XXVII

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Cambios

Dione en su habitación aplicaba un poco de maquillaje en su mejilla para que la herida no fuera notoria.

Cubría con base y rubor partes de su cara para dar algo más natural; sin embargo, al verse al espejo mientras se maquillaba recordaba una versión más joven.

Como era de directa, de sobrevivía, llena de autoridad y todo lo que había estado opacado desde… que… Ella…

Su mirada se veía apagada y aunque fuera una bofetada, el golpe le causó gran impacto al ser su piel tan fina, en cuestión de segundos se enrojeció y tomó un color un tanto morado.

A través de su mirada podía ver a su madre, recordando una y mil veces lo que debía hacer si un hombre le ponía las manos encima.

»—Dione —decía con voz suave mientras le cepillaba el cabello  —si un hombre llegase a tocarte, golpearte o siquiera gritarte, pégale en los huevos, romperé los huesos y vete de su lado, no te merece y busca algo nuevo. No importa lo que tu padre te diga, entiendes mi cachorra  —las palabras de su madre resonaron en su cabeza, mientras cepillaba su cabello, la pequeña loba de ocho años solo afirmó con la cabeza«

Una lágrima bajó por su mejilla al recordar a su madre y cubriendo su boca tratándose un grito intenso.

—Perdóname, madre —pronunció en voz baja

Violet estaba con Adara, Isis y Alex, las tres lobas conversaban sobre música mientras la humana se perdía en el limbo de sus pensamientos

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Violet estaba con Adara, Isis y Alex, las tres lobas conversaban sobre música mientras la humana se perdía en el limbo de sus pensamientos.

Recordaba la mirada de Dione, el miedo que sentía con la mirada de Duncan, en ese momento comprendió lo diferente que podría llegar a ser.

Adara notó lo perdida que estaba y bajando la mirada trato de ver sus ojos, pero se le imposibilito, chasqueo sus dedos un par de veces hasta que le puso atención.

—¿Qué te pasa? ¿te encuentras bien? —preguntó con preocupación

—Nada, solo me quede pensando en... —estaba a punto de decir el nombre la reina, pero se detuvo y la primera cosa que vino a su mente fue —La Luna, estoy pensando en La luna

—Que interesante, ¿quieres saber sobre nuestra religión? —inquirió Alex

—Sí —contestó

—¿De verdad sientes curiosidad por nuestra religión? —Adara con una ceja arqueada se dirigió a ella,  no creía lo que acababa de escuchar

—Sí, creo que es bueno entender sus creencias primero, su historia y sus tradiciones son increíbles, además de que sería un gran paso para mi educación. Podrían decirme que le celebran a la luna —comentó segura de sus palabras para que no sospecharan

A ellas les pareció divertido lo que acaban de oír y con una sonrisa amable se acercaron más a Violet, casi acorralandola.

—Lo primero es saber hablar, lo segundo ir a la catedral del castillo —comentó Isis

Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now