruncido

—La maldición, te suena eso niña estúpida —su voz fue profunda

Ante aquel insulto Violet tomó el cabello del alfa, aferrándose a él para verlo a los ojos.

—Dime qué tiene que ver la maldición es todo esto. Nunca se me mencionó que debía morir a tus manos —se miraron fijamente perdidos en el brillo de ambos

Hasta que el agarre de Viole disminuyó y el alfa tomándola del cuello la giró de la misma manera en la que ella lo había hecho, acomodando una de sus garras en su cuello.

Violet aún tenía la daga presionada contra su cuello, y hasta que él no la soltara ella tampoco lo haría.

—Adara supo jugar contigo, te menciono parte de la maldición pero no te dijo que yo debía matarte para ser libre —declaró Darko

Los ojos de Violet se abrieron al escuchar esas palabras, Adara la loba que la ayudó en el Occidente técnicamente la había mandado a un matadero usando a su hijo y Alex para poder cumplir la maldición del alfa de la manada que Duncan deseaba.

Estaba enojada por ser tan ingenua.

—Apártate, o te mato —volvió amenazar

—¿De verdad vas a matarme? Yo te perdoné la vida cuando debí matarte, además no olvides de parte de quien depende tu estadía y a quien le perteneces ahora. Niña estúpida —su garra se presiono con tras su cuello

Un dolor sofocante dañaba su garganta, sintió las demás garras aferrarse a su piel a lo largo de su cuello, al sentir su filo fue bajando la daga cuidadosamente, una de las manos del alfa tomó sus manos apretándole con fuerza.

Soltó la daga lentamente, lamentándose ante sus actos, Darko al ver la daga la tomó volviéndola a guardar.

— Quieres saber algo niña estúpida —sus palabras fueron severas ante ella —mi único enemigo eres tú, pero también eres mi mate si yo quiero vivir tu debes morir —Darko tomó las cadenas levantándose de encima y tirando de ellas para que Violet también se levantara

—Eres el ser más insoportable que he visto, ni Duncan llegó a tanto —comentó con el ceño fruncido y una mala cara

—Lamento decepcionarte hermosa, pero yo no soy Duncan —contestó tirando de las cadenas para que caminara

En ese momento mientras daba pasos con la cabeza baja, Violet se sentía una esclava, ante él era su pareja y tal vez eso explicaba los latidos de su corazón, pero estaba decepcionada.

Esperaba más, parecía que aquel alfa era de todo menos cariñoso, como Duncan. 

 

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Una maldición de sangre y dolor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora