XLIII

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Mentiras

Tuvo que llevársela a su despacho donde le explicaría lo sucedido, Verena estaba sentada con ira en su ser con vergüenza como sentimiento intermedio, apretaba su vestido bajo la mesa.

su mirada fuerte no se despegó de él.

—Explícame que paso —ordenó con voz grave y fuerte

Cuando usaba ese tono, ella no estaba hablando con su hermano, estaba hablando con el alfa de la manada.

—Yo… Ella —no supo cómo iniciar la conversación hasta ver al alfa a la expresión del alfa —estábamos o ella estaba. ¡Al carajo, deja de verme así! —protesto antes de poder explicar y su paciencia se estaba agotando —bien, ella estaba viendo el cuadro del alfa Sköll y la reina Accalia, dijo él era un idiota, que merecía la maldición por ser metido por lo tanto nuestra manada merecía estar maldita y que no sentía nada por nosotros, que deseaba que murieran, que murieras —explicó

Darko frunció el ceño, Verena no era una loba mentirosa por lo que sus palabras eran ciertas.

Se enfureció tanto que sus ojos brillaron y la idea de cumplir la maldición lo estaba matando con lentitud.

Fue tal su enojo que al salir de la habitación dejó un mar de feromonas esparcidas por todo el lugar.

Sus feromonas se impregnaban en los pasillos al caminar, los sirvientes tuvieron que cubrirse la nariz para no ser afectados por su olor penetrante.

Busco el dulce olor de la humana, encontrándose con su presa en la biblioteca.

Entró enfurecido a esa habitación para encontrarla leyendo un libro al cual se le caían las hojas, la humana tenía una mirada fría, seria, algo intimidante para su rostro, sus ojos rojos brillaban como rubíes, su cabello blanco le estaba dando un aire de un hermoso ángel demoníaco.

Cerró la puerta con seguro para acercarse a ella a paso lento , casi en un tono de ataque gruñendo con cada paso, Violet solo lo seguía con la mirada.

La tapa del libro que sostenía en sus manos era dura de un color rojo que se estaba despigmentando con los años, tenía algunas hojas sueltas que en cualquier momento podrían caerse.

Darko reconoció aquel libro gruñendo con más fuerza, sus miradas batallaban con fuerza al brillar.

—¿Qué pasa alfa? Se nota enojado —preguntó Violet con sarcasmo fingiendo interés

—Como que me dieron ganas de hacer realidad los deseos de la luna —gruñia sanando sus garras, las venas de sus manos brotaron

—Interesante, y a mí me dan ganas de defenderme atacando —contestó fulminando con la mirada

Lanzó el libro dejándolo a unos cuantos metros de los dos, acomodó sus brazos contra su cara separando las piernas en una posición natural de pelea.

Pensó que sería sencillo, por lo que lanzando un puño a la cara de la mujer analizaba su mirada hasta que su brazo fue tomado con fuerza atrayéndolo a Violet.

Saltó enredando sus piernas en su cuello haciendo que todo el peso de su cuerpo cayera sobre él, logrando así la desestabilidad de su oponente, cayendo al suelo.

Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now