XXXIV

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Unidos

En la manada del Norte, Darko su alfa tuvo una pequeña conferencia con su madre, la ex reina de esta misma.

Era una mujer hermosa que a pesar de los años se veía joven, reluciente y llena de vida, no aparentaba lo que tenía o cargaba.

Bebían un poco de té con aperitivos hasta que la tranquilidad se vio destruida por un guardia que entró sin previo aviso a la habitación azotando la puerta.

Se ganó la mirada de aquellos dos nobles con enojo, aquel lobo apenas podía contener la respiración, estaba sudando, sus piernas temblaban tanto como su cuerpo.

—La… mentó… la… interrupción —dijo entre jadeos —pero… hay noticias… alfa

—¿Qué noticias? —inquirió Darko con voz gruesa

—La princesa Crista ha regresado, ¡está viva y mal herida! —termino de hablar

Darko junto con su madre salieron corriendo en busca de la princesa.

Eran guiados por el guardia hasta que su olfato sintió un aroma dulce pero metálico provenir de una las habitaciones del castillo.

Él aceleró el paso sobrepasando a su madre, azotó la puerta encontrándose con varios médicos que trataban de salvarle la vida.

Los ojos de la madre de Darko se aguaron al ver a la princesa, pronto las lágrimas empezaron a salir de sus ojos.

—Mi cachorro está viva —su corazón latió con fuerza acercándose a Crita

Ella apenas reaccionaba a las palabras de aquella que era su madre.

Darko trago en seco al ver a su hermana menor, no esperaba encontrarla así, sintió impotencia e ira y sus ojos pronto se tomaron rojos.

Giró su rostro para ver al lobo que había anunciado la noticia.

—¿Quién la trajo? ¡¿Dónde estaba?! — preguntó sobre exaltado, miró a los médicos con enojo —¡¿Por qué no la sana?! —mostró sus colmillos

—Alfa, por favor no grite, ella está muy mal. Pido que nos dejen solos para sacarla, no queremos a nadie aquí —una mujer comentó con voz tranquila mientras ellos preparaban los remedios que serían ingeridos a Crista

Con esa pregunta contestada las vibras del alfa cambiaron, volvió a ver al guardia con el ceño fruncido.

—Me gustaría decirlo en otra parte —contestó

Darko entendió, observó a su hermana moribunda, con su mirada y mano le indico a su madre que salieran de la habitación.

Ella se negaba a soltarla, pero fue Darko quien la tomó de los hombros guiadola hacia afuera, para que ellos pudieran terminar con el trabajo.

Sentada en el suelo, con lágrimas en los esos se quedó esperando noticias, al poco tiempo la hermana del medio de Darko se acercó atraída por la noticia.

—¡Darko! —lo tomó de los hombros con sorpresa —¿es cierto? ¿Crista está viva? —inquirió

Él asintió con la cabeza, luego observó a su madre para darle la indicación de que se quedara con ella, a lo que la loba aceptó.

Una maldición de sangre y dolor जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें