XL

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Castigo 


Sentado en su trono con una mirada seria y fuerte, apretaba sus puños mientras tenía al frente a cuatro de sus lobos arrodillados como si él fuera una autoridad divina.

Duncan los miraba con desprecio, pensando en que lobo iba a interrogar primero.

Escogió a Adara.

Loba que tenía una mirada seria ante él, ordenó que se levantara, con suma elegancia obedeció sin mostrar una pizca de miedo.

—¿Fuiste tú quien envió a la humana a la manada del Norte? —inquirió Duncan con ese brillo asesino en sus ojos

—¿Qué te hace pensar eso? —devolvió la pregunta con autoridad

—Adara, no colmes mi paciencia —se levantó de su trono acercándose a ella —dime la verdad —amenazó

—Pero si ya sabes la verdad, ¿quieres que le diga la verdad a toda la manada? ¿a eso se refiere alfa? —comentó Adara

En un acto rápido su cuello fue tomando y apretado con fuerza, Oliver y su hermano estaban a punto de levantarse para defender a su madre.

La impotencia los gobernó al ver la mirada de su madre, la señal de que no hicieran nada, que no cometieran una estupidez.

Zander, hermano de Oliver no quería obedecer a su madre, la ira que recorría sus venas lo estaba matando, el veneno en su boca y el odio en su mirada era una carga que necesitaba expulsar.

Sus deseos de matar a Duncan se hicieron más fuertes, pero antes de poder levantarse, su madre fue soltada; la escuchó toser un par de veces.

Los mechones que recaen en su cabello le permiten ver al alfa como una sombra al cual los ojos le brillan.

Su lobo interior gruño al verlo acercarse a ella y tomar sus mejillas con fuerza, Adara no quería verlo bastaba con escucharlo.

Además de negarse a brindar información sobre el paradero de Violet.

—¿Fuiste tú quien le comentó a ella sobre Crista, verdad? —preguntó

—¿Cómo iba a saber yo que Crista estaba viva?, cómo iba a saberlo cuando todo el tiempo estuve a tu disposición —contestó con voz seria

Fue soltada por el alfa con fuerza, escucho sus pasos dirigiéndose a Oliver algo que la alarmó.

—Oliver, tú fuiste el último en ver a Violet y Alex, dime ¿esa perra es la culpable de que se haya ido a esa manada?

Recordó las palabras de Alex, su rostro y la seguridad con la que habló, por lo tanto contestó:

—Así es, Alex era la única que tenía acceso al criadero, después de mí claro, pero aún no me explico lo de Crista. Tal vez haya sido ella quien  la liberó, quien sabía que Crista estaba viva —explicó O

Duncan tenía una mirada inquietante en su rostro

Sus garras se hicieron más grandes para ser lanzadas al guardia, el olor que bajaba por su herida Adara lo reconoció, girando su rostro con miedo.

Su cachorro estaba tumbado en el suelo con una de sus manos en su mejilla mientras regenera su herida.

—Bastardo, no te creo nada —dirigió su mirada al segundo hijo de Adara —Zander, como fuiste tú el que ayudó a secuestrarla ahora harás lo mismo, irás con el mismo escuadrón a buscar a Violet a esa manada. ¡No me importa si está prohibido! Pero quiero a esa humana en mis manos, prepárate —anuncio Duncan

Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now